sábado, 26 de octubre de 2019

El arte en tiempos de sinrazón


 
La índole humana sufre del mal de la pereza y la galbana y le cuesta mantener la razón en vilo, esto requiere un esfuerzo considerable. Por este motivo y por otros que se escapan, el ser humano confunde el espíritu racional con el porvenir de una ilusión.

Cuando esto ocurre, se cae en estados melancólicos o de amargura, de malestar y desengaño. Entonces, más de un artista contempla su ombligo o se hace psicólogo de los pinceles o del cincel. La psicología intenta adueñarse de la forma y entonces, el artista y los críticos afectados dicen que la verdad está en el interior. Unos hablan de verdades profundas y otros convocan sínodos para proclamar algún dogma o nos invitan a asambleas para confundirnos con arcadias imaginadas, donde las fresas serán más dulces y las madres tendrán más leche.

En medio de las luces de neón, la crítica racional y sistemática brilla por su ausencia y nos invade la amnesia. Ya no recordamos que el arte supo ganar en nobleza y situar al hombre como centro de toda creación artística e intelectual y que gracias a esto pudimos mirar la naturaleza con objetividad.

La historia nos explica cómo, tras unos periodos de irracionalidad, siguen otros en que la razón ofrece unos métodos precisos para que podamos medir la naturaleza: la profundidad de la piel, la dureza de las rocas o el peso de un pétalo de rosita de pitiminí. Sin recurrir a elucubraciones psicológicas podemos saber qué hay dentro de cada uno. Las biopsias nos permiten saber cómo es el interior del ser humano. Disponemos de instrumentos de medición precisos, conocemos el método científico, incluso llegamos a entender aquello de la Libertad, Igualdad, Fraternidad, el lema de la ilustración, pero tercos nos obstinamos en caminar entre las nieblas espesas de la sinrazón y por este motivo, el arte y la literatura se resienten.



9 comentarios:

  1. Es que las drogas son muy malas, aunque las recete el médico. Y algunos se enfrentan a la tarea del arte y de la literatura (y de la política), atiborrados de psicofármacos, absentas varias y elevadas dosis de oxitocina, dopamina, adrenalina o, incluso, henchidos de discursos patrióticos que inflaman el ardor guerrero. Algunos tienen las musas en el hipotálamo o en las glándulas suprarrenales.
    Saludos, Francesc.

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    1. Amigo Cayetano, hay un exceso de toxinas que contaminan la razón, unas recetadas por los médicos y otras suministradas por los medios de comunicación o fruto de la mala educación.
      Saludos sabatinos

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  2. És possible que aquest art noble existeixi, pero no ens arribi?

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    1. Amic Puigcarbó l'art existeix i se'ns presenta sempre en tota la seva noblesa, si arriba o no arriba a la sensibilitat de cadescú, és una qüestió de cada espectador, allà ell amb la seva mesquinesa i que s'empassi la seva estupidesa.
      Salut

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    2. Amic meu, afegeixo allò que he dit en el primer paràgraf: mandra i ganduleria i un caràcter mesell que el fa confondre la raó amb l'avenir d'una il·lusió.
      Salut

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  3. Cierto. Al igual que en una mesa de billar, toda acción lleva a reacción, y el primer toque desencadena una serie de choques, hasta hacer entrar en el hoyo a aquella bola que estaba en un rincón, pensativa y sin que nada viniera a cuento.
    Un abrazo

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    1. Amic Miquel, en los choques indeseables se puede o perder el sentido y, al final, perdida la razón, podemos caer en el hoyo.
      Abrazos

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  4. Los periodos de razón y sin razón, elucubraciones sólo propias de la mente,se suceden en un vaivén cíclico que de momento el hombre ha sido incapaz de evitar.

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    1. Amiga Anna, arbitrariedades y atropellos que recorren a lo largo de la historia del arte. Todo es cíclico y por lo tando dando vueltas, sin que la razón, en el sentido ilustrado del término, acabe de asentarse. Hay mucha pereza.
      Saludos

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