sábado, 15 de octubre de 2022

Un romanticismo antiguo

El artista conmovido hasta la desesperación por la grandeza de los restos antiguos,  Henry Füssli, 1778


 

El romanticismo viene de lejos. Mantener el equilibrio intelectual, emocional y formal requiere esfuerzo, pues resulta más fácil sentir que saber, más cómodo es opinar que pensar. La pereza se impone.

A la sombra de los acueductos construidos con la técnica de la estereotomía, algunos espíritus románticos antiguos, levantaron una retórica de exaltación, sugestión y éxtasis. Con la pasión querían elevar nuestras almas sobre las cúpulas romanas.


El romanticismo antiguo se escondía en los pseudo-autores, en las pseudo-teorías y en pseudo-Longino que corría el tupido velo de lo sublime sobre las bellas obras clásicas, aquellas que en su corazón de mármol atesoraban la virtud.


Más de mil años hubo de pasar para que aquel romanticismo romano fuera sistematizado por Kant en la Crítica del Juicio.


Persistían los poetas románticos en todo aquello que desequilibraba los acueductos, las cúpulas y la razón: una retórica inflamada por el éxtasis de lo sublime que subyugara.


Perdido el anhelo de luz, esperaban entre las neblinas el “rayo que todo lo turba”. Su destello, sin embargo, produce ceguera y con la vista afectada se pierde la orientación y el equilibrio y a continuación, sucede el derrumbe.


August Wilhelm von Schlegel (1767-1845) afirmaba que aquel romanticismo antiguo “está mal escrito, con frases ampulosas, hinchado de grandilocuencia, vacío de conceptos, y más pobre aún si nos atenemos a su estructura lógica…”


Aunque él, más arrebatado y romántico al fin, se encandilaba con las pseudo-cosas, sobre todo si despertaban pseudo-éxtasis nocturnos o tenebrosos. Llegó a pensar que el pseudo-Longino podía ser un pseudo-moderno.


Tuvo que ser Kant quien ordenara el pathos, el juicio tendencioso y el argumento patético y delimitara el mar de las tinieblas que rodea la isla de la razón.

2 comentarios:

  1. Kant son palabras mayores. Enseñar a pensar por uno mismo rechazando todo aquello (sobre todo los dogmas religiosos) que pudiera interferir en nuestro comportamiento, y en la época prusiana, tiene un doble valor.
    Para él no había pseudo-nada. Para afirmar algo y elevarlo a la categoría de valor había que demostrarlo. Y lo bueno es que no rechazó jamás el empirismo, la experiencia, pero si todo aquello que emanaba de hipótesis sin sustancia.
    Un abrazo
    salut

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  2. Amic Miquel, en efecto, Kant son palabras mayores, para mí, su pensamiento es fundamental en la dialéctica clasicismo-romanticismo.
    Muchos siglos antes de que los prerrománticos teutones nos hablaran de “lo sublime”, otros emocionados romanos nos hablaban del corazón del espectador. Pseudo-Longino con sus veladuras, influyó sobre el pensamiento del romanticismo incipiente, sobre los himnos de la noche y la exaltación de las emociones- yo diría sobre las emociones exaltadas-
    Debo decir que la actitud de Kant me complace absolutamente.
    Abrazos.

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