viernes, 30 de septiembre de 2011

El secreto del viaje romántico

Imagen: Francesc Cornadó. Llibreta Negra.(QN48)
-despieta, la voz nos llama-


A finales del siglo XVIII el sentimentalismo y las lágrimas no habían marcado aún surcos en las caras pálidas de las adolescentes. Sumido en las neblinas espesas, el Romanticismo inicial sólo se debatía entre la ensoñación y la filosofía.


Novalis, Von Kleist e incluso Hölderling conservaban todavía una reminiscencia neoplatónica que les hacía buscar, entre los bosques de otoño, la sustancia espiritual de la naturaleza.


Las lágrimas vendrán más tarde, con los viajes de invierno, con los nocturnos de Hungría, en las cartas heladas de los amores lejanos y sobre todo en los pasos tristes del Wanderer.



Rosenblüthchen, buena muchacha,

se ha vuelto ciega;

piensa que su madre es Hyacinth

y a ella se abraza corriendo;

se da cuenta, sin embargo, que es otra cara,

y fijaros: nada la asusta

y continua como si nada pasara,

besándola, con besos cada vez más fuertes.


Novalis, Los discípulos de Saïs

lunes, 26 de septiembre de 2011

Bronzino


Agnolo di Cosimo, llamado Agnolo Bronzino
Retrato de Ugolino Martelli, 1536

En 1536, cuando Agnolo di Cosimo conocido como Agnolo Bronzino pintó el retrato del joven Ugolino Martelli, el esplendor de la república de Florencia se había apagado.

El rostro del aristócrata Ugolino Martelli es un manifiesto de la melancolía que se cernía sobre las cúpulas de Florencia, el porte del joven estudioso es la personificación de la tristeza del cinquecento.

Ugolino era un joven culto, parece ser que era un estudioso de la lingüística, que Bronzino lo retrató vestido de negro, como vestía Francesco Borromini y el emperador fundamentalista Felipe II, lo representa en el interior de un palacio florentino, rodeado de arquitectura áulica y con una escultura clásica al fondo, apoyando sus manos en sendos libros. Tras su aspecto frío y distante se esconde una reflexión: ya no es posible que surja un proyecto que transforme el mundo. El neoplatonismo está agotado y la ideología de la Contrarreforma ha aplastado el sueño renacentista.

El hombre del siglo XVI está dispuesto a seguir los consejos de Castiglione que recomienda al cortesano que se muestre distante, raccomanda di essere un altro, que “sea otro”.

¿Cabe aún la esperanza de que aliento y desilusión puedan mostrarse a la vez? El quietismo de Ugolino Martelli expresa la ruptura entre el aliento esperanzado y la desilusión. Ante esta dualidad, con una mano sobre un libro cerrado y la otra sobre un libro abierto, el joven aristócrata florentino opta por el silencio, por la no acción.

Si cambiar la realidad ya no es posible, miremos Florencia en el ocaso de Renacimiento y preguntémonos hoy -en 2011- por el alejamiento de la realidad y la renuncia a cualquier proyecto.

El florete


El uso del florete requiere saber geometría
del espacio y del plano, conocer las tangencias
y trazados regulares, dibujar paralelas
y hacer segmentos al viento como líneas rutilantes.

Es de gran eficacia la tirada adelante
lanzada a doble golpe si quieres asesinar.
El primer toque hiere y, si el rival se inclina,
hay que echar la segunda tirada como si fuera un axioma

directamente al corazón y clavar muy adentro.
Si vas a emprender un duelo de sangre preliminar
con un solo golpe basta para resolver la lucha,

es coreografía, es un arte elegante
que tiñe de color rojo el honor del vencido
y el estéril orgullo del invicto criminal.


traducción del catalán del poema
El floret
de Eines de Tall
del libro DOBLE TALL

Pasos de pedernal


Imagen. Llibreta Negra (QN63). Francesc Cornadó

Este caminar azaroso, pasos de pedernal una noche tras otra.
El rumbo impreciso en dirección a las Indias Galantes. La odisea hacia el espacio, en esto consiste la ruta, una flecha con arco tensado disparada más allá del infinito.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Bacía o yelmo

Andan entre nosotros siempre una caterva de encantadores que todas nuestras cosas mudan y truecan...

