domingo, 20 de octubre de 2024

Las tribulaciones de un grafitero

 
Grabado en 'Iconologie oder Ideen aus dem Gebiete der Leidenschaften und Allegorien bildic. Autor desconocido 


Andar por ahí pintando grafitis tiene sus riesgos, el grafitero lo sabe y se autoconvence de que en el riesgo está la gracia. Parece que sea partidario de aquella máxima nazi con la que exhortaban a los jóvenes diciéndoles, "vive peligrosamente".

El grafitero vive con la peligrosidad de un niño consentido y padece unas cuantas tribulaciones, a saber:


  1. se gasta un dineral en pintura

  2. respira los gases tóxicos del spray y esto le obliga a utilizar mascarillas

  3. se ensucia la ropa con los churretes de pintura

  4. tiene que pintar deprisa y corriendo para que no lo atrapen

  5. se ve en la necesidad imperiosa de demostrar, a todo el mundo, que él es un niño malo

  6. sale a pintar, principalmente, por la noche cuando los demás descansan

  7. trepa por las fachadas asumiendo el riesgo de caer y romperse la crisma

  8. se encarama por los vagones de los trenes y los pinta, y después, cuando ya los ha pintado, el tren se va

  9. se enrabia cuando otro niño consentido pinta sobre su "obra maestra"

  10. su anonimato es una forma de soledad estéril.


Pues bien, ahora, a estas diez tribulaciones se añade una más, un tormento que al grafitero le saca de quicio. Hoy, este grafitero ha de ver como los servicios públicos que pagamos entre todos empiezan a borrar sus pintadas asquerosas.

Ahora, el grafitero, aquel que tiene que demostrar a los demás que es un niño malo, ve como unos empleados borran su "obra de arte" y lo hacen vestidos con sus ropas de trabajo, a plena luz del día, utilizando unos medios limpios, sin correr ningún peligro y además cobran.

El grafitero no puede soportar esta tribulación sobrevenida y se le cae el spray al suelo como a quien se le cae el alma al suelo.


viernes, 18 de octubre de 2024

Adjetivación


En diversas ocasiones he declarado mi admiración por la estatuaria griega, la arquitectura romana, el arte del Renacimiento y, en general, por todo el arte clásico.

Mi mirada se complace con el orden clásico, sus proporciones y su armonía. Admito, sin embargo, ciertas contradicciones románticas, principalmente musicales: Schumann, Schubert, Brahms o de Mendelssohn, que es el más clásico de los románticos. Muchas de estas contradicciones me han proporcionado  momentos inolvidables de placer.

Puede parecer un contrasentido y me pregunto a qué se debe que mi temperamento clásico y antirromántico admita tales contradicciones. La mente humana es una maraña de paradojas y discordancias.

Relativizo las discordancias y me pregunto a qué se deben tales antinomias o contradicciones. Qué es lo que produce la grieta por donde penetra la viscosidad sentimental del romanticismo en mi mente.

Creo que la respuesta se halla en mi afán de adjetivación.

Observo la realidad y, para entenderla, pongo adjetivos, lo hago con cautela, procurando no caer en lo hiperbólico.

Sé que la mente humana es una amalgama de paradojas, rebatimientos, incoherencias y renuncios y me empequeñezco ante la realidad. que también es paradójica e incoherente y que su dimensión enorme no cabe en mi cabeza pequeña.

La adjetivación es la vía por donde me entran las benditas contradicciones románticas; he dicho “benditas”, he aquí otro adjetivo.

Así pues, me declaro un individuo clásico que pone adjetivos.

miércoles, 16 de octubre de 2024

Fealdad perecedera

 
Réunion à la campagne (Apollinaire et ses amis) 1909. 

Marie Laurencin (1883-1956)



Las rodillas de Marilyn Monroe eran feas, pero me parecen aun más feos los versos de Sylvia Plath y los de Alejandra Pizarnick.


