Cuando estás sentado en una silla retorciéndote de dolor, constatas que éste es la única certeza que existe.
El dolor es verdad absoluta. Todo lo demás tiene matices.
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A veces se puede decir mucho con muy pocas palabras. Este seria el caso de este escrito. "El dolor es la verdad absoluta"
ResponderEliminarSí, amic Puigcarbó, es una verdad que constatamos sin la intervención de otros.
EliminarEl dolor es una verdad absoluta y casi me atrevería a decir que es la única verdad absoluta.
Salud
Solo el término dolor ya duele. Al pronunciarse la palabra en alta voz duele más. El dolor hace doler hasta los silencios. Los suplanta. Es una certeza tal que derriba la falsa y vacua parafernalia de las ideologías esotéricas. No entenderé jamás que haya siniestros personajes revestidos de pontifical que exalten el dolor y recomienden aceptarlo, si no ofrecerlo a sus dioses. Para asumir el dolor, si no hay más remedio, no tiene por qué venir nadie desde fuera a recomendarnos con buenas palabras. Por cierto, pones el ejemplo del dolor estando sentado, pero cualquiera de sus formas se las trae. No obstante, aunque maravilla saber de nuestra multitud de neuronas sabias que están por todas partes y producen esas señales terribles, no nos consuela. Sobre dolores varios y de otro calibre de la vida, punto y aparte, aunque también tienen su dosis de certeza. Sospecho que las neuronas viajan a todas horas también por nuestra psiqué.
ResponderEliminarAmigo Fackel, ya sabes que muchos nos hablan de la necesidad del dolor y buscan en el dolor una trascendencia, ¡habrase visto!
EliminarEstando sentado por estar de alguna manera, tumbado o de pie, el dolor también se presenta sin matices.
Llevo una buena temporada conviviendo con el dolor, y tienes razón. Cuando se agudiza no existe nada más. Pero con el tiempo aprendes a convivir con él, y descubres que, a su manera, te habla.
ResponderEliminarHacerse mayor es un coñazo, pero también descubres un modo de vida nuevo, en el que sobrevives a lo que antes considerabas insalvable. Y sigues aquí.
Saludos.
Y que, si eres capaz de tolerarlo y dominarlo, no hay nada imposible para ti
Amigo Rodericus, con el tiempo nos acostumbramos a todo y a convivir con compañeros terribles que no te abandonan.
EliminarSe soporta y a la fuerza se domina y luego que me venga otro y me cuente mil cuentos.
Como decía el poeta: a mi edad, leches. Yo añadiría a mi edad y con mis dolores, leches y más leches.
Salud
Ahhh, con Blas de Otero, leches...
ResponderEliminarCreo que convivir con el dolor es una de las cosas más duras que hay. En ocasiones un dolor hace olvidar otro dolor, y hasta te ríes de ti mismo.
No se de quien es el cuadro, pero me encanta, parece un lienzo de quatrocento, colores suaves y sumamente expresivo.
Un abrazo
¡Ah, Miquel ! Has identificado el poeta, Blas de Otrero que tanto nos gusta. Ahora toca identificar al autor de la imagen, se trata de un detalle de un pintor de quattrocento que tanto me gusta.
EliminarEl dolor es terrible, es capaz de arrasar a otro dolor.
Salud
Hola Francesc, Piero della Francesca me cautiva y este espléndido rostro refleja un dolor, diría, que íntimo y extraordinario.
ResponderEliminarLa Madonna del parto.
Gracias, me agrada volver a visitarte, a pesar de los dolores que padecemos en estos tiempos revueltos.
Salud!
Amiga Kova, celebro tus visitas y tus comentarios. Has acertado, Piero della Francesca | Madonna del parto (1459-1467).
EliminarAbrazos
Voy mirando oleos, el azul inconfundible (creo que Pruna copiaba este azul)...
ResponderEliminarMiquel, la amiga Kova ha acertado: Piero della Francesca | Madonna del parto (1459-1467). Ya sabes que soy un admirador de los maestros del quattrocento y muy especialmente de Piero della Francesca.
EliminarAbrazos
Así es, una gran reflexión. Ese dolor que, de ocupar espacio, ocuparía el mundo entero.
ResponderEliminarSaludos.
Amigo Pitt, el dolor invade y ocupa todo el espacio anulando cualquier otra percepción.
EliminarSalud
La mejor forma de tomar conciencia de nuestra existencia.
ResponderEliminarAmigo Pedro, es muy triste que haya de ser el dolor el que despierte la conciencia de nuestra existencia.
EliminarGracias...
ResponderEliminarDejó escrito Montaigne que un dolor de muelas es suficiente para aniquilar el deseo de escribir. Y claro, Francesc, el dolor es un abrasivo intelectual, así que contra el dolor físico, ya no digamos el emocional poco podemos hacer, salvo la espera estoica a que pase con la ayuda de la medicina y sus remedios.
ResponderEliminarAbrazos
Sí, Marga, el dolor inhabilita la acción y el deseo.
EliminarSalud