Imagen. Francesc Cornadó. Llibreta Negra

y así, esto que a ti te parece bacía de barbero, me parece a mí el yelmo de Mambrino, y a otro le parecerá otra cosa.

El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha.
Miguel de Cervantes Saavedra

sábado, 24 de septiembre de 2011

La nueva vida de Tamara Lempicka


Tamara Lempicka. Retrato de Madame M.

Fue un hervidero. Eran tiempos de agitación formal. Cada artista daba su opinión ante la convulsión política de la primera mitad del siglo XX. Los ismos que surgieron en cascada, arrollando a diestro y siniestro, reflejaban las diferentes ideologías sociales de la época. El caldo que se calentaba debía rebosar tarde o temprano, y fue así: la Primera Guerra Europea, la Revolución de Octubre y tantas desgracias, y tantas proclamas y tantos "apañamundos" que proponían una u otra receta. Los artistas, sensibles a tanta convulsión, iban promulgando manifiestos y propuestas. Las diferencias sociales y económicas tenían su reflejo en el arte.

No hubo suficiente con la desgracia de la Gran Guerra, los conflictos sociales continuaron entre guerras y el arte se hacía eco de toda la jarana.

El Movimiento Moderno, en sus formas más o menos racionalistas parecía destinado a ser la voz de la social-democracia de la República de Weimar o de los socialismos más o menos utópicos.

En medio de arrebatos políticos, los futuristas proclamaban el encarcelamiento de la Victoria de Samotracia y hacían la exaltación de la velocidad, del maquinismo y del fascismo. Para imponer el funcionalismo sobre el decorativismo, Adolf Loos declaraba que todo ornamento es delito.

El Art Decó, que mostraba el último aliento de la Secession vienesa, se erigió como la expresión genuina del lujo de los locos años veinte.

En medio del desorden decadente de los años felices, Tamara Lempicka fue la sofisticada representante de los círculos de la burguesía más rica y de la nobleza lábil que ya estaba a punto de caer. La alegre sociedad que asistía a los saraos adquiría los cuadros de esta pintora célebre en la Europa de los años treinta, y los más ricos pugnaban para ser retratados por Tamara. Su fama fue efímera y fue declinando hasta caer en el olvido cuando llegó la Segunda Guerra Mundial.

La artista sofisticada, la mujer admirada en las fiestas del gran mundo de la época de entreguerras fue sólo la sombra lejana del icono del Art Decó.

La estrella se eclipsó, el Arte Decó se instaló en Nueva York, en las paredes del Crysler y del Empaire, que soportaban los bajorrelieves con las alegorías del Trabajo y de la Industria o las antorchas de bronce colgadas junto a los ascensores que proclamaban la libertad y el sueño americano.

Mientras Marlene Dietrich lloraba bajo los tilos de Berlín, Tamara Lemplicka, ya convertida en baronesa, se refugiaba entre sábanas de satén lejos de Europa, abominando contra los pobres, ejerciendo en los Estados Unidos de dama del gran mundo. Quién sabe si fue por de los excesos o por los efectos de algunas sustancias, la figura de Tamara se arruinaba poco a poco a la espera de que algún noble o burgués la rescatara del olvido.

No fue, sin embargo, hasta 1972 que una exposición en París la hizo famosa de nuevo, rememorando un fantasma que venía de atrás de la cortina gris de los años de la depresión, que venía de la sensualidad, del erotismo y de aquello que parecía moderno en los felices años veinte.

Pero lo que en Europa son remembranzas o fantasmas, puede convertirse en espectáculo al otro lado del Atlántico. Siempre hay un summus pontifex dispuesto a montar el show-business del arte o de la miseria.

Y efectivamente, aquella Tamara Lempicka que fue el reflejo de una época vigorosa y mezquina, de unos años de opulencia, degradados y obsesivos y representante de un grupo de ricos intelectuales depravados, abyectos, atrevidos y egoístas se convirtió en un referente culto por acólitos del Arte Pop.

