Qué guitarras portuguesas podrían acompañar a una cantante de fados lisboeta que entonara estos versos:
Tras la roja luz de antorcha en caras sudorosas
tras el silencio escarchado en los jardines
tras la agonía en los pedregales
los gritos y los llantos
prisión y palacio y reverbero
de trueno primaveral en montañas lejanas.
Quien estaba vivo está ya muerto
Nosotros vivíamos y estamos muriendo
Con un poco de paciencia
La tierra baldía. V. Según dijo el trueno
T.S. Eliot
After the torchlight red on sweaty faces
After the frosty silence in the gardens
After the agony in stony places
The shouting and the crying
Pasion and palace and reverberation
Of thunder of spring over distant mountains
He who was living is now dead
We who were living are now dying
With a little patience.
Ahora prefiero T.S. Eliot que el
fado portugués, antes era al revés,
Entre la poesía de T.S. Eliot y el fado hay unas incompatibilidades que, en mi opinión, nadie puede resolver.
No se porqué se me da, no apela a la nostalgia del fado. T S Eliot es mucho más crudo.
ResponderEliminarAmic Miquel, los cantantes de fados se encandilan mirando el ocaso. En Portugal contemplan como se pone el sol. Aquella luz es nostálgica, es la luz del atardecer.
EliminarSalud
¿Solo con un poco de paciencia? Lo nostálgico implica siempre una resistencia inútil. Las conclusiones bravías representan el impulso épico de cada individuo, pero a su vez este no puede evitar lo imparable. Todo es ver las cosas desde distintos ángulos; somos cambiantes en los rincones, tal vez porque la vida es siempre inquietud.
ResponderEliminarAmigo Fackel, transcurrimos con inquietud, a veces quejumbrosos, a veces con un ánimo soleado. Me cuesta mucho entender ciertos estados nostálgicos y si miran a poniente todavía me cuesta más.
ResponderEliminarSalud