Más de un teórico ha definido
el arte como el resultado de la lucha entre Apolo y Dionisos. Mesura y locura se suceden en la historia del
arte y algunas veces se entremezclan.
Cuando vence lo apolíneo, el artista tiende a contemplar la realidad tal como es, con
su complejidad y su belleza. Cuando esto ocurre, la mano del artista obedece al
rigor de la medida y su pensamiento obedece a la razón.
Cuando es
Dionisos quien vence, el artista penetra más adentro de la piel, busca entre la maraña de
la psicología y atiende al sentimiento.
Clásicos y románticos. Unos
buscan la belleza de la realidad y otros la expresión de las emociones.
Después del clasicismo
greco-romano vino una larga noche que sumió el arte de occidente en la oscuridad. La
voluntad de arte (Kunstwollen) quedó reducida a una didáctica o a un conjunto
de símbolos.
Para recuperar la Kunstwollen tuvo que llegar el Renacimiento, fue un instante en la larga marcha de
los siglos. La voluntad de arte se situó en la cresta, miró la belleza y el artista no quiso llorar, pues llorar es la expresión de un sentimiento y esto quedaba para los
manieristas que tampoco lloraron, se reprimieron, se miraron el ombligo y
hablaron de arte.
Los manieristas se expresaron
y, con una cierta amargura, contemplaron cómo luchaban Apolo y Dionisos.
El dios de la embriaguez vino más tarde, cuando los amantes suspiraron bajo el claro de luna
El dios de la embriaguez vino más tarde, cuando los amantes suspiraron bajo el claro de luna