La hoguera de las vanidades que habían encendido los brokers de Wall Street quemó y acabó definitivamente los postulados del Movimiento Moderno y Tamara surgió de esta hoguera como el Ave Fénix.

viernes, 23 de septiembre de 2011

La Melancolía de Miguel Ángel

Albert Durero. Melancolía (grabado) 1514



Melancolía, una de las tres Estampas Maestras de Albrecht Dürer, está datada en 1514; probablemente Michelangelo Buonaroti ya la conocía unos meses antes de morir cuando escribió lo siguiente:



Estoy, como el tuétano del hueso, aprisionado, pobre, solitario, aguardiente embotellado. Una morada que semeja sepulcro me impide el vuelo, las arañas y sus hermanas tejen aquí su obra de oscuro polvo. Quienquiera que haya comido o tomado medicinas, caga delante de mi puerta. Yo aprendo a distinguir el olor de las distintas clases de orines en el desaguadero, la pestilencia de los locos, que aquí deambulan por las noches, de los gatos y de la carroña, de los orinales y de los cazos de la basura, quienquiera que tenga que vaciar esta clase de objetos viene a mi casa. Mi alma lleva, con todo, la mejor parte con relación a mi cuerpo, pues si ella percibiera todo esto, no podría soportar yo cosa alguna, ni pan ni queso. La tos y el frío me hacen estremecer; si pudiese respirar “profundo” , pronto dejaría de salir aliento de mi boca. estoy agotado, destrozado, quebrantado, por la multitud de preocupaciones y muerto han todos los mesoneros donde yo un tiempo comí. Mi alegría es la Melancolía, mi descanso los tormentos. El amor, las musas, las florecientes grutas, todo se ha ahogado en inmundicias. ¡De qué sirve el haber construido tantos muñecos, para acabar como quien, queriendo atravesar el Océano, se hunde en el pantano!


Esta desolación, amigos míos, embargó al más grande de los artistas.


Los mundos simbólicos


Imagen. Francesc Cornadó. Llibreta Negra. (QN54)


Hay días que se me escapan los mundos simbólicos.

¿Qué digo?

Casi siempre se me escapan.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Manierismo

Giorgio Vasari. Autorretrato


Situado a un lado del Arno o en la otra orilla, observando el vuelo de las lechuzas que van desde el palazzo Pitti a Fiesole, no logro dilucidar que es lo que me gusta menos, si las pinturas del salón del Palazzo Vecchio, las del Studiolo de Francisco I o los frescos de la cúpula de Santa Maria dei Fiori, tampoco me gustaron los frescos del oratorio de San Giovanni Decollato.

Giorgio Vasari ideó el programa iconográfico de estos trabajos monumentales, fue él quien dirigió los trabajos artísticos e intervino junto con otros pintores en su realización.

Pontormo, Federico Zuccari, Francesco Salviati, Andrea del Sarto, Parmigianino, Baccio Bandinelli, Rosso Fiorentino, Giovanni Balducci y otros artistas, junto con el propio Vasari -factotum de la città- configuraron la pléyade manierista del cinquecento florentino.

Fueron artistas demasiado afectados por las intrigas de la corte de los Medici, por las rivalidades personales y por las directrices de la Contrarreforma.

En la obra de estos artistas se advierte demasiado su carga ideológica, este lastre parece grava en exceso sobre el acto de creación artística. Piensan más que hacen.

Ya Miguel Ángel denunciaba tanta charla cuando se le preguntaba qué era más importante, la pintura o la escultura, y reclamaba que no se perdiera el tiempo con tanta disquisición, que se hablara menos y se obrara más.

Ya sabemos que la historia es un mal negocio, pero al final, el tiempo va juzgando obras y creadores, y así, muchos de aquellos artistas que en su tiempo eran celebridades -cuando Cósimo I de Medici pagaba y mandaba-, hoy son prácticamente desconocidos. El tiempo es inclemente como un dios antiguo.

Pensemos en el propio Giorgio Vasari que ha pasado a la historia más por ser el autor de “Le vite...” que como pintor. Sin embargo no quiero dejar de destacar su obra como arquitecto autor del edificio degli Uffici. Ahí va mi admiración.

La red de la tarántula

Imagen. Llibreta Negra. Francesc Cornadó (QN56)

He aquí la madriguera de la tarántula.

¡Mírala!

Aquí está tendida la red que ha tejido.

Antonio Carvajal

Quizá de la poesía sea yo el mejor obrero.
Lo dicen tantos. Ellos deben saber por qué.
Pero no saben darme la palabra que quiero,
toda ella encendida de esperanza y fe.

Pero no saben darme el abrazo que espero;
porque antes que poeta, antes que artista, que
domador del vocablo rebelde, hubo un certero
rayo que hirió mi alma y curarla no sé.