No diré nada de la fealdad de la Dama blanca ni de la hija del taxista, ellas también murieron muy jóvenes.

martes, 15 de octubre de 2024

Los Planetas. Gustav Holst

Unperspectivat 2020, F.C
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Después de unas centurias sin apenas música, en Inglaterra, algunos compositores sensibles se esforzaron en sacar la Gran Bretaña del erial musical en que se encontraba. En ello se empeñaron, entre otros, Vaughan Williams, Arthur Bliss, Frank Bridge, Gustav Holst, John Ireland, Arthur Sullivan, Edward Elgar y Frederick Delius.

Quizá el más conocido de ellos sea Gustav Holst (1874-1934)​ y su obra más popular “Los Planetas”.

Cuando Holst compuso “Los Planetas”, corría un debate intelectual que ponía en cuestión la posibilidad de explicar el mundo y las esferas celestes de forma racional. Naturalmente el debate se extendía a lo musical, allí estaban las propuestas dodecafónicas de Schönberg, las formas evanescentes de Debussy y las formas irracionales de Stravinski.

Gustav Holst, participaba de las reflexiones sobre la racionalidad y la irracionalidad. Era un hombre de su tiempo que, fuera de toda racionalidad, lanzaba su mirada sobre ciertas filosofías esotéricas que provenían de la India o de algunas reminiscencias protocristianas.

Opino que “Los Planetas” es una obra más metafísica que astronómica.

Ante “Los Planetas”, más de uno -yo entre ellos- puede pensar que su carácter musical está en concordancia con el esoterismo de la astrología.

El compositor no pensaba tanto en Astronomía como en Astrología. No pensaba en los cuerpos celestes sino en descripciones astrológicas o cuestiones que van más allá de la física:

Marte, el portador de la guerra

Venus, la portadora de la paz

Mercurio, el mensajero alado

Júpiter, el portador de la tragedia

Saturno, el portador de la vejez

Urano, el mago

Neptuno, el místico

“Los Planetas” comienza con una marcha amenazadora, es Marte, compás 5/4 para el portador de la guerra. Sigue Venus con un contraste total de ritmo e instrumentación, aquí, el compositor emplea el arpa, la celesta y los instrumentos de viento-madera. Después vuela Mercurio con un compás de 6/8 en un scherzo alado. A continuación, llega Júpiter con un allegro giocoso que luego deviene un andante maestoso que se transforma en himno. !Menudos recorridos que llega a tener la tragedia!

A Holst, el que más le gustaba era Saturno. El compositor reflexionaba a menudo sobre el paso del tiempo, sobre la vejez y los días que van discurriendo entre las nieblas británicas. Le gustaba, especialmente el adagio. A continuación llega el mago, Urano, con un allegro veloz, que parece eludir la lentitud de sus órbitas.

Al final, Holst recurre a la mística de Neptuno, con un andante fluido y con unas voces femeninas que cantan sin palabras.

Los Planetas de Gustav Holst se estrenó en 1918 en Londres por la Orquesta del Queen’s Hall dirigida por sir Adrian Boult.

Hace muchos años que me gustaba esta obra de Holst, después, poco a poco, aquellos planetas ya parecían orbitar por un espacio distinto de mis preferencias. Tengo, sin embargo, un buen recuerdo de aquella música.

domingo, 13 de octubre de 2024

La ninfa del Arno

 

Escenografía para la ópera Benvenuto Cellini de Hector Berlioz. Representación del Semperoper de Dresde 11-7-2024


Hechiza a los visitantes. 

Desde su trono de camelias sumergido en las aguas, la ninfa del Arno contempla la suave ladera de San Miniato al Monte -geometría de mármoles blancos y serpentina verde.

La ninfa del Arno conoce el secreto del corredoio de Vasari, por donde pasaba Cosme y asistía a los oficios. Sabe de las pendencias de Benvenuto Cellini, que aseguraba haber matado con su arcabuz al mismísimo Condestable de Borbón.

La ninfa del Arno canta con voz muy suave. Canta canciones calladas que, aun así, llegaron a los oídos de Stendhal. El francés se mareó y esto a la ninfa le importó muy poco. Le repugna el espectáculo de los mortales. La ninfa considera que el síndrome de Stendhal es una operación de marqueting.

La ninfa sabe, que su río, el Arno, es hijo de Océano y Tetis y sabe que no existe el océano de Florencia donde vive la inexistente Arnina.

