Simonetta
Vespucci es una verdad terrenal, una llamada de retorno a la belleza, un
bálsamo y un antídoto contra el derrumbe.
Su
peinado y su rostro no son adventicios ni accidentales. Su ademán añade
equilibrio y rigor sinfónico a las ideas mundanas.
Tiene algo especial, cierto.
ResponderEliminarSalut
Sí, Miquel, era una joven especial, creo que Simonetta no tenía ni pircings ni tatuajes.
EliminarSalud
Tras su rostro -¿angelical, virginal, supraterrestre o metafísico?- ¿qué se ocultaba? Tal vez lo efímero. Que muriera con 23 años lo verán con regocijo los que odian la belleza. Pero a la vez el arte la convirtió en eternidad. Cuasi inmaterial.
ResponderEliminar¿Por qué dices que su peinado y rostro no son occidentales? El artista lo alteró, seguro.
Amigo Fackel, no sé que ocultaba aquel rostro, me basta con saber de su belleza directa.
EliminarHe dicho que su peinado y rostro no son "accidentales".
Salud
Una musa de carne y hueso, tal vez con la primera mujer que soñé y fantaseé siendo todavía un mocoso.
ResponderEliminarUn saludo, Francesc.
Menudas fantasías infantiles tenías tú, amigo Cayetano. Apuntabas alto, toda una belleza.
EliminarSaludos
La belleza a través de la mirada y el cabello.
ResponderEliminarJa sóc seguidora del teu blog.
Hola Anna, gràcies i benvinguda a aquest blog.
EliminarAbraçades