Porque antes que poeta, y antes que profesor
de vanidades, soy un varón de dolor,
un triste peregrino que busca alegría.

Tal vez cordial o vano, tal vez il miglior fabbro;
pero pocos entienden que en mis palabras labro
una fosa con flores que llamamos poesía.


Antonio Carvajal
Ciudades de provincia.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

El legado

Tondo Doni. Miguel Ángel (hacia 1503)

No exigimos al cielo que dé explicaciones, ni que justifique la intensidad de su azul, tampoco las nubes explican cómo se amontonan, ni siquiera nos dicen si fue Zeus quien las puso así.

Algún manierista florentino acumuló las nubes a modo de trampantojo creyendo imitar a la Naturaleza.

Ha sido el arte quien ha escrutado los mundos primordiales, ha planteado el orden de la noche y de las sílabas, ha lanzado su mirada sobre el progreso de las llamas, ha medido la altura del vuelo de la alondra y ha mostrado, en fin, la huella más o menos vacía del hombre.

Estas presencias naturales son así. Son como son, transidas de datos, con sus contenidos dibujados; porque así fue como el arte nos transmitió su legado.

martes, 20 de septiembre de 2011

Edificios con apellido




Se puso un cinturón de piel y el diseño de su hebilla me hizo reflexionar sobre la vanidad de los diseñadores. La hebilla no era otra cosa que el nombre en letras metálicas, muy grandes, del modisto que diseñó el cinturón. Se trata de uno de estos modistos mediáticos (Moschino) que se prodigan en las pasarelas de la moda, y al que no se le ocurre otra cosa que utilizar su propio apellido como elemento de diseño. Ya existía el precedente del modisto Valentino ponía su nombre estampado en las corbatas.

He imaginado de repente, a uno de estos arquitectos famosos que aparecen fotografiados en los periódicos al lado de los políticos, que proyectaba un gran edificio cuya forma era su nombre, el nombre del arquitecto de campanillas. Podríamos ver la foto de un rascacielos, plantado en medio de la ciudad, en forma de apellido, que se ha proyectado como un alarde de vanidad sin atender a la proporción, a la construcción ni a la utilidad.

Ya hemos visto que hay arquitectos que han proyectado rascacielos en forma de otros atributos de su personalidad.

Además de la presión mediática, el panorama del diseño se encuentra sometido a una presión comercial feroz. Para alimentar la voracidad de la industria, el diseñador debe ir creando obligatoriamente y sin detenerse. La industria exige la producción de edificios y objetos inútiles para sostener el consumo.

Imagino la angustia de aquel diseñador que debe dibujar, por ejemplo, una silla o un cenicero nuevos, de diseño original, y que debe ir repasando todos los diseños de sillas y ceniceros existentes y estimular las neuronas para hacer una pieza diferente, siendo consciente de que los demás ceniceros o sillas ya funcionan bastante bien.

Con un programa así, puede salir el diseño de la pieza más extraña que nos podamos imaginar.

¿A dónde lleva toda esta apuesta estéril?

Aquí la creación artística no se sostiene por ninguna otra razón que no sea el puro interés económico. Ni ética, ni estética, ni siquiera, pura necesidad humana.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Conócete a ti mismo





γνωθι σεαυτόν, transliterado como gnóthi seautón, fue inscripto en el pronaos del templo de Apolo en Delfos.

En latín, el aforismo se presenta como nosce te ipsum. Su traducción: Conócete a ti mismo.





Menudo riesgo, conocerme a mi mismo, ¿y si acabo retirándome la palabra?

sábado, 17 de septiembre de 2011

Soneto de amor





En medio de hogueras de claveles y lirios
viene el amor, astuto, con pepitas de oro,
y lleva en las manos canciones y caricias
para cambiarlas por migrañas nocturnas.

La biología corta el bacalao
y el amor sigue siempre a su remolque,
y aunque un suspiro me estremezca el corazón
llega un vuelo al fin y se lleva los pétalos del alma.

No podré dejar de comer pan y cebolla
aunque un beso, verídico o falso
me permute gozo por retortijones.

El dolor del cuerpo está dibujado
con tinta indeleble entre los cromosomas
y los males del amor en libros románticos.

