Os
deseo a todos que tengáis un 2019 lleno de felicidad y de salud.
Apocalípticos
y agoreros nos pintan el 2019 muy negro.
Parece
que la negrura es el color preferido de la gente destemplada, de los atrabiliarios.
En la otra acera estamos los que no nos creemos nada, los de la duda.
El
año que viene será como siempre:
Niños consentidos, niños aplicados y niños
maleducados.
Madres histéricas y padres memos de solemnidad. Mal
unas y muy mal otros.
Jóvenes esperanzados, enérgicos y con ganas de salir
adelante.
Forzudos que solo piensan en su fuerza y se pasan
más tiempo en el gimnasio que en la biblioteca y luego dicen que se cuidan.
Malos estudiantes que solo piensan en vivir toda la vida sin
trabajar y en tocar el culo al que se presente o a la que se presente.
Corruptos y chorizos irredentos.
Personas íntegras y
responsables.
Institutos de investigación excelentes con investigadores mal pagados.
Escuelas manipuladas con profesores manipuladores.
La política de mal en peor, y los políticos rapiñando y
engañando, como siempre.
Basquiat
Pasarán
muchas cosas y nos parecerá que todo se viene abajo, como siempre.
Soy escéptico y si puedo,
continuaré con mi esfuerzo en relativizarlo todo.
Quizás
habrá que cambiarlo todo para que todo siga igual, como siempre. (Qué bueno era
Tomasi di Lampedusa, tan taciturno él).
Yo os deseo que estéis muy bien
a sabiendas de que los problemas continuaran. Todo
seguirá: los ricos serán más ricos y los pobres serán más pobres y la incultura
llenará las aulas y los medios de comunicación.
No
creo que ni arte ni la razón arreglen demasiado las cosas, creo, sin embargo, que hay
que relativizar. Volverán las oscuras golondrinas y el arpa continuará en un
rincón silenciosa y cubierta de polvo.
Confío
poco en las “humanidades”
y en los “humanitarios”.
En estas cosas de lo “humano” parece que todo avanza a paso de paloma y retrocede a paso de caballo. (Maldito
Nietzsche, qué mal me sabe tener que darte la razón).
Espero
que los técnicos nos ayuden un poquito, ellos nos proporcionaron el confort, el
lavavajillas y la lavadora, la salubridad, el agua corriente y los detergentes, la calefacción, el váter, la
cirugía, los teléfonos, los antibióticos, las redes de cloacas y las redes de
comunicación, mientras los filósofos iban perdiendo el tiempo discutiendo sobre la metafísica,
la ontología y la abstracción y los sacerdotes se ponían sus galas litúrgicas para
bendecir las armas de los ejercitos que iban a entrar en combate.
De
verdad de la buena,
os deseo que tengáis un 2019 muy feliz y con mucha salud.
Isaac Grunewald