martes, 25 de octubre de 2022

Derrumbe del arte y la arquitectura pop y de sus derivados

 

Ciudad de la Cultura. Arquitecto Peter Eisenman

 

 

El arte pop fue una expresión orgullosa. 

En mi opinión, era el convencimiento y la arrogancia del un capitalismo que se jactaba de haber derribado la crítica racional ejercida por las vanguardias artísticas europeas del siglo XX.

En París, el Mayo del 68 anunciaba el fin de las ideologías y en Estados Unidos, Tom Wolfe, Andy Warhol y sus amigos se creyeron poseedores de la modernidad.

Robert Venturi, uno de estos poseedores, nos hablaba con cierta causticidad de la “Complejidad y contradicción en la arquitectura”, en su libro daba un repaso a muchas anécdotas formales de la arquitectura pasada y de la moderna. 

Aquel texto sirvió para que muchos arquitectos se dedicaran a proyectar una arquitectura anecdótica y divertida. Robert Venturi y su esposa y socia Denise Scotte Brown querían que la arquitectura fuera una fiesta.

Arq. Robert Venturi

 

Buscando la diversión, los arquitectos pop dieron a su obra un aspecto formal de carácter neorracionalista. De ahí surgieron el deconstructivismo y el posmodern, todos ellos despreocupados por la racionalidad de los espacios y la funcionalidad de los edificios y se ocuparon de la teatralidad de las fachadas y que todo pareciera muy modernillo.

La ostentación se abría paso. Cambió el paradigma del arte y de la arquitectura. El existencialismo informalista, la abstracción y todos los ismos de la Vanguardia Europea dieron un paso hacia el olvido, quedaron atrás para que los historiadores del arte hablaran de unos estilos pasados de moda.

Los principios de Movimiento Moderno, la síntesis de las artes, el expresionismo, el constructivismo y la racionalidad de la Bauhaus fueron cuestionados por Tom Wolfe que, haciendo de teórico neoliberal, lanzaba la pregunta tendenciosa y desvergonzada: “¿Quién teme a la Bauhaus feroz?” 

Alguien respondía que el simbolismo del Arte Pop era la expresión más conspicua de los ejecutivos de Wall Street y que los artistas “izquierdosos” de las vanguardias europeas eran cosa de otro tiempo.

A los arquitectos no les quedó más remedio que olvidarse del Movimiento Moderno y de la racionalidad que se escondía bajo los trazados geométricos de los artistas del hormigón blanco, y apostar por unas composiciones arquitectónicas llamativas, espectaculares y fastuosas.  Adoptaron ornamentaciones Art Déco sacadas de contexto, cambiaron de escala balaustres y columnas que utilizaban para decorar, negando su sentido estructural; utilizaron trampantojos para crear falsas perspectivas o una ilusión de profundidad inexistente, mezclaron superficies geométricas no ortogonales con techos abovedados. Todo eran imágenes pensadas para la fotografía y el papel cuché. Aquellos arquitectos apostaron por el espectáculo y la publicidad.   

Los arquitectos más representativos de la arquitectura pop fueron Peter Eisenman, Charles Gwathmey, Michael Graves, John Hejduk y Richard Meier, miembros de los Five Architetecs. Recordemos que Richard Meier fue el autor del proyecto del Museo de Arte Contempráneo de Barcelona.

Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona
 

La puerta de entrada del arte pop en Europa la abrió el “Independent Group” de Londres, un grupo de artistas y críticos que cuestionaron la Vanguardia europea, entre sus miembros se encontraban, entre otros, los críticos de arte Lawrence Alloway y Lawrence Alloway; los artistas Ronald Jenkins, Eduardo Paolozzi, John McHale, Richard Hamilton, Toni del Renzio, Dorothy Morland y los arquitectos Alison y Peter Smithson.

La arquitectura pop se introdujo en Europa de la mano de Alison y Peter Smithson, Cedric Price y el grupo Archigram.

Walking City. Archigram

 

 

 La extraña cosa. Arq. Peter Cook


¿Qué ocurre hoy? ¿Qué sentido tiene el orgullo y ostentación del arte pop?

Está claro que el arte pop y sus derivados de hoy son una ruina.

Un presente y un futuro inmediato de crisis energética, de escasez de materias primas, de cambio climático, de una política populista y panfletaria, de la caída del estado del bienestar y de la inmediatez de una cultura chusca que recorre las aulas, los parlamentos y los medios de comunicación, todo esto, es el erial requemado donde el arte tiene que plantar sus sitiales, una tierra donde edificar arquitecturas de emergencia.

Arte y arquitectura deberán asumir el derrumbe con humildad y entereza.

