Vuelvo a Pau Casals y ahora sospecho. No se trata de ningún recelo referente al gran violonchelista sino respecto a las suites para violonchelo solo de J.B. Bach.
Ya hace tiempo que sospecho que las seis suites no fueron escritas originariamente para violonchelo y que fue Pau Casals quien las transpuso o adaptó para su instrumento.
Sabemos que muchas de las obras de Johann Sebastian Bach carecían de indicación respecto a la instrumentación, que muchas veces se limitaba a indicar un conjunto instrumental sin especificar el número de instrumentos y que en muchas ocasiones sus obras son experimentos para ser interpretados con una formación musical u otra, según la disponibilidad del momento.
He pensado que las suites para violonchelo fueron escritas también como un experimento sobre un timbre de cuerdas graves, o algo afinado a quintas que podía parecerse a un violonchelo. En estas suites nos encontramos con afinaciones diferentes a la natural del violonchelo que es: do, la, re, sol.
No pienso en la viola da gamba, aunque Bach fuera un notable violagambista, pues la resonancia y brillo de las suites no concuerda con la sutil morbidez de la viola da gamba.
En la suite número 5 (BWV.1011) en do menor nos encontramos que el instrumento debe afinarse a sol, re, sol, do, lográndose de esta manera unas resonancias que un violonchelo, en su afinación natural, no consigue. Se trata de una suite para ser tocada con un violonchelo “scordato”, esto es una forma diferente de la habitual, afinando la primera cuerda (la) un tono por debajo de lo normal (sol).
Total un experimento, nada raro, pero experimento al fin y al cabo.
Por otra parte, la suite número 6 (BWV.1012) está escrita para un instrumento de cinco cuerdas que durante mucho tiempo fue descrito como si fuera la "viola pomposa", y cuya invención se atribuía sin razón a Bach. Más aguda que las otras cinco suites, sin duda ésta fue pensada para un violonchelo piccolo de cinco cuerdas (de aguda a grave: Mi, La, Re, Sol, Do). Esta suite es la más difícil de tocar en un violonchelo normal. Otro experimento.
No existe manuscrito autógrafo de estas suites, sino varias copias debidas a Anna Magdalena, segunda esposa de Johann Sebastian, a Westphall y a Johann Peter Kellner, organista y amigo de Bach.
Y aunque es habitual creer que Bach compusiera estas obras para dos violonchelistas de la orquesta de la corte de Cöthen: Bernard Linigke y Karl Ferdinand Abel, Nos cuesta creer que las suites fueran composiciones originarias destinadas a violonchelo.
Pues bien, sean experimentos o invenciones para cuerdas graves, el caso es que Pau Casals las ordenó y nos mostró con absoluta maestría este monumento sonoro.
Bendita adaptación la de estas suites que tanto admiro y que me han proporcionado momentos de verdadero goce estético.
Ya hace tiempo que sospecho que las seis suites no fueron escritas originariamente para violonchelo y que fue Pau Casals quien las transpuso o adaptó para su instrumento.
Sabemos que muchas de las obras de Johann Sebastian Bach carecían de indicación respecto a la instrumentación, que muchas veces se limitaba a indicar un conjunto instrumental sin especificar el número de instrumentos y que en muchas ocasiones sus obras son experimentos para ser interpretados con una formación musical u otra, según la disponibilidad del momento.
He pensado que las suites para violonchelo fueron escritas también como un experimento sobre un timbre de cuerdas graves, o algo afinado a quintas que podía parecerse a un violonchelo. En estas suites nos encontramos con afinaciones diferentes a la natural del violonchelo que es: do, la, re, sol.
No pienso en la viola da gamba, aunque Bach fuera un notable violagambista, pues la resonancia y brillo de las suites no concuerda con la sutil morbidez de la viola da gamba.
En la suite número 5 (BWV.1011) en do menor nos encontramos que el instrumento debe afinarse a sol, re, sol, do, lográndose de esta manera unas resonancias que un violonchelo, en su afinación natural, no consigue. Se trata de una suite para ser tocada con un violonchelo “scordato”, esto es una forma diferente de la habitual, afinando la primera cuerda (la) un tono por debajo de lo normal (sol).
Total un experimento, nada raro, pero experimento al fin y al cabo.
Por otra parte, la suite número 6 (BWV.1012) está escrita para un instrumento de cinco cuerdas que durante mucho tiempo fue descrito como si fuera la "viola pomposa", y cuya invención se atribuía sin razón a Bach. Más aguda que las otras cinco suites, sin duda ésta fue pensada para un violonchelo piccolo de cinco cuerdas (de aguda a grave: Mi, La, Re, Sol, Do). Esta suite es la más difícil de tocar en un violonchelo normal. Otro experimento.
No existe manuscrito autógrafo de estas suites, sino varias copias debidas a Anna Magdalena, segunda esposa de Johann Sebastian, a Westphall y a Johann Peter Kellner, organista y amigo de Bach.
Y aunque es habitual creer que Bach compusiera estas obras para dos violonchelistas de la orquesta de la corte de Cöthen: Bernard Linigke y Karl Ferdinand Abel, Nos cuesta creer que las suites fueran composiciones originarias destinadas a violonchelo.
Pues bien, sean experimentos o invenciones para cuerdas graves, el caso es que Pau Casals las ordenó y nos mostró con absoluta maestría este monumento sonoro.
Bendita adaptación la de estas suites que tanto admiro y que me han proporcionado momentos de verdadero goce estético.
Resucitó las partituras de Bach, las reinventó y con las suites tocada por Casals hemos tocado el cielo muchas veces.
ResponderEliminarUn saludo
Amaltea, las suites son una de esas maravillas que justifican la existencia humana.
ResponderEliminarUn auténtico placer.
Salud