La piedra serena siempre está fría. Hace frío en Florencia. 

viernes, 11 de octubre de 2024

El milagro del techo

Sin título. 1942-1943. Roberto Matta

 

84

A golpes de mazo introdujimos 

cuñas de madera de roble en las grietas,

humedeciéndolas después con agua fría

hasta que la piedra se rompió

sin mostrar la sustancia de la belleza 

que se escondía en su interior.


80

En los trabajos de replanteo

corregiré las medidas y las proporciones

y compensaré las ilusiones ópticas, 

hay que evitar el engaño de las apariencias.


79

El milagro del techo

aún nos permanece.

jueves, 10 de octubre de 2024

Unos cenáculos imaginados

 

Selbstbildnis. Luigi Russolo




Por estas tierras nuestras meridionales, queda mal vista la ostentación. Se considera de mal gusto andar por ahí mostrando la riqueza personal. Cuando algunos lo hacen de manera indiscreta e inmediatamente, recae sobre ellos un arsenal de juicios ambivalentes: unos consideran que tal ostentación es una muestra de incultura y otros admiran al afortunado y, hasta cierto punto, lo envidian.


Parece ser que este fenómeno es debido a nuestro carácter formado a lo largo de los siglos bajo una moral católica, en la que el rico es visto como un usurpador, un insolidario e incluso algunos, llegan a pensar que si el afortunado tiene lo que tiene es porque lo ha robado -¡Malditos juicios!-, en consecuencia, enseguida aparece alguien que dice que si lo ha robado, tendremos todo el derecho a quitárselo.


Esta moral católica meridional contrasta con el puritanismo calvinista. Estos protestantes consideran que el individuo que ha atesorado grandes fortunas es porque Dios ha premiado su esfuerzo, su inteligencia o su tesón, en consecuencia, aquel afortunado es digno de admiración, tanto por su fortuna como por haber logrado la gracia de Dios.

Klimt


En tanto que el catolicismo obliga a sus fieles a la contención y a sublimar el afán de riqueza para así ganarse una parcela en el cielo, el pensamiento calvinista interpreta el éxito terrenal como una forma de religiosidad. El éxito de los negocios pasa a ser una prueba divina. Aun siendo así, al pensamiento puritano le repugna la ostentación, la disipación y la exhibición exagerada de lujo.


Considera el calvinista que el dinero hay que ganarlo para asegurarse la bendición de Dios y el católico considera que el dinero hay que repartirlo entre los necesitados para asegurarse la bendición de Dios.

Egon Schielle


El calvinista dice que el dinero no debe malgastarse sino que debe invertirse para hacer crecer el capital... Son dos formas de pensar y de obrar, sobre ellas no puedo añadir nada más a lo que tanto han escrito grandes pensadores y sociólogos que van desde Karl Marx, Auguste Comte, Émile Durkheim o Max Weber.

Este último, en su obra "La ética protestante y el espíritu del capitalismo" de 1905, nos ilustraba sobre las bondades del pensamiento calvinista. Weber veía en ellas una moral bien fundamentada del capitalismo.


Max Weber



Max Weber (1864-1920) tenía una gran capacidad intelectual, era muy trabajador, pero que muchas veces tenía que dejar de trabajar debido a su disposición maniaco-depresiva, acuciado por angustias sexuales y ataques neurasténicos.


La evidencia, cada vez más acentuada de los dos modelos de moral -el católico y el calvinista- se hizo evidente a principios del siglo XX e hizo que algunos se preguntaran si el mundo estaba cambiando. Los artistas dijeron que no, que las desigualdades venían de antiguo y que la lucha entre ricos y pobres era un fenómeno secular.


La vanguardia artística europea no quiso entrar en argumentos religiosos, pero sin embargo, consideró la dimensión de la brecha existente entre ricos y pobres y se escoró del lado de la solidaridad, apostando por una crítica formal contra el capitalismo, dicho de otra manera: del lado de la izquierda.

Leñador (1912). Malevich. 


Creo que tal es así, que he llegado a imaginar que se constituyeron unos cenáculos de artistas e intelectuales de diversas calañas que en la oscuridad se adjudicaron el privilegio de determinar qué cosa era moderna, a quien debían dar el carné de progresista y dónde poner el marchamo de vanguardista.


