miércoles, 29 de mayo de 2019

Errores





Todo es impreciso, trivial y precario y parece que se sustenta sobre estratos limosos incapaces de soportar el peso de la realidad. Encuentro equivocaciones y ambigüedades por doquier.
 
Descubro errores ortográficos y de cálculo en las informaciones que nos facilitan los medios. Hay errores en trabajos universitarios y en publicaciones sesudas que se jactan de rigurosas.

Siguiendo con la cadena de errores, me temo que cualquier día encontraré una falta de ortografía en la inscripción que hay en el crucifijo, algún patán será capaz de escribir INRI con hache.

Quiero creer que los errores son involuntarios y que las trivialidades son formas irónicas de sutileza mental. Quiero pensar que no hay voluntad de manipulación, o sí. Pero en cualquier caso todos estos errores entorpecen la actividad cotidiana y transforman la realidad.

Los errores son la expresión de la incultura, la desidia y la mala voluntad.

Se repiten los errores en las letras y en las ciencias, sobre estos errores se añaden otros referentes a la transmisión del conocimiento. Se convierte todo en un Cafarnaúm ruidoso plagado de chapuzas.

Tiemblo cuando me facilitan datos estadísticos. Me entran escalofríos cuando la prensa utiliza unidades de medida, hay confusión en las equivalencias, tantas, que me hacen pensar que los responsables desconocen el Sistema Métrico Decimal.

Nuestros políticos y tertulianos mediáticos utilizan las cifras con una total falta de rigor, no saben efectuar operaciones aritméticas elementales y ni siquiera comparar dos cifras.

Viendo tanto error –involuntario o intencionado–, sospecho del recuento de votos de unas elecciones, no me fío de lo que dice la etiqueta de una bolsa de patatas fritas, hay errores en lo que enseñan los maestros a nuestros hijos, estoy convencido que es una sarta de errores y manipulaciones. Incluso hay individuos que, después de haber cometido un delito, piden perdón diciendo: “me equivoqué”, en estas palabras hay error, se dice que cometió una equivocación cuando debería decir que cometió un delito.

Podemos distinguir entre los errores malintencionados, como los que acabo de citar, y las equivocaciones involuntarias, pero unos y otras nos hacen la vida más difícil.