Traducción del catalán de
Sonet d'amor de "l'amor és falç"
del libro DOBLE TALL

viernes, 16 de septiembre de 2011

El lenguaje y los columpios

Tienes que haberlo aprendido de pequeña, las niñas francesas -las fifís- lo recitan muy bien.

El verso debe decirse melodiosamente, meciéndose en un francés aéreo y picante, como si nos balanceáramos en el columpio de Fragonard; debemos evitar el deje lamido de colegio de monjas; el lenguaje debe ser pulido y tornasolado, como el que emplearíamos en una tertulia de damas parisinas.

Dimanche j’étais aimable,
Lundi je fus autrement,
Mardi j’ai plus l’air capable,
Mercredi je fus l’infant,
Jeudi je fus raisonnable;
Vendredi j’eus un amant,
Samedi je fus coupable,
Dimanche il fut inconstant.


Nota: el significado del vocablo fifí, lo encontrareis en
http://francesccornado.blogspot.com/2011/01/las-fifis.html

El bolso de Gina


-Maldita la moda esa de los bolsos grandes, empiezas a llenarlos de cosas y luego pesan como un diablo y lo peor es que cuando buscas algo, entre tanto cachivache, no lo encuentras nunca -se lamentaba Gina sujetando un asa con una mano y con la otra removiendo el interior de aquel bolso enorme de lona lleno de bártulos, por cierto, todos útiles y necesarios.

Ya cansada de tanto menear, revolver y agitar, Gina vació el contenido del bolso sobre la encimera del lavabo. Una agenda, dos lápices, un bolígrafo, una libretita, un paquete de pañuelos de celulosa, un llavero con dos llaves de gorjas y tres llaves de serreta, un pañuelo de seda de color amarillo oscuro, el teléfono móvil, el monedero, unas monedas sueltas, un broche de bisutería, un lápiz de memoria, un pequeño diccionario español-italiano, una pelotita de goma, unas gafas de sol metidas en su estuche, una caja de lentes de contacto, un pincel de maquillaje, una caja de colorete, un frasco de perfume, un frasco de colonia, un abanico, tres aspirinas, dos botes de pastillas, una gargantilla de terciopelo y una caja de plata del tamaño de una tableta de chocolate en cuya tapa estaba grabada la palabra PANDORA.

-Esta caja no es mía, ¿quién la habrá metido en mi bolso? - pensó sorprendida.

Gina miró la caja de plata con extrañeza. Sin abrirla la dejó a un lado, tomó el lápiz de labios y se pintó delante del espejo.

Las desgracias y los males no se esparcieron por el mundo.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Ernst Jünger

No recuerdo muy bien las lecturas de Jünger, en todo caso la breve memoria de un polemista apasionado que abominaba las dictaduras y se encontró siempre metido en medio de controversias ideológicas y políticas.

Creo recordar que se presentaba como un solitario desencantado dentro del mundo contemporáneo, algo lógico dadas las circunstancias sociales del momento que le tocó vivir.

Su postura estaría hoy más que justificada, después de la caída de las ideologías y del hundimiento de la ética política más elemental. Jünger, sin embargo, se metió en berenjenales, denunció el nihilismo que había surgido tras la denuncia de Nietzsche de que Dios había muerto, sin plantearse que esto había ocurrido demasiado tarde.

Por otra parte, Jünger, se basa en la voluntad de poder de Nietzsche para definir un nuevo nihilismo que representa un primer paso de un proceso espiritual que viene determinado por la pérdida de los valores supremos que se consideraban y aceptaban hasta entonces.

Jünger propone un optimismo que me esfuerce y que no comprendo, para mí este optimismo es como una de aquellas “tres cositas que no alcanzo a comprender”:

1) el amor de los efebos
2) la música americana
3) el alborozo en una sociedad sin ética.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Mis amigos de Recanati

Recanati. Casa de Leopardi (a la izquierda)

El Festival de Ópera de Macerata es lo que nos convoca cada año a los amigos de Recanati. En esta pequeña ciudad, cuna de Leopardi, nos reunimos un grupo de amigos que charlamos horas y horas sobre música.

A veces las discusiones derivan hacia aspectos más generales del arte. Hoy la amiga Chantal que acude fielmente cada año, que viene de Provenza, espetó esto que ahora transcribo con toda la literalidad que me es posible:

El arte nace del diálogo entre Apolo y Dionisos.

