domingo, 30 de enero de 2022

Decaídos, cabizbajos, desanimados, infantiloides y flojos

 

El pensamiento único y la machacona propaganda sectaria ha dejado huellas en sus cuerpos.


De tanto confiar en una ilusión se les atrofió la razón. Sólo piensan en consignas panfletarias y en aquello que les dictaban y siguen dictando los medios de comunicación subvencionados.


Convencidos, creen que con la ilusión se construyen edificios, ciudades y países. Creyeron que desobedecer les hacía valientes y hoy sus rostros no muestran valentía alguna.


Caminan cabizbajos, sus gestos son asténicos, flojos y dulzones. Una sonrisa ingenua se les ha congelado debajo de la nariz. Tienen los músculos faciales mórbidos, ahora su tersura es resignada. Su mirada autocomplaciente, ahora ya no complace. El pelo lo tienen más lacio y cenizo y ya no ondea como lo hacían sus banderas y las pancartas que enarbolaban.


El principio de la realidad ha cambiado su forma de andar. Los hombres caminan desgarbados. Los andares de las mujeres son más patosos que conventuales y ambos presentan un ademán desvitalizado.


Se les reconoce al pasar. 


El tiempo y la realidad ha modelado sus cuerpos.

sábado, 29 de enero de 2022

Práctica profesional


 


Cada proyecto de arquitectura presenta un sinfín de problemas que hay que resolver. Son de índole constructiva, funcional, estructural, presupuestaria, cultural, estética, de adaptación al entorno, de cumplimiento de normativas técnica y urbanísticas, etc. 

 

En cada proyecto de arquitectura he tenido que tomar decisiones continuamente, he tenido que tomarlas y cargar con la responsabilidad que esto supone. 

 

La arquitectura plantea una situación topológica y cultural. 

 

Soy deudor de la tradición constructiva de mi territorio cultural y de los postulados racionalistas del Movimiento Moderno y cada vez que me pongo delante del papel en blanco, mi lápiz traza unas líneas determinadas por los conocimientos técnicos y culturales.  

 

Con las decisiones asumo la paradoja de la fidelidad a la tradición constructiva y la búsqueda de un lenguaje compositivo acorde con la realidad cultural del momento. 

 

Siempre acudo a la terna vitrubiana "firmitas, utilitas, venusta". Es como volver a los clásicos.

 

La voluntad de una construcción sólida, que sea útil y confortable, adecuada a la función y una búsqueda de la mejor y más bella composición arquitectónica, tanto en la organización de los espacios como en la definición equilibrada de su envolvente, y procuro hacerlo siempre con la mejor voluntad de servicio.

  

 

Ya sé que todo lo dicho es obvio, pero hay que hacerlo. Ya sé que cualquiera podrá decirme que este es mi deber profesional y mi responsabilidad, sí, pero hay que asumirlo sin excusas ni dejaciones y pagar unas pólizas de los seguros de responsabilidad civil de un coste muy elevado.

 

 

 

Al final, uno hace lo que mejor puede y lo que le dejan. A mí me han dejado bastante.

jueves, 27 de enero de 2022

Salir a la calle

Supuesto autorretrato de Benvenuto Cellini
 

 

Muchas veces al salir de casa me pregunto: ¿por qué tengo que salir a la calle si nada de lo que veré me va a gustar?


Es un prejuicio, sí, pero es una sospecha que a menudo resulta ser cierta.


Procuro eludir el paisaje urbano y me vienen a la mente las polifonías de Josquin des Prés. Seguramente su música instalada en mi cerebro hace una función profiláctica.


El paisaje urbano se ha degradado. Los comercios con rótulos feísimos, las gentes mal vestidas y mal habladas, las deposiciones pastosas de palomas que embadurnan el mobiliario público, las calles sucias, las fachadas pintarrajeadas por grafiteros incívicos, madres pamplineras y niños maleducados gritando...


La gente es desconfiada. Su hipocresía es contradictoria.


Pienso en Benvenuto Cellini y en Carlo Gesualdo, grandes artistas -menudo par de pendencieros- que anduvieron paseando su engreimiento. Sigo pensando y camino.


Hay una belleza fría en los mármoles. Hay un frío instalado en mi prejuicio.


El tenebrismo de Caravaggio contrasta con el tenebrismo de la desconfianza cívica.


¿La ciudad, el campo? No, yo no podría vivir en un pueblo: los chismes, las calumnias, la peste de las granjas y los mosquitos son insoportables.


Insoportables como los transeúntes que sospechaba encontrar por las calles.


Al cruzar la calzada acuden a mi mente La Tempesta de Giorgione y el Retrato del obispo Bernardo de' Rossi de Lorenzo Lotto.

Inicios en Treviso