martes, 23 de junio de 2020

Desconfinamiento y parada

Retrato de Andrea Odoni por Lorenzo Lotto (1527)


Ha terminado el tiempo de confinamiento. Haya o no haya microbio, ahora ya parece que podemos campar a nuestras anchas por todas partes.

Más o menos adaptado a la reclusión física, ahora, cuando empieza el verano, he decidido otorgarme una temporadita de reclusión virtual.

Hago un receso.

Hago una pausa en este blog. Estaré un tiempo sin publicar nada.

Volveré y ya nos saludaremos.

lunes, 22 de junio de 2020

La realidad

Es tangible e íntima a la vez, la realidad nos envuelve, se puede pesar y medir, afecta nuestros sentidos y nuestro pensamiento y si éste está sumido en ensoñaciones o padece del mal del simbolismo, la realidad acude para poner las cosas en su sitio.

El principio de realidad limita el embobamiento, nos hacer ver que los sueños solo viven en el silencio de la noche.

La realidad supera la ficción, siempre lo comprobamos después de leer y observar.

Cuando el principio de realidad se hace patente deja a muchos llorando por los rincones, son aquellos que se encandilaron pensando en la frondosidad de una Arcadia ubérrima. Esperaban recoger las frutas jugosas del huerto de la Utopía y la realidad les demuestra que ni huertos, ni frutas y ni mucho menos las arcadias que alguien les prometió.

El milagro más extraordinario y excepcional de nuestra vida no es otra cosa que la manifestación explosiva de la realidad desprovista de hojarasca estéril y conservadora.

¡Qué nuestros maestros enseñen a los jóvenes el valor de la realidad y que les digan que sólo ella confirma la concepción del mundo!

jueves, 18 de junio de 2020

La diversidad de los sonidos




Diálogo on line con la compositora y arquitecta Anna Bofill 
sobre 
la dispersión y confusión en la música de hoy.

martes, 16 de junio de 2020

El relojero

 Fermall. Ramon Puig Cuyás

El reloj de la historia no se detiene. Sus saetas han señalado todo tipo desgracias y sigue la cuerda. Tic tac, tic tac…

La historia es un mal negocio y las calamidades siguen. Cuando se entrecruza un momento fugaz de felicidad el minutero sigue.

Iluminados, gurús parlanchines, ingenuos de buena voluntad y otros embaucadores han propuesto detener el reloj de la historia. Así, evitarían que ocurrieran nuevas desgracias. Acomodados, ya no vendrán peligros nuevos.

Ahora la tarea la tiene el relojero especializado en paralizar las manecillas. Es un profesional avezado en la anti-relojería. Es el apañarrelojes de la inmovilidad. Utiliza herramientas de precisión, toquetea engranajes y esferas, pero el reloj no se detiene.

Tic tac, tic tac, tic tac…

Las agujas van señalando las horas de las estafas y de los engaños. En cada ciclo del tiempo, la barbarie se perfecciona. 

A pesar de la habilidad del profesional de la anti-relojería y su empeño en parar el tiempo, el vaivén del péndulo no se detiene y la inquina y las desgracias aparecen una y otra vez.

En cada ciclo horario, el apañarrelojes presenta su minuta de honorarios: horarios y honorarios, minutas y minutos, todo se sucede en el eterno giro de la noria del tiempo.

Mientras, el iluminado va convenciendo a todos que vendrá un tiempo mejor donde los relojes marcarán la hora de comer caviar y habrá caviar para todos y la hora de tomar un vermut y habrá vermut del bueno para todos.