En toda creación artística, por más ordenada que ésta sea, siempre encontraremos, como mínimo, el toque de arrebato que proviene del genio creativo. Sin embargo en las obras de arte más arrebatadas se contempla un orden intrínseco que les da consistencia de forma y de contenido.

Aquellas piezas del Renacimiento o de los primeros barrocos que fueron compuestas según las leyes rígidas de la armonía y siguiendo un orden apolíneo toman una dimensión estética de alta categoría cuando contienen, en su interior, el genio dionisíaco que lucha en medio de los mármoles estructurales del orden.

A veces la revolución dionisíaca es sutil. Es sólo una brizna diminuta que da la tensión exacta de la genialidad, entonces, en esta tenue pincelada, Dionisos se hace evidente. Pero ocurre que, cuando la subversión dionisíaca se sobrepone a las estructuras compositivas, el arte desaparece y cuando las creaciones humanas no están inflamadas por el caos dionisíaco la obra del artista se convierte en un dato numérico.

El valor del arte lo captamos en la medida en que entendemos su orden compositivo y se hace patente la comunicación de su discurso. Esto, amigos míos, es un acto racional. Con la razón es con lo que disfrutamos del goce estético y de la comunicación de la obra de arte.

Esta aprehensión racional nos resulta conocida, yo diría que familiar, no en vano tenemos impreso en nuestro pensamiento la Victoria de Samotracia o el Auriga de Delfos.

Esto, amigos míos, nos viene de lejos, aunque a los meridionales nos hayan colgado el sambenito de alocados y vehementes. Nada más clásico que el arte meridional, o si no que se lo pregunten a Leonardo, a Rafael, a Miguel Ángel o a Dante.

Sobre este poso clásico nuestros artistas han creado las obras más contenidas y de más fuerza racional que en ninguna otra cultura.

Este caldo tiene ingredientes de altísima calidad: las korai, el Partenón, el capitel dórico, el Doríforo, los yambos y elegías. Y encima de este poso han creado la Divina Comedia, la Capilla Pazzi, La Pietà y el David, La Gioconda y los versos de nuestro querido Leopardi que nació en esta ciudad donde ahora nos encontramos.

¿Podemos encontrar algo más racional en las culturas del Norte? Bajo las nieblas jamás podrá lucir la razón.

Que seáis felices.

martes, 13 de septiembre de 2011

CITEREA

Ocell, insecte, constel·lació. Joan Miró

Desde lo alto del peñasco, quizás en días despejados podamos divisar Citerea, la isla de los sueños barrocos. Cuántos hubiesen vendido su libertad por llegar a la isla galante, donde Afrodita tiene su templo.

Citerea fue sueño de aristócratas de pelucas empolvadas y de haraganes que querían vivir con el espinazo tieso que, juntos, se embarcaron en la nave de Watteau rumbo a la libertad que creían encontrar en el paraíso insular de Citerea.

En realidad, querida urraca, lo que buscaban era el libertinaje. Buscaban encontrar la tierra de la promiscuidad.

- Chac, chac, chac, chac, chac.

- ¿Qué ocurre? ¿Cómo es que siempre hemos situado las utopías en las islas lejanas?

Son las islas de la razón donde se cumplen las ilusiones y que están rodeadas de aguas tenebrosas donde viven las sirenas. Por arribar a la isla estamos dispuestos incluso a embelesarnos con los melifluos cantos de las hijas de Aqueloo, ¡Insensatos!

Podrás embarcarte. Para llegar a Citerea deberás sortear riscos que apenas emergen peligrosamente junto a las orillas de la isla, pero que están ahí para impedirte que arribes a la costa. Cada vez que sortees un escollo y cada vez que salgas indemne de un canto de sirena se acrecentará tu delirio y tu afán por llegar a la isla. El viaje hacia la utopía se convertirá en una travesía donde la sinrazón irá en aumento.

- E la nave va.

- Sí, navegando sobre el mar tenebroso.

- Chac, chac, chac, chac, chac.

- ¿Tienes miedo, pájaro ladrón? ¿Te acobarda llegar a Citerea?

- Chac, chac, chac, chac, chac.

- Al llegar a la ínsula añorada, encontraremos peñascos calcinados por donde trepan las cabras, una tierra donde las abejas zumban entre arbustillos y pitas, donde no se encuentran los sueños salvadores y donde nuestras esperanzas quedan reducidas a algunas sombras bajo el mirabolano.

