viernes, 30 de septiembre de 2022

El calentamiento del planeta y el silencio

Faces (2019), Beatriz Olabarrieta

Fundació Miró. Espai 13. Barcelona   Fotografía, Roberto Ruiz

 

 

La pandemia y sobre todo las redes sociales han cambiado nuestras formas de relación personal. Con más o menos esfuerzo nos vamos adaptando.

De las tertulias de café y las discusiones en la barra del bar, hemos pasado a los whatsApps y al insulto precipitado de los tuiters.

Los medios técnicos actuales tienen un alcance muy amplio y permiten una difusión más abierta que la charla presencial en una cafetería. Ahora el insulto llega más lejos.

No creo que los medios técnicos hayan alterado demasiado los contenidos. Se mantienen las frases panfletarias, los prejuicios, los argumentos tabernarios, el exabrupto y las afirmaciones no contrastadas y se opina muy alegremente de lo que no se conoce.

Veo insultos en tuiter, vanidad y sensiblería en Facebook, engreimiento y fantasmagoría en los blogs. Echo a faltar la prudencia y la reflexión racional indispensable para criticar al gestor de la cosa pública, se le juzga sin analizar la complejidad del panorama social o económico.

Enseguida, la incontinencia verbal se hace cómplice de la intolerancia. El calentón del indignado se contagia y los que escuchan se calientan todavía más –con tanto acaloramiento no me extraña que suba la temperatura del planeta–, estoy convencido de que la duda sistemática, la reflexión, el rigor discursivo, el silencio elocuente y las buenas maneras ayudarían a enfriar el planeta.

jueves, 29 de septiembre de 2022

Ezra Pound

 

Ezra Pound caricatura de David Levine


Ezra Pound era un enamorado de los trovadores provenzales. Durante toda su vida estuvo hablando de la poesía trovadoresca catalana y provenzal. Lo hizo siempre, mientras envejecía y adelgazaba. En su senectud el poeta estaba en la carne y los huesos.

No sé si fue por el maldito sirocco, que produce dolor de cabeza y mata en Venecia, o fue por la maldita poesía trovadoresca, el caso es que el poeta americano murió en Venecia a los 87 años.

Ezra Pound fue un innovador admirado por los innovadores.

Madame Stein consideraba que Pound era un provinciano.

T.S. Eliot decía que Pound había inventado la poesía china para europeos.

Ezra Pound gustaba a los fascistas y a los antifascistas, fue amigo de Mussolini y se unió al fascio. Fue locutor de la radio oficial fascista de Roma, habló contra su país y contra Inglaterra.

Ezra Pound, tan culto y cultísimo, estaba convencido de que Mussolini y Hitler ganarían la guerra.

La poesía trovadoresca, la ingenuidad y el provincianismo, por más culto que sea, pueden producir

monstruos enjutos de carne y hueso

con mucha labia y poco seso.

lunes, 19 de septiembre de 2022

¿Qué pasa con las piedras románicas?

 



Qué pasa con las piedras que amontonaron hace más de mil años.

Qué pasa con la pátina de las edades y con la infancia petrificada en las bóvedas de cañón.

Los colores planos, los símbolos que encandilan, las estatuas hieráticas que tienen las manos grandes y desproporcionadas y sus miradas son frontales  ¿permanecerán inmunes a las pandemias del sentido y de la razón invertida?

Voy a ver qué pasa con el románico de la voluntad cohibida.

¡Qué gruesos son aquellos muros!, el tiempo no los desgasta, no los adelgaza. Iré unos días a ver qué pasa.

domingo, 18 de septiembre de 2022

Esteticismo y malos vientos


Con un refinamiento endulzado y una sensibilidad exasperante hasta el punto de la sensiblería, Oscar Wilde, Whistler, Mallarmé nos dijeron que el arte existe para beneficio de su exclusiva belleza.

Esteticismo, autocomplacencia y extravagancia que me recuerdan el símil de que los muertos existen para justificar la construcción de los cementerios.

Los artistas y escritores esteticistas de finales del XIX, sobre todo los británicos decadentes, preconizaron un estilo de vida que según ellos habría de ser el ideal de belleza.

Las ideas estéticas de los dandys ingleses nacieron como oposición a las filosofías utilitaristas que habían surgido con el desarrollo de la Revolución Industrial. Ante la fealdad de las fábricas, estos esteticistas preconizaron el arte por el arte, cuyas normas estéticas quedaban exentas de toda utilidad y de toda moral.

