martes, 30 de noviembre de 2021

El derrumbe de Mons


El derrumbe de la escultura de Mons fue un suceso premonitorio. Aquella caída del material escultórico presagiaba una caída del material social europeo.

 

La ciudad belga de Mons, había sido elegida Capital Europea de la Cultura 2015. Con aquel motivo se encargó al artista conceptual Arne Quinze el proyecto y realización de la escultura que aspiraba a ser el emblema de la capitalidad cultural de Mons.

 

La escultura gigante de madera pintada de colores fluorescentes denominada The Passenger (El Paseante) se derrumbó 19 días antes de la ceremonia de inauguración del evento cultural que había sido prevista para el 24 de enero de 2015.

 

Aquí el arte conceptual de Arne Quinze, parecía expresar un concepto de un futuro bastante inmediato. Cinco años después del derrumbe, acontecía el derrumbe sanitario, político, económico y social que se cernió sobre Europa y por todo el mundo. Un virus en 2020, como la carcoma diminuta que es capaz de arruinar las estructuras de madera, arruina las estructuras sociales y políticas del mundo entero. Bichos pequeños con un poder grandioso para arruinar las estructuras más fenomenales.

 

Arne Quinze es autor de otras obras del mismo estilo ubicadas a la entrada del Parlamento flamenco en Bruselas o en el puente de Rouen, en Francia. En Mons calculó mal la escultura y El Pasajero se vino abajo, afortunadamente sin que se produjeran víctimas.

 

Han pasado seis años y hoy con la pandemia del Covid 19, hemos visto que tampoco se ha sabido calcular las estructuras sanitarias y ahora sí que se han producido víctimas, muchas, muchas.

 

Está claro que la realidad supera la ficción y supera, también, la imaginación de los artistas. El arte, sea conceptual o maldito, siempre se quedará corto.

domingo, 28 de noviembre de 2021

Johanna Henriette Trosenier y su hijo

Lavabo de piedra  (Giuseppe Grisoni)

 

 

La escritora Johanna Henriette Trosenier (1766-1838) tenía un hijo misántropo que estaba convencido de que el mundo en el que vivimos es el peor de los mundos posibles.

 

Autora muy culta, organizaba veladas literarias en la ciudad de Weimar donde asistían, entre otros, sus amigos Goethe y Wieland. Precisamente con Christoph Martin Wieland discutía a menudo sobre el sentido de la poesía. El filósofo pietista era partidario de la poesía didáctica y moralizante. Ella, en cambio, prefería la poesía de Petrarca. En este sentido, Johanna Henriette era más clásica que romántica.

 

Johanna Henriette Trosenier tenía enfrentamientos frecuentes con su hijo. Ella propensa a la redención por la belleza mientras que él, insistiendo en su pesimismo, aseguraba que la «voluntad» es éticamente perversa, absurda, ciega, irracional y fuente de los grandes sufrimientos de este mundo. Su hijo escribía muy bien, sus textos filosóficos, especialmente “El mundo como voluntad y representación” (Die Welt als Wille und Vorstellung), es, desde el punto de vista literario, un monumento de la lengua alemana de todos los tiempos.

 

Johanna Henriette Troseinier siempre reconoció la enorme calidad de los textos de su hijo gruñón, aunque nunca compartió las ideas que este dejaba escritas.

 

Además, Johanna Henriette Trosenier y su hijo acabaron odiándose. Es una pena. Una madre sensible y un hijo filósofo enfrentados.

 

Creo que la misoginia del filósofo de Gdansk tiene su origen en las desavenencias con su madre.

viernes, 26 de noviembre de 2021

Testamentos

 

Cicerón, en Filípicas 2,42,109, dijo: 

 In publicis nihil est lege gravius: in privatis firmissimum est testamentum. 

 

(En los asuntos públicos, nada pesa más que la ley; en los privados, lo más sólido es el testamento).

 

A mí, sin embargo, los testamentos ideológicos, políticos, simbólicos, siempre me han parecido una inutilidad o la manifestación de algún engreído.

 

Luis XVI, rey de Francia, redactaba su testamento el día de Navidad de 1792, casi un mes antes de su ejecución.

 

  

Lenin representado en el Instituto Smolny (1930). Autor Isaak Brodsky

 

 La muerte de Marat (1793). Autor Jacques-Louis David

miércoles, 24 de noviembre de 2021

Escalera



Escalera

Subo la escalera cogido al pasamano,
cada escalón me aleja de aquella tierra
de antes, devastada y estéril
y siento aún, como un superviviente,
el aire denso y el olor del humo de las fábricas.

Sí, descreído,
porque ni ahora ni nunca me protegieron
las sombras de los ídolos.

Y, hoy, desde los escalones hasta el rellano,
me ilumina sólo el faro de los antepasados
que fueron maestros en el arte de la derrota.

Entre el recuerdo de aquel viento frío
y este pasamano de acero inoxidable
sólo hay la confirmación
de las peores sospechas.


original en catalán
 
Escala

Pujo l’escala agafat al passamà
cada graó m’allunya d’aquella terra
d’abans, devastada i estèril
i sento, com un supervivent, encara,
l'aire dens i l’olor del fum de les fàbriques.

Sí, descregut,
per què ni ara ni mai em protegiren
les ombres dels ídols.

I, avui, dels graons al replà,
només m‘il•lumina el far
dels avantpassats que foren
mestres en l’art de la derrota.

Entre el record d’aquell vent fred
i aquest passamà d’acer inoxidable
només hi ha la confirmació
de les pitjors sospites.

F.C.
de "Odis, venjances i altres traçats geomètrics"