Museo Ningbo, en el Este de China. Arquitecto: Wang Shu (Premio Pritzker en 2012)

 

sábado, 22 de octubre de 2022

Guillaume Apollinaire. Cubismo órfico


Guillaume Apollinaire, cuyo nombre era Wilhelm Albert Włodzimierz Apolinary de Kostrowicki, fue un poeta notable adscrito al cubismo, gran observador de los culos de las muchachas del Mediterráneo. Probablemente debido a aquellas visiones esféricas y preso de un optimismo infantil, escribió en 21 de enero de 1911, lo siguiente:


Vivimos en uno de los momentos más importantes de la historia de las civilizaciones. Todo lo que seguimos arrastrando con nosotros de “cultura antigua” (religión, monarquía, nobleza, privilegios, humanismo, etc.) es un presente que ya pertenece al pasado. [...] Nosotros los pintores modernos, contribuimos en gran medida a crear un “arte recién nacido” ... que dará origen a todas las nuevas leyes y nociones.


Apollinaire inventó el cubismo órfico de cuerpos esféricos. Fue, sin embargo, el primero que dio nombre al surrealismo.


Culos y esferas. Hoy, los primeros aparecen en las primeras páginas de las revistas de papel cuché y las esferificaciones se han llevado hasta las cocinas más prestigiosas. Los unos y las otras se utilizan como elementos de diseño.


Si Apollinaire apareciera hoy por las costas de nuestra Europa tan vieja, vería que el arte actual no da origen a ninguna ley ni noción nuevas y que “un arte recién nacido” se asemeja a un tullido que precisa la intervención de ortopedas y técnicos en biotecnología.


Guillaume Apollinaire fue un visionario cargado de buenas intenciones que se equivocó. El tiempo, el infortunio, la barbarie sofisticada y los mercados no han dado la razón a Apollinaire.

miércoles, 19 de octubre de 2022

Noticia de Fausto

   

Fausto. Acuarela de Miquel Barceló


Existen precedentes de Fausto en la antigüedad, no en balde, Fausto es la personificación de un individuo que pacta con el Diablo ofreciendo su alma para obtener poder, riqueza, amor, placer o conocimiento y esta pulsión atávica recorre toda la historia del hombre. Es un intercambio que va desde el mundo real a un mundo imaginado. Un trueque de placeres temporales por sufrimientos eternos.


Hay noticia de Fausto en Mesopotamia y también hay noticia de pactos entre los dioses y los humanos en las mitologías antiguas.


Fausto es un arquetipo que transita por la civilización occidental desde la Edad Media hasta la actualidad. 


El Fausto, bebedor y juerguista de taberna, aparece en Europa de una manera concreta y documentada en 1506.


En 1536, en Würzburg, se preguntaban cuáles eran las profecías de Fausto sobre la trifulca entre Carlos V y Francisco I de Francia.


En cuanto a las dotes adivinatorias, Fausto y Mefistófeles solían meterse en un mismo saco.


Mefistófeles: yo soy el espíritu que todo lo niega


Una de las más célebres adaptaciones del mito se la debemos a Christopher Marlowe (1564-1593)


En las artes plásticas también aparece el doctor Fausto. En 1652, Rembrandt realizó un grabado donde podemos ver al personaje vestido con una túnica, se encuentra en una estancia oscura y es sorprendido por una especie de bola de luz que aparece frente a su ventana. El aire es hermético y la luz inquietante.


En Tubinga, ciudad de Hölderlin, Johann Wolfgang von Goethe publica la primera parte de Fausto en 1808. Fue el año en que la Grande Armée, encabezada por Napoleón, invade España.


La primera parte del drama en verso de Goethe se tituló Fausto. Una tragedia

En 1831 se publica póstumamente Fausto. Segunda parte de la tragedia.


¡Ah, mi preferida! Créeme, lo que se toma por inteligencia suele ser vanidad y tontería


El Fausto de Goethe se enmarca en el movimiento Strum und Drang, un paso franco, una bifurcación del clasicismo y del romanticismo. Nuestra cultura es una lucha entre conocimiento y emoción, sin vencedores ni vencidos.


Goethe, pensó que debería componerse una ópera de estilo mozartiano con su Fausto. Segunda parte de la tragedia.


En 1932 José Ortega y Gasset escribió Pidiendo un Goethe desde dentro, donde nos presenta criaturas como Fausto que van por el mundo buscando su destino íntimo o... huyendo de él.


En la década de los años 40 del siglo XX. Thomas Mann publicó Doctor Fausto y Paul Valéry publica Mon Faust.


