jueves, 31 de octubre de 2019

La viga continua


EMILIO VEDOVA. DALLA PARTE DEL NAUFRAGIO (2019)

Para sustentar una de las paredes de carga de las plantas superiores, el arquitecto había proyectado una viga continua. Sobre ella gravitaba la carga del 85 % de la estructura del edificio.

Cuando se terminó la construcción del edificio y ya comenzaba a ocuparse por sus propietarios, aquella viga continua cedió, se colapsó y el edificio se vino abajo. En el accidente murió una mujer y un joven de 17 años resultó herido, quedando tetrapléjico.

Se depuraron responsabilidades, hubo juicio. En la instrucción el juez concluyó que la viga continua estaba mal calculada, que por su diseño y dimensionado, aquella viga no tenía la capacidad de carga suficiente para soportar el peso de la estructura. En consecuencia, el juez instructor acusó al arquitecto de imprudencia temeraria con resultado de muerte y lesiones graves.

Cuando se celebró la vista oral, la defensa solicitó la absolución del arquitecto alegando que, cuando se explicaba el cálculo de estructuras horizontales y en concreto el cálculo de vigas continuas, el arquitecto, entonces alumno de cuarto curso de la carrera de arquitectura, no asistió a clase ya que estaba de huelga general y participaba en las manifestaciones de estudiantes que protestaban por la independencia de su territorio. El letrado reforzó su argumentación alegando que aquel curso, el claustro de profesores decidió dar un aprobado general patriótico, con lo que se certificaban los conocimientos, aunque no se hubiera asistido a clase.

Oídas las partes, el juez consideró pertinentes las alegaciones de la defensa y absolvió al joven arquitecto, concluyendo que la existencia de víctimas carece de importancia ante el porvenir de la ilusión de un joven estudiante que pedía la independencia de un territorio y que, a pesar de que no se consiguiera la segregación de aquellas tierras, bien valía que se hiciera todo lo posible para mantener la ilusión de todo un pueblo y, por lo tanto, estaban plenamente justificados los tumultos y los “paros de país”.

El arquitecto quedó en libertad y pudo continuar proyectando estructuras con vigas continuas.

martes, 29 de octubre de 2019

Me veo metido en el caos


Cuando Jaime D. Parra me dijo que me incluía en la antología Poéticas del Caos. Ensayos y antología, inmediatamente le pregunté:

¿yo en el caos?,
¿qué dices, me pones junto con el Conde de Lautréamont y con Alfred Jarry?,
¿qué hago yo con los surrealistas o los autores experimentales?,
¿cómo puede ser que aparezca con los postistas, Eduardo Chicharro y Carlos Edmundo de Ory o con Juan-Eduardo Cirlot, Joan Brossa, Fernando Arrabal, Fernández Molina, Cristóbal Serra, Guillem Viladot o Antonio Beneyto?

Jaime D. Parra, el antólogo, enseguida me contestó:  
                                         Tu eres el contrapunto.

En estos Ensayos y antología, Jaime D. Parra analiza el poema en prosa y la fragmentación desde Novalis al postfilopostismo.

Poéticas del caos reúne una serie de artículos y antología, en torno a las trayectorias de distintos autores de diferentes tiempos, que entendieron o entienden la creación como riesgo, ruptura, crisis, génesis libre, y que hicieron tabla rasa, tanto en su enfoque vital como en su tratamiento del lenguaje.
Unos son hijos del Simbolismo, o del Postsimbolismo, como Lautréamont o Alfred Jarry; otros son de una filiación próxima a los surreales y experimentales a la hispánica manera, como Juan-Eduardo Cirlot, Eduardo Chicharro, Carlos Edmundo de Ory, Joan Brossa, Guillem Viladot, A. F. Molina, Fernando Arrabal, Cristóbal Serra o Antonio Beneyto. Y otros son posteriores a ellos: Albert Tugues, Francesc Cornadó, Raúl Herrero.
En la antología se destaca también la incorporación de voces de mujeres, relacionadas directamente o indirectamente con el Filopostismo y el Postpostismo: Gloria Fuertes, Nanda Papiri, Pilar Gómez Bedate, Laura Lachéroy, Luce Moreau; o Mercedes Escolano, Ana Sofía-Pérez Bustamante, Esther Xargay y Carlota Caulfield y otras voces de otras mujeres que Jaime D. Parra añade y las define como la nueva radicalidad.
 
 
Poéticas del Caos. Ensayos y antología. 
Jaime D. Parra, ed.
Biblioteca Golpe de dados 
Poesía Antología / Ensayo


En el preámbulo del Ensayo, Jesús Ferrer Solà dice: «… la presente obra se convierte en un lúcido artefacto crítico, en un prisma de varias caras, en las que se reflejan luces y sombras de un arte de la transgresión heterodoxa y la realidad desfigurada».
 
Yo que soy admirador de la obra de Piero de la Francesca, me encuentro metido en la nómina del arte de la “transgresión heterodoxa y la realidad desfigurada”. 

Ah sí, pero que conste: yo soy el contrapunto.

lunes, 28 de octubre de 2019

Entrevista


Entrevista para el Archivo de Poetas de la Asosciación Colegial de Escritores de Cataluña

sábado, 26 de octubre de 2019

El arte en tiempos de sinrazón


 
La índole humana sufre del mal de la pereza y la galbana y le cuesta mantener la razón en vilo, esto requiere un esfuerzo considerable. Por este motivo y por otros que se escapan, el ser humano confunde el espíritu racional con el porvenir de una ilusión.

Cuando esto ocurre, se cae en estados melancólicos o de amargura, de malestar y desengaño. Entonces, más de un artista contempla su ombligo o se hace psicólogo de los pinceles o del cincel. La psicología intenta adueñarse de la forma y entonces, el artista y los críticos afectados dicen que la verdad está en el interior. Unos hablan de verdades profundas y otros convocan sínodos para proclamar algún dogma o nos invitan a asambleas para confundirnos con arcadias imaginadas, donde las fresas serán más dulces y las madres tendrán más leche.

En medio de las luces de neón, la crítica racional y sistemática brilla por su ausencia y nos invade la amnesia. Ya no recordamos que el arte supo ganar en nobleza y situar al hombre como centro de toda creación artística e intelectual y que gracias a esto pudimos mirar la naturaleza con objetividad.

La historia nos explica cómo, tras unos periodos de irracionalidad, siguen otros en que la razón ofrece unos métodos precisos para que podamos medir la naturaleza: la profundidad de la piel, la dureza de las rocas o el peso de un pétalo de rosita de pitiminí. Sin recurrir a elucubraciones psicológicas podemos saber qué hay dentro de cada uno. Las biopsias nos permiten saber cómo es el interior del ser humano. Disponemos de instrumentos de medición precisos, conocemos el método científico, incluso llegamos a entender aquello de la Libertad, Igualdad, Fraternidad, el lema de la ilustración, pero tercos nos obstinamos en caminar entre las nieblas espesas de la sinrazón y por este motivo, el arte y la literatura se resienten.