Ahora, desde lo alto del acantilado, oteando el horizonte, puede que nuestra única utopía sea el ardid, la trampa, la astucia, sea el afán que mentalmente nos lleva a Citerea, pues allí en la isla, la tierra es baldía; eso sí, desprovista de fronteras. Es tan pequeña.

de "El caminante y la urraca"

lunes, 12 de septiembre de 2011

Tras el cristal

En la sala que da al jardín,
en el que todavía florecen las margaritas,
firmamos, tras el cristal empañado,
una revuelta de pactos solitarios,
y bajo un murmullo apagado de satén
rasgamos el cuerpo
según el antiguo orden de la colmena.

He aquí el contrato solidario,
el de los grandes amores:
una derrota de rosas
que nos traerá la luz del otoño
y las manchas pardas en la piel,
y después del equinoccio
florecerán, entre tú y yo,
los crisantemos del jardín cercado.

Traducción al castellano del poema
Darrere el vidre
del libro Doble tall
Ed. March Editor (2009)

sábado, 10 de septiembre de 2011

VIRTUS COMBUSTA


Virtus combusta . (1490) Andrea Mantegna

Pasad y veréis. En el gran corralillo del mundo, en el valle quejumbroso que se extiende por todos los confines de este circo global, encontrareis a la mujer obesa coronada, sentada sobre una esfera que, timón en mano, pretende dirigir el rumbo caprichoso de la fortuna.

Delante de las sombras hallaremos la Alegoría de la Humanidad, la mujer obesa coronada, sometida al imperio de la ignorancia. A sus pies se encuentran sendas esfinges de tres patas cada una y un ánfora que contiene dinero.

La Ignorancia humana es aconsejada por la Avaricia, esa vieja enjuta de senos caídos y orejas puntiagudas y por la Ingratitud que lleva sus ojos vendados.

En el valle sombrío de oriente arden en una pequeña hoguera las ramas de laurel, símbolos de la Virtud y el Mérito. La virtud en llamas -Virtus Combusta-

En el occidente de la noche, una mujer desnuda es guiada por su destino, que no es otro que el Error, este ser con orejas de burro que la toma de su mano izquierda. Tocando la flauta les anima un sátiro lascivo de pies palmeados y alas de murciélago, es la Lujuria. Tras de ellos, el Fraude con la cabeza cubierta con un harapo y un perro atado a una correa parece empujarles. Les empuja hacia el pozo profundo que se abre a sus pies. Quizás la profundidad del foso nos conduce al Averno.

¿Encontraremos la Virtud abandonada en medio de espinas y ruinas o tan solo hallaremos las cenizas de la Virtus Combusta?

viernes, 9 de septiembre de 2011

El despojismo

Dofí-bloc. Dibuix F. Cornadó



Ningún mar es tan clásico como este mar. Nuestros poetas desentierran las bellezas antiguas que se encuentran en el subsuelo de las iluminadas laderas del litoral mediterráneo y hacen fluir del suelo antiguo un orden inveterado.

Existe, sin embargo, el temor que ríos y torrentes se contaminen con el hollín aceitoso de la banalidad y con lo inoportuno y que, con estos aditamentos innecesarios, se oculte el orden y la armonía.

Hay demasiadas monsergas y pamplinas innecesarias, demasiada cáscara a eliminar. Ciertamente resulta difícil, pero es absolutamente indispensable desnudar el arte y dejarlo en pura esencia. Si esto no se hace, no tendremos otra cosa que un espectáculo frívolo y decadente.

Parece que con el minimalismo se quiere acometer el despojamiento de todo aquello que sobra; yo, de momento desconfío; he visto ciertas manifestaciones del Minimal Art que no son otra cosa que objetos de compra-venta de pequeños burgueses, ociosos aficionados a las delicatessen.

Habrá que hacer una reflexión sobre las formas de despojamiento, y si se llegara a alguna conclusión formalmente aceptable, nuestro resultado podría convertirse en algo así como
el despojismo.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Escila y Caribdis

Dofí. Dibujo F.Cornadó

Petrarca ya advirtió del peligro, decía que entre Escila y Caribdis había perdido sus dos bienes: el arte y la razón. A veces son turbulentas las aguas del estrecho de Mesina.

