jueves, 15 de septiembre de 2022

Estética, estática

 

 Festspielhaus Hellerau, Dresden, 1911. 
Arquitecto, Heinrich Tessenow

 

 

Las primeras ideas del proyecto de arquitectura suelen ser unos bocetos a lápiz sobre papel. No soy capaz de plasmar las ideas en una pantalla de ordenador. La informática es un instrumento, sólo la utilizo para ir desarrollando lo que ya está pensado. Creo que esto es una cuestión de control mental y formal. El lápiz, el dibujo a mano, vienen a ser como una extensión orgánica de la idea espacial.

 

Lo más difícil siempre son las primeras líneas sobre un papel mudo, en blanco y dispuesto a acabar tirado a la papelera. 

 

Luego viene todo lo demás: el control volumétrico, la distribución de los espacios, de los empujes, las fuerzas gravitatorias, etc. Y procurar que la belleza esté por encima de la estructura y la materia y que estas ya sean por sí mismas, belleza.

 

Esto es como decir que la estética está por encima de la estática.

 

Pero eso sí, que la estática no falle. Hay que asegurar el equilibrio, sin él, no hay belleza. Todo es derribo.


Los góticos sostenían que la belleza sobrevolaba por encima de la materia. Para ellos, la arquitectura era escolástica pétrea.

 

Otros, los neoplatónicos, decían que la belleza está en el interior de la materia, eran los florentinos que pusieron orden y proporción a las piedras.

 

Más tarde, unos exaltados tudescos quisieron acaparar lo bello y situaron la belleza en su intimidad emocionada, era la mirada romántica. Quizás querían petrificar sus lágrimas disecadas.

 

Pobrecillos todos, que andaban moviendo la belleza de arriba a abajo como los empujes sobre las bóvedas. Se requiere mucho andamiaje y muchos puntales de amor, sabiduría, humildad y cálculo para que todo se sostenga en pie y que las fuerzas se transmitan al subsuelo.

 

Quizás en el suelo, ahí, medio enterrado, es donde se esconde el ideal de redención.

6 comentarios:

  1. Quizá la belleza sea un bien sólo reconocida en el interior de cada uno, y cada uno vea aquello con la belleza que su interior le quiera proporcionar.
    Creo que hay más cosas bellas que feas, pero que estas están escondidas y sólo a la vista de quien pueda reconocerlas.
    Y de cosas en esta vida hay muchas, desde el canto de un jilguero hasta una escultura de Moore, desde un rechoncho ombú pasando por un Vayreda, desde el buen día de una madre hasta la puesta de sol.
    Un abrazo

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    1. Miquel, yo creo que la belleza está en el objeto -sus proporciones, la armonía de las partes, la proporción entre las partes y el todo, la composición, etc.- en la "cosa en sí" que diría Kant.
      Creo que la belleza es autónoma, la emoción que uno siente al contemplarla es un acto íntimo independiente.
      Miquel estas palabras que anteceden son las de un militante antirromántico.
      Salud

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    2. Creo, porque soy un metafísico irredento, que hay más armonía en el beso de una madre que en las proporciones de una catedral gótica.
      Un abrazo
      Salut

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    3. Miquel, yo creo que en el beso de una madre hay amor, ternura o cariño, pero no armonía. Son cosas diferentes y todas apreciables en el más alto grado.
      Por cierto, muchas veces he dudado de la armonía de una catedral gótica.
      Salud

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  2. Combinar belleza y equilibrio parece bastante complicado.
    Me quedo con lo de "amor, sabiduría, humildad y cálculo" pienso que son los mejores ingredientes que se pueden poner a cualquier proyecto.

    Un abrazo!!

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    1. Querida Ana, en eso consiste, en gran medida, el trabajo del arquitecto: combinar belleza y equilibrio -estética y estática-
      El arquitecto debe ser consciente de que cada elemento arquitectónico debe contribuir a la belleza del conjunto, así como a su función constructiva, estructural, funcional, sostenibilidad, economía de medios, confort, adaptación al medio ambiente, etc. Esto que parece tan difícil de combinar se consigue con un poco de sentido común, amor por la profesión y con el esfuerzo debido.
      Abrazos

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