El personaje ha servido de inspiración de múltiples composiciones musicales. Tras la publicación del Fausto de Goethe, aparecen diversas obras musicales –operísticas e instrumentales– sobre la obra. Ahí están:


Robert Schumann          Escenas del Fausto

Franz Liszt                    Sinfonía Fausto

Hector Berlioz               Condenación de Fausto

Charles Gounoud           Faust (ópera)

Arigo Boito                   Mesfistófele (ópera)

Gustav Mahler               Sinfonía de los mil

Ferruccio Busoni           Doktor Faust (ópera)


 

lunes, 17 de octubre de 2022

Primitivismo y dadá redivivos

Floor burguer. Claes Oldenburg

 

En muchas de las manifestaciones artísticas actuales y en la manera de proceder de gran parte de la sociedad observamos un comportamiento asilvestrado y un predominio de la sinrazón.


En los medios de comunicación y en los planes de educación vemos como el pensamiento crítico se halla sumido en una especie de primitivismo pueril. 


En mi opinion, todo esto tiene como único fin fomentar un espectáculo inculto de inconmensurable penuria intelectual.


Salvando las distancias temporales y epistemológicas, parece que estemos asistiendo a una renovación del primitivismo y el dadaísmo de las primeras décadas del siglo XX, se trata, actualmente, de un primitivismo y un dadaísmo de bajo nivel y de una gran pobreza formal. Es un espectáculo burdo y nada más.


Algunos artistas de la primera vanguardia europea, la surgida a partir de la Gran Guerra, se empeñaron en desarrollar un lenguaje formal antirromántico y sobre todo cuestionaron la estética del Art Nouveau y de sus amigos extraviados: Modern Style, Jungendstil, Nieuwe Kunsten, Sezession, Liberty y Modernisme; para ello desarrollaron unos discursos que iban desde el primitivismo de Stravinski o Picasso, hasta el dadaísmo de Marcel Duchamp o Tristan Tzara.


Primitivismo y dadaísmo expresaban la ruptura de unos estilos artísticos anteriores, más o menos figurativos, que apelaban al sentimentalismo. El primero, echaba una mirada a la simplicidad del arte popular y el arte de los pueblos primitivos y, otros, los dadaístas, cuestionaban la razón del positivismo. Aquello era una rebelión con dos flancos contra el arte de la burguesía.


El primitivismo redivivo actual lo encontramos en muchos de los discursos furibundos del ecologismo integrista y se instala, en forma de mensaje panfletario, en el lenguaje políticamente correcto y puritano que tanto abunda en las aulas y en los medios de comunicación.


Por su parte, el pseudo-dadaísmo actualizado y contestón aparece como un contra-mensaje infantiloide que ataca con ingenuidad los discursos bobalicones del ecologismo de pancarta.


Ambos –primitivismo redivivo y pseudo-dadaísmo– son expresiones zafias y asilvestradas que se prodigan en las redes sociales y contribuyen al griterío mediático de la más baja estofa.

Magma. Dvein, 2013

sábado, 15 de octubre de 2022

Un romanticismo antiguo

El artista conmovido hasta la desesperación por la grandeza de los restos antiguos,  Henry Füssli, 1778


 

El romanticismo viene de lejos. Mantener el equilibrio intelectual, emocional y formal requiere esfuerzo, pues resulta más fácil sentir que saber, más cómodo es opinar que pensar. La pereza se impone.

A la sombra de los acueductos construidos con la técnica de la estereotomía, algunos espíritus románticos antiguos, levantaron una retórica de exaltación, sugestión y éxtasis. Con la pasión querían elevar nuestras almas sobre las cúpulas romanas.


El romanticismo antiguo se escondía en los pseudo-autores, en las pseudo-teorías y en pseudo-Longino que corría el tupido velo de lo sublime sobre las bellas obras clásicas, aquellas que en su corazón de mármol atesoraban la virtud.


Más de mil años hubo de pasar para que aquel romanticismo romano fuera sistematizado por Kant en la Crítica del Juicio.


Persistían los poetas románticos en todo aquello que desequilibraba los acueductos, las cúpulas y la razón: una retórica inflamada por el éxtasis de lo sublime que subyugara.


Perdido el anhelo de luz, esperaban entre las neblinas el “rayo que todo lo turba”. Su destello, sin embargo, produce ceguera y con la vista afectada se pierde la orientación y el equilibrio y a continuación, sucede el derrumbe.


August Wilhelm von Schlegel (1767-1845) afirmaba que aquel romanticismo antiguo “está mal escrito, con frases ampulosas, hinchado de grandilocuencia, vacío de conceptos, y más pobre aún si nos atenemos a su estructura lógica…”


Aunque él, más arrebatado y romántico al fin, se encandilaba con las pseudo-cosas, sobre todo si despertaban pseudo-éxtasis nocturnos o tenebrosos. Llegó a pensar que el pseudo-Longino podía ser un pseudo-moderno.


Tuvo que ser Kant quien ordenara el pathos, el juicio tendencioso y el argumento patético y delimitara el mar de las tinieblas que rodea la isla de la razón.