Tuve el honor de conocer a Francisco Guerrero Marín (1951-1997), el gran compositor. En
aquellos Encuentros de Pamplona 1972, participé
con él en la acción-happening de presentación de su Promenade sur un parc.
En mi juventud, los Encuentros de Pamplona 1972 y el
contacto con Guerrero y otros artistas de vanguardia fueron un hito en mi
formación y supusieron el principio de mi interés por el arte moderno.
Escuché en Pamplona su obra El canto del Zyklon B. Sin saber que significaba aquel título, su
audición me produjo un malestar y una inquietud inexplicable.
Años más tarde
supe qué “cosa maldita” era aquello del Zyklon B. UN HORROR.
Francisco Guerrero fue uno de los más imaginativos
compositores españoles y uno de los de más prestigio internacional. Mi amigo músico y matemático falleció cuando
tenía 46 años, cuando se encontraba orquestando la Iberia de Albéniz.
Más o menos de mi
misma edad, había nacido en Linares. Comenzó sus estudios en Granada. A los 16
años fundó un laboratorio de música electrónica en Radio Popular de Granada. A
los 20 fue a Madrid donde se instaló en el laboratorio Alea de música
electro-acústica.
Alea había sido
creado por el músico Luis de Pablo y estaba patrocinado por la familia Huarte. Francisco
Guerrero, el propio Luis de Pablo, E. Polonio y H. Vaggione, participaron en
los Encuentros de Pamplona. Yo creo que allí culminaron las actividades de Alea
y poco tiempo después el laboratorio de música electroacústica desapareció.
A Francisco
Guerrero siempre le interesaron las matemáticas y la relación de la música con
las ciencias puras.
Contaba con el
apoyo internacional de personalidades como Ianis Xenakis, Pierre Boulez, y Carlos
Castilla del Pino, entre otros, para crear en Madrid un Centro de Altos
Estudios Musicales, pero su ilusión jamás llegó a cumplirse. Razones económicas
y la falta de apoyo institucional de una España que aborrece la cultura y el
arte de vanguardia y desprecia a sus artistas, impidieron que Francisco
Guerrero lograra alcanzar su sueño.
Sus partituras, de
gran dificultad, apenas se difundieron en España. Uno de los motivos de esta
falta de difusión puede atribuirse a la escasez de buenos intérpretes de música
contemporánea. Yo creo, sin embargo, que el desconocimiento de la música de
Guerrero debemos atribuirlo a la falta de interés de la población por la música
de vanguardia.
Francisco Guerrero
adquirió fama de “maldito”. Era poco dado a las concesiones, era exigente y
riguroso con la interpretación de sus obras.
"Dicen
que soy muy raro y que tengo mala leche: mentira. Que soy un maldito -¿quién se
ha encargado de ponerme ahí, en el malditismo?- y que soy tajante con mis
alumnos. Mentira también. Me gusta el arte potente y el que sólo se sustenta en
sí mismo. No me interesa el arte panfletario y el que tiene que recurrir a lo
externo para justificarse. No me interesa el minimalismo, el serialismo
integral, el espectralismo, los neos de ninguna especie, etcétera... No me
interesa nada que no mire hacia adelante y todo lo citado mira o hacia atrás o
hacia la pared, como castigado. Detesto la flojera de la gente, su falta de
compromiso con lo que hacen, la falta de dignidad de muchos compositores (¿lo
son?), la pedantería (ahora, mucha de la gente que se reía de mis matemáticas
se ha vuelto fractal, ¿saben de verdad qué es eso?), la vanidad del torpe y la
envidia del que lo es aún más. Detesto también la imprecisión, la chapucería y
la arrogancia del majadero que pone sietecillos sin saber por qué ni para
qué",
Su Obra
- Concierto de cámara (1977). Sexteto
instrumental.
- Ars Combinatoria (1979-1980).
- Anemos C (1979).
- Antar Atman (1981).
- Rhea (1988) para 12 saxofones.
- Delta Cephei (1992) para conjunto
instrumental.
- Zayin (I-VII). Conjunto de cuartetos y tríos
para cuerda compuestos entre 1983 y 1997.
- Sahara (1991) Para gran orquesta.
- Oleada (1993).
- Coma Berenices (1997).