El arte y la razón navegan entre Escila y Caribdis y no sabemos cual es el rumbo.

¿Hasta donde llega la razón? ... ¿Y cuáles son los límites del arte?

La nave fletada con cargamentos tan delicados debe sortear los escollos y preservarse del canto de las Sirenas.

La creación artística debe liberarse de cargas pesadas, de futilidades y banalidades, de monsergas, pamplinas, farsas y pataratas. El arte, como expresión de la existencia humana, debe liberarse de todo lo superfluo y, sin ninguna carga pesada, debe expresarse sin limitaciones y atravesar el fatídico estrecho.

Sin embargo, desnudar irracionalmente la forma artística, sin intervención en los contenidos, tiene un peligro: podemos acabar haciendo un arte empobrecido y no llegar a nada, eliminando así toda forma de expresión. Esto no es el Less is more que postulaba Wright, esto es el minimal art caprichoso que anda recargado de vaciedad. Es un barroco de silencios.

Es peligroso que se confunda gravedad con austeridad cartujana. Es peligrosa la negación total de la forma.

La expresión de la esencia íntima de las cosas es desnuda y al mismo tiempo rica como la luz de una vida joven que nos deslumbra. Como la Beatrice del Ponte Vecchio.

El riesgo es que la sensiblería aniquile la vitalidad de nuestro mundo antiguo y que la racionalidad de nuestra cultura clásica quede anulada y que todo se convierta en tristeza. La sensiblería empobrece la mente. Empobrece el arte y la razón.

Cuando de la realidad en sustrae la forma, todo queda reducido a un puro dato estadístico.

El puro dato es lo que manejan tan bien los idiotas del dolor.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Zozobra

Portrek Karl Zak
Egon Schiele


Cuando el atardecer dibuja largas sombras
y las ruinas pintan castillos en el pavimento
se marchita el argumento y la flor de la adelfa.

Comienza el pacto de las rosas
y tras el ventanal empañado
retomamos el baile de máscaras.

De repente, la noche,
¡Cuán larga es la noche
y que breves son las palabras!

Y en medio de un caos de sábanas,
el sueño,
¡Cuan perverso es el sueño,
que engendra monstruos
para anular la razón!

Y el gesto,
¡Cuán largo es el gesto en la oscuridad
que me permuta el deseo por la luz!

Al amanecer, sereno, sólo seré un maestro de zozobras.


traducción al castellano de Sotsobres
de "l'amor és falç"
del libro DOBLE TALL

La piel y los ojos


La piel y los ojos


No,
no buscaré ni del espejo roto
aquel fragmento que refleja el deseo
más brillante,
ni de la virgen lacrimosa del ábside,
el llanto amargo que produce el dolor
más grande.

No,
solo el recuerdo de la higuera frondosa,
el aire suave y el calor de diciembre
en el hogar.
En la memoria, nada más que pisadas
de lo sentido en la piel y los ojos
y nada más.

original en catalán

La pell i els ulls

No,
no cercaré ni del mirall trencat
el fragment que reflecteix el desig
més brillant,
ni de la verge llagrimosa de l’àbsida,
el plany encès pel turment del més gran
dels dolors.

No,
el record de la frondosa figuera,
el vent d’ahir i l’escalf de l’hivern
a la llar.
Al cap i al cor, les petjades suaus
d’allò que vaig sentir amb la pell i els ulls
i res més.

martes, 6 de septiembre de 2011

Estatuas ecuestres

Marco Aurelio a caballo s.II d.C


Han pasado unos doscientos años y las palomas han dejado signos evidentes sobre las esculturas.

Gattamelata. Donatello 1447

Marco Aurelio



Marco Aurelio era un estoico convencido.

La vida del hombre dura un instante y se parece en esencia a las aguas que corren. La sensación es oscura, los tejidos del cuerpo entero tienden a la descomposición, el alma es un trompo, su destino un enigma, el epílogo del hombre es confuso en fin. Lo que es del cuerpo, es una corriente, lo que al alma pertenece, es sueño y humo; la vida es una lucha y un viaje por un país extraño, la gloria póstuma, es el olvido.

¡El mundo un cambio incesante; la vida, un frenesí!

Lo dijo marco Aurelio en el siglo II.
En efecto, todo está en los clásicos.