Inmediatamente unos artistas quedaron proscritos y otros se encumbraron cada uno al borde de la brecha abierta entre ricos y pobres, entre el capitalismo y el proletariado.

martes, 8 de octubre de 2024

Poca esperanza

Acta, 1996. Benet Rossell


Leo el informe PISA que evalúa el nivel de conocimiento de los alumnos y me invade la desesperanza. Me indigna ver que estamos al final de la cola. La capacidad lectora de nuestros jóvenes da pena, su vocabulario es paupérrimo y a duras penas se desenvuelven con la aritmética. Esto es una desgracia.

A menudo se publican encuestas sobre cuáles son las preocupaciones de los ciudadanos. Si me lo preguntaran a mí, diría que mi máxima preocupación es el bajo nivel de formación y de conocimientos y de nuestros jóvenes y el consiguiente efecto que esto tendrá en el futuro.

Tengo poca esperanza, creo que nos espera un largo periodo de miseria cultural y creativa. Creo, eso sí, en la capacidad de adaptación del ser humano. Estoy convencido que nos podemos adaptar a las sombras errantes, al barrizal más pringoso, al mundo de color de rosa con sus correspondientes muñequitas barbies y a todas las pamplinas sensibleras que nos ofrece la inteligencia emocional.

Mientras tanto ejerceremos nuestro derecho al voto y conseguiremos tener el gobierno que nos merecemos. Esta sentencia se atribuye a Maquiavelo, lo repitió el reaccionario marqués de Maistre, aquel sabio que se oponía a las ideas de la ilustración y, más tarde, André Malraux (1901-1976), modificó la sentencia de Maistre y dijo que no es que los pueblos tengan los gobiernos que se merecensino que la gente tiene los gobernantes que se le parecen. Suena más decente pero resulta igual de trágico.

¿Combatiremos la corrupción o la premiaremos? ¿Aprobaremos la indigencia moral y cultural de nuestros gobernantes?

Más de siete veces siete se ha premiado a los corruptos: malversaciones aceptadas, admiración a los individuos que han engañado para llenar sus bolsillos. La corrupción está incrustada en la estructura social, está en las escuelas, en las familias, en los parlamentos. La corrupción es un mal estructural, es una de las patas de la bestia corrupia de las cien mil patas.

Algunos sabios actuales, que les agrada leer a Dostoyevski cuando decía que el nivel más alto de la personalidad que un individuo puede anhelar, es el sentido de hermandad, muchos de estos sabios actuales propugnan que la salvación puede ser la creación de una red de solidaridad y amistad sincera y gratuita. Sabios como Franco Berardi (Bifo), el posestructuralismo de Jacques Derrida, Gilles Deleuze con su metáfora topológica del pliegue, Felix Guattari y otras voces de la «déconstruction», intentan fundamentar su esperanza y su optimismo sobre las aguas turbulentas de los tiempos líquidos.

¡Ah, vana ilusión!, ideales humanos de redención que se me antoja que andan camino del fracaso, como han fracasado todos los ideales humanos de redención.

No sé, ya he dicho que auguro un periodo de miseria creativa, no puedo asegurar si la duración de este periodo será de setecientos años o algunos más.


lunes, 7 de octubre de 2024

Ofèlia

 
Ofelia (1852). John Everett Millais



Ofèlia té el cor sensible

balboteja sota les aigües del llac

fins que en surt amb els cabells xops

i el secrets més amagats que mai.


Tard o d'hora els secrets s'esvaeixen

a les aigües del Riu de la Mort.

F.C.

traducción


Ofelia tiene el corazón sensible

balbucea bajo las aguas del lago

hasta que sale de ellas con los cabellos empapados

y los secretos más escondidos que nunca.


Tarde o temprano los secretos se disuelven

en las aguas del Río de la Muerte.

sábado, 5 de octubre de 2024

Vicente Huidobro. Triángulo armónico



Algunos han considerado este triángulo armónico de Huidobro como un ejemplo muy claro de poesía surrealista.

Yo creo que el surrealismo está en la imagen onírica de este caligrama llamado "triángulo armónico" cuando, en realidad, la figura es un cuadrado de punta.