De las horas ociosas de los señoritos de salón nació el arte por el arte.

Y vinieron tempestades que arrasaron el viejo continente:

el Modernisme catalán con sus evanescencias y locuras panteístas,

el conservadurismo arcaizante del Modern Style inglés,

la frivolidad del Art Nouveau,

las nieblas del Jungerstyle.

Y aquellos vientos tempestuosos avivaron el fuego de los nacionalismos.

viernes, 16 de septiembre de 2022

El realismo de Joan Miró

 

Lo dijo con palabras, lo dejó escrito y lo expresó con los pinceles. 

El realismo de Joan Miró está fuera de toda duda.

Unos dirán que lo suyo era surrealismo.

¿Qué es el surrealismo sino una forma de ver y expresar la realidad?


¿Quién, como él, vio las constelaciones, los pájaros en la noche y las estrellas?

jueves, 15 de septiembre de 2022

Estética, estática

 

 Festspielhaus Hellerau, Dresden, 1911. 
Arquitecto, Heinrich Tessenow

 

 

Las primeras ideas del proyecto de arquitectura suelen ser unos bocetos a lápiz sobre papel. No soy capaz de plasmar las ideas en una pantalla de ordenador. La informática es un instrumento, sólo la utilizo para ir desarrollando lo que ya está pensado. Creo que esto es una cuestión de control mental y formal. El lápiz, el dibujo a mano, vienen a ser como una extensión orgánica de la idea espacial.

 

Lo más difícil siempre son las primeras líneas sobre un papel mudo, en blanco y dispuesto a acabar tirado a la papelera. 

 

Luego viene todo lo demás: el control volumétrico, la distribución de los espacios, de los empujes, las fuerzas gravitatorias, etc. Y procurar que la belleza esté por encima de la estructura y la materia y que estas ya sean por sí mismas, belleza.

 

Esto es como decir que la estética está por encima de la estática.

 

Pero eso sí, que la estática no falle. Hay que asegurar el equilibrio, sin él, no hay belleza. Todo es derribo.


Los góticos sostenían que la belleza sobrevolaba por encima de la materia. Para ellos, la arquitectura era escolástica pétrea.

 

Otros, los neoplatónicos, decían que la belleza está en el interior de la materia, eran los florentinos que pusieron orden y proporción a las piedras.

 

Más tarde, unos exaltados tudescos quisieron acaparar lo bello y situaron la belleza en su intimidad emocionada, era la mirada romántica. Quizás querían petrificar sus lágrimas disecadas.

 

Pobrecillos todos, que andaban moviendo la belleza de arriba a abajo como los empujes sobre las bóvedas. Se requiere mucho andamiaje y muchos puntales de amor, sabiduría, humildad y cálculo para que todo se sostenga en pie y que las fuerzas se transmitan al subsuelo.

 

Quizás en el suelo, ahí, medio enterrado, es donde se esconde el ideal de redención.

martes, 13 de septiembre de 2022

Cubistas gritones

El Profeta –Pablo Gargallo (1881-1934)

 

El Modulor –Le Corbusier (1887-1965)

 

 

Con el brazo levantado los dos profetizan.

Con alturas similares, El Profeta de Gargallo mide 2,35 metros de altura y El Modulor de Le Corbusier mide 2,26 metros.

Los dos son cubistas y gritan.

Pablo Gargallo esculpía por las mañanas y dibujaba por las tardes. Le Corbusier pintaba por las mañanas y proyectaba por las tardes.

Puristas y comprometidos con la vanguardia europea, los dos eran unos cubistas fervientes que tenían en su mente geometrías proféticas.

Gargallo reclamaba la luz entre los volúmenes vacíos y, con el bastón en la mano, El Profeta lanzaba un grito conminatorio. 

Le Corbusier dibujaba y profetizaba gritando. Quiso implantar una nueva escala de medidas y proporciones.

Con brazo derecho de uno y con el izquierdo del otro, los dos pretenden que su grito alcance todos los confines del universo.

A la altura del ombligo, donde se encuentra el centro de gravedad del cuerpo humano, es donde El Modulor tiene un agujero, el vacío, el lugar desde el que parten las escalas y las medidas que profetiza Le Corbusier.

En el centro de gravedad de El Profeta, donde estaba su furia umbilical, es donde de Pablo Gargallo esculpe la gran oquedad, el lugar donde no hay nada, donde todo ha desaparecido convirtiéndose en el gran grito amenazante.