viernes, 30 de junio de 2023

Máscara sobre un muro

Máscara teatral de un anciano bajo guirnaldas de frutas y hojas.


Esta pintura mural del siglo I a.C. procede de Sólunto (Sicilia) y hoy se encuentra en el Museo archeologico regionale di Palermo.


No se ha podido encontrar, pero sospecho que detrás de la máscara se esconde otra máscara. Siempre ocurre, en las calles, avenidas y en las heterotopías, en los muros y en los jardines del pensamiento, siempre hay un pretexto que oculta una idea que quizás algo que se quiere esconder.

Las máscaras serán burlonas o trágicas, de cartón piedra o de fieltros indecisos, pero siempre esconden una realidad agazapada.

El encausto ha recibido las caricias de los trapos de lino y ha quedado impreso en la superficie pétrea del tiempo, interpretando la eterna sinfonía del deterioro.

miércoles, 28 de junio de 2023

Las personas felices

El árbol rojo (1909) Piet Mondrian 

 

La felicidad es algo fugaz que raramente se halla en el presente. Es una estupefacción, un pasmo; el recuerdo de algún momento del pasado que nuestra mente ha idealizado, o puede ser, también, una situación futura que nuestra imaginación edifica con delicadeza.

Resulta muy difícil describir cómo es la felicidad ya que apenas la percibimos. La felicidad es casi indescriptible porque es casi imperceptible.

La felicidad es una construcción de materiales livianos que se disgregan con suma facilidad. Sustancias intangibles, imaginaciones o idealizaciones. Es un castillo de la mente que difícilmente se materializa.

¿Hay personas felices? 

Naturalmente que las hay. Son hombres y mujeres cuya capacidad mental les ha permitido edificar unos castillos de sillares amables que se sustentan sobre algo tan intangible como es nuestra mente.

Con toda probabilidad, el comportamiento de estas personas felices es también amable. Desconozco, sin embargo, algunos aspectos y comportamientos de las personas felices ¿Caminan mucho?, ¿se decepcionan con la comida que sirven en los restaurantes?, no sé qué comen, ni si pasan mucho tiempo delante de la pantalla del ordenador. Me pregunto cuánto pagan de impuestos, qué ropa llevan, ¿Les molesta la burocracia?

¿Su felicidad es constante o sufre interrupciones? De sufrirlas, me pregunto si en los momentos de interrupción, estas personas felices padecen algún dolor. Probablemente, las mujeres y los hombres felices no sienten nada. Es como la salud, que cuando se tiene no se siente, sólo la notamos cuando carecemos de ella.

La felicidad es, en definitiva, un estado de suprema elegancia mental. La elegancia de lo imaginado y de lo que no se siente.

lunes, 26 de junio de 2023

Cócteles

 



 

Me ha desaparecido un cometario que un tal Sebastián Malugra me ha enviado a este blog. Agradezco su comentario y transcribo su mensaje en el que proponía una relación de cócteles. 

Decía así:

 

Señor Cornadó, usted que hace alarde de materialismo, vulgaridad y técnica, permítame que me sume a su inteligente vulgaridad y le ofrezca las recetas de unos cócteles vulgares, no exclusivos y sin ningún glamur y si me acepta la ordinariez le diré que son una ‘mierda’ de cócteles:

 

1)    Calimocho.- Vino con Coca Cola.


2)   Sangría.- Coñac, vino tinto de verano, zumo industrial de frutas, trozos de frutas con piel y todo.


3)    Suau-Salou.- Café con gaseosa y unas gotitas de moscatel.


4)    Salou beach.- Café con agua de selz con unas gotas de anís (algunos a este cóctel lo llaman “el estudiante”).


5)    Pasión campestre.- Bitter con orujo y una hojita de menta.


6)    Beata perdida.- Infusión de hierbaluisa con anís.


7)    Champanillo.- Moscatel con gaseosa.

 

Saludos. S. Malugra

domingo, 25 de junio de 2023

Noucentisme


La ben plantada (1936) - Josep Clarà



Siempre he sospechado de la actitud preeminente, hasta cierto punto supremacista, de los teóricos de noucentisme, aquel movimiento cultural e ideológico que estuvo presente durante el primer tercio del siglo XX en Cataluña. Fue después del Modernismo y representó una reacción contra aquel estilo medievalista de la curva y la contra-curva, del coup de fouet y las arquitecturas vanidosas.


Sospecho también de muchos de aquellos artistas noucentistes que lanzaron su mirada sobre las aguas del Mediterráneo, creyendo encontrar entre las olas una razón étnica que los hiciera superiores a los demás.


Su mirada alcanzó los mármoles sumergidos de Sunion y los versos de Horacio. Pero los mármoles aún están bajo las aguas y los versos de Horacio continúan reclamando la mesa sencilla y la copa intacta.


Se perdieron en el detalle, en buscar la repipi perfección del detalle. Pedantes que, sólo con mirar el mar clásico, creían poder tocar el cielo con la punta de sus pinceles, su pluma o su cincel, 


Eran ilusiones aventadas por la tramontana, suspiros autocomplacientes y una voluntad de ruptura que se les rompió en sus manos y en su mente.


Y aunque la ben plantada hablara salat como el autor de las Horacianes, aquellos esteticistas noucentistes no consiguieron hablar con las gentes.


Debo reconocer, sin embargo, que uno de los poemas que más me gusta es noucentista y tiene hincadas sus raíces junto al mar: sus versos son más viejos que el olivo, más poderosos que el roble, más verdes que el naranjo y entre ellos se conserva la eterna primavera…