sábado, 13 de noviembre de 2021

Stendhal – Le Corbusier

 

 Concomitancias

 

Stendhal no se llamaba Stendhal, se llamaba de otra manera.

El escritor francés Stehdhal no era de Francia, era de otro sitio.

 

Le Corbusier no se llamaba Le Corbusier, se llamaba de otra manera.

El arquitecto francés Le Corbusier no era de Francia, era de otro sitio.

 

Francia siempre ha dado acogida a los buenos artistas. Los afrancesa.

 

Stendhal fue uno de los más extraordinarios escritores de su época.

Le Corbusier fue uno de los más grandes arquitectos de su época.

 

Stendhal escribía como si antes nadie hubiese escrito nunca nada.

Le Corbusier proyectaba edificios como si antes nadie hubiese proyectado nunca nada.

 

La Cartuja de Parma no ha existido nunca, solamente estaba en la cabeza de Stendhal.

El Plan Macià de urbanismo no se construyó nunca, solamente existió en la cabeza de Le Corbusier.

 

Stendhal consideraba que la sociedad francesa que lo acogía era moralizante y petit bourgeois.

Le Corbusier consideraba que la sociedad francesa que lo acogía era racionalista e hipócrita. Ambos coincidían.

 

Stendhal y Le Corbusier aborrecían la retórica y el recargamiento y, sin embargo los dos eran hiperbólicos, teatreros y unos auténticos exhibicionistas. Dicharacheros, los dos conocían a mucha gente, pero tenían pocos amigos.

 

¡Pobre Stendhal!, fue a comer a un restaurante de París y al salir, cayó muerto en la calle frente a la central del Crédit Lyonnais. Lo encontraron unos transeúntes. El cadáver tenía la mano metida en el bolsillo donde guardaba su reloj de oro.

 

¡Pobre Le Corbusier!, pasaba las vacaciones en su cabaña de Roquebrune Cap Martin, junto al mar, fue a nadar y al salir del agua, cayó muerto en la arena, donde rompen las olas, y allí fue encontrado por unos pescadores.

12 comentarios:

  1. Extraordinario.
    Ha explicado la vida de los dos en cuatro frases, y además extraordinariamente bien.

    Muy bueno.
    Salut

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    1. Miquel, celebro que te haya gustado.
      Fueron dos personajes muy singulares.
      Salud

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  2. Qué buena la analogía entre ambos personajes, con detalles que yo desconocía.

    Lo del síndrome, ¿no era compartido? ¿O fue una falacia de Monsieur Beyle?

    Francia tampoco se llamó siempre Francia, y si no preguntemos a Gayo Julio César, que harto trabajo me costaba traducir su guerra por aquellas tierras.

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    1. Amigo Fackel, yo creo que a Le Corbusier no le daban tembleques. Lo del síndrome es algo que muchos hemos sentido, lo que ocurre es que Stendhal, teatrero e hiperbólico, lo magnificó haciéndose pasar por un sensible de alto standing.
      En efecto, Francia no siempre se llamó así, pero tanto en tiempos de Stendhal como de Le Corbusier era la Francia con mayúsculas.
      Salud.

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  3. -Teatreros y dicharacheros: pero tenían pocos amigos.En esa sociedad que ellos se movían, no era de esperar muchos amigos: sino snobs, como ellos querían ser vistos y esa hipérbole es muy normal en los snobs un comportamiento muy extendido en los que se consideran por encima de...

    Un abrazo me ha encantado esa radiografía.

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    1. Amiga Bertha, yo creo que siempre ha sido muy difícil tener amigos de verdad.
      Los snobs suelen ser cargantes y pesados, pero yo creo que tienen un valor positivo: son un motor de difusión de muchas expresiones artísticas, ellos quieren epatar al pesonal y difunden.
      Muchas gracias, celebro que te haya gustado este escrito.
      Abrazos.

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  4. Plutarco no habría sido tan fino al hablar de vidas paralelas. Mucho
    en común pero sin llegar a juntarse.
    Saludos, Francesc.

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    1. Amigo Cayetano, creo que si Plutarco hubiese tenido los medios de información que tenemos nosotros(wikipedia, enciclopedias, telefonillos, correos...) podría llegar a escribir una inmensidad de vidas paralelas.
      Saludos

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  5. "Dicharacheros, los dos conocían a mucha gente, pero tenían pocos amigos."
    En este apartado me pudiera incluir yo.
    He oído hablar de ambos, pero no conozco su trayectoria, ni su obra, la verdad.
    He investigado en la "Wiki" y me gusta el planteamiento que hace de: "Los cinco puntos de una nueva arquitectura".
    La verdad es que la narrativa ha definido muy bien la personalidad de ambos, y también me gustaría compartir su forma de morir.
    Un saludo

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    1. Amigo Daniel, Le Corbusier fue un faro que iluminó toda la arquitectura del siglo XX, su racionalismo marcó un antes y un después de la arquitectura. Admiro profundamente su obra.
      Morir de repente, sin sufrir, ya sea a la orilla del mar o mirando un semáforo.
      Salud.

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  6. No conocía cómo murieron esos dos personajes. Contigo, aparte de disfrutar leyéndote, siempre se aprenden cosas.
    Pues sí, es como si Stendhal hubiera escrito "La Cartuja de Parma" como si nunca se hubiera escrito antes ninguna otra novela, sin normas ni reglas previas, absolutamente libre, aunque encerrado en su casa durante dos meses. También Le Corbusier parece como si hubiera proyectado Ronchamps como si nunca antes se hubiera construido iglesia alguna, también libre de ataduras. No la he visitado nunca, pero no descarto que pudiera sufrir, si voy algún día, algo parecido al "síndrome de Stendhal", ese fenómeno que, según narró el propio Stendhal, le sucedió en Florencia visitando la Basílica di Santa Croce. No sé si a ti, que eres un habitual de esa ciudad, te ha sucedido alguna vez algo parecido en ese lugar o en otro (hay muchos sitios por allí en que le pueden suceder a uno esas alteraciones del ritmo cardíaco; por eso voy poco).

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    1. Amigo Granuribe, ya hace mucho tiempo que leí “La Cartuja de Parma” y tuve esta misma sensación que tú dices.
      A Stendhal y a Le Corbusier les pasa lo mismo, hacen su trabajo como si nadie hubiese hecho nada similar a lo que hacían ellos.
      He visitado l’Unité d’Habitation un par de veces y me ha parecido una obra extraordinaria, no conozco Ronchamp y tampoco descarto ir algún día a verla.
      En cuanto a esto del famoso síndrome de Stendhal, creo que se trata de una exageración de ese romántico aficionado a la arqueología que le dio por el realismo. Es cierto que, ante la acumulación de obras de arte, observando su belleza, puedes llegar a marearte y el corazón seguramente se acelera, pero creo que tenemos recursos para frenar las aceleraciones y tampoco dejarnos llevar por arrebatos románticos. Después de una visita a la Santa Croce y sobre todo a la Capella Pazzi, puedes acercarte, con toda la tranquilidad posible, a cualquier trattoria y degustar una pasta ai frutti di mare y se te pasan todos los males.
      Salud

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