Ángeles Santos (Portbou, 1911 – Madrid, 2013)
En
Cataluña hay muchas comarcas. Las cuatro provincias catalanas, a la hora de
parir comarcas, parecen conejas.
El
provincianismo se queda corto, aquí todo es comarcal. Los habitantes de cada
comarca consideran que sus guisos son mejores que los de sus vecinos, que su
aire es más limpio y que sus niños son mejores que los de todos los demás. Se creen
superiores y desprecian todo lo que queda fuera de los límites comarcales. Son límites físicos y limitaciones mentales.
¡Hay
tanta comarca y tanto desprecio!
Se
desprecia al prójimo, al vecino, al forastero y más de uno grita tourist go home. La repulsa del otro se fundamenta en el prejuicio
y trae como consecuencia la pérdida de respeto y el consiguiente incremento del
odio.
El
carácter provinciano o “comarcalista” se caracteriza por lo rudimentario. Suele
ser áspero, de mirada gorda y elude la riqueza de matices.
Oportunistas
y mesiánicos se afanan en juntar odios de una y otra comarca y crear con ellos una fuerza
irracional que hace la vida imposible a propios y a ajenos.
¡Hay
tanta comarca y tanto odio sin causa!