Fermall. Ramon Puig Cuyás
El
reloj de la historia no se detiene. Sus saetas han señalado todo tipo
desgracias y sigue la cuerda. Tic tac, tic tac…
La
historia es un mal negocio y las calamidades siguen. Cuando se entrecruza un
momento fugaz de felicidad el minutero sigue.
Iluminados,
gurús parlanchines, ingenuos de buena voluntad y otros embaucadores han
propuesto detener el reloj de la historia. Así, evitarían que ocurrieran nuevas
desgracias. Acomodados, ya no vendrán peligros
nuevos.
Ahora
la tarea la tiene el relojero especializado en paralizar las manecillas. Es un
profesional avezado en la anti-relojería. Es el apañarrelojes de la
inmovilidad. Utiliza herramientas de precisión, toquetea engranajes y esferas,
pero el reloj no se detiene.
Tic
tac, tic tac, tic tac…
Las
agujas van señalando las horas de las estafas y de los engaños. En cada ciclo
del tiempo, la barbarie se perfecciona.
A pesar de la habilidad del profesional de la anti-relojería y su empeño en parar el tiempo, el vaivén del péndulo no se detiene y la inquina y las
desgracias aparecen una y otra vez.
En
cada ciclo horario, el apañarrelojes presenta su minuta de honorarios:
horarios y honorarios, minutas y minutos, todo se sucede en el eterno giro de la noria del
tiempo.
Mientras,
el iluminado va convenciendo a todos que vendrá un tiempo mejor donde los
relojes marcarán la hora de comer caviar y habrá caviar para todos y la hora de
tomar un vermut y habrá vermut del bueno para todos.
Y cuando se pare seguirá acertando la hora exacta dos veces al día.
ResponderEliminarUn saludo, Francesc.
Amigo Cayetano, si el reloj mecánico se para, pediremos cuentas al chico de mantenimiento.
EliminarA las horas exactas tomaremos el vermut con los amigos.
Abrazos
Ayyy amigo Francesc... los relojes son como los políticos, cada vez que los miras te dicen una cosa diferente, ¿cómo puñetas los vas a creer?
ResponderEliminarUn abrazo
Ya sabes, amigo míos, que me creo muy pocas cosas.
EliminarLo que ocurre con los políticos es que continuamos dándoles cuerda.
Saludos
Hay sólo una manera de parar el reloj y es dejar precisamente de darle cuerda o quitarle la pila, y eso deberíamos hacer los ciudadanos con los políticos que no sólo no saben gestionar ni aportar ideas ni hablar con claridad a la ciudadanía, sino que estorban y entorpecen la labor de los que si saben aprovechar el tiempo.
ResponderEliminar"El tiempo fluye como un río en la oscuridad, leí en un poema chino, y que ningún malpensado piense que estoy de acuerdo con las teorias conspiranóicas de Trump y otros iluminados sin bozal en las Redes.
Un excelente y original reflexión, Francesc.
Un beso
Amiga Tesa, muchas pilas deberíamos retirar, pero lo malo, también es que hay muchos que funcionan sin pilas y siguen con su matraca.
EliminarGracias. Un abrazo
Prefiero pensar que la cuerda, como todo en este mundo,tiene su final, aunque ya sabemos que somo reiterativos, me refiero a la humanidad y cometeremos los mismos errores una y otra vez hasta la extinción.
ResponderEliminarAbrazo
Sí, Marga, continuamos dando cuerda, y así vamos proporcionando una energía mecánica al cochambroso mecanisnmo de la historia.
EliminarAbrazos
La saeta del reloj es mortal siempre.
ResponderEliminarAmigo Pedro, la saeta marca la hora fuenesta sin remisión.
EliminarSalud
Ahora hay relojes digitales increíbles por las prestaciones que aportan. Yo tengo uno sencillo y estoy encantado.
ResponderEliminarAmigo Luis Antonio, magníficos relojes que incluso dan la hora.
EliminarAbrazos
Hay algunos incluso que quieren cambiar el tiempo pasado pensando que mirando otro tipo de reloj las cosas cambian, el tiempo y las circunstancias son otras. Es que la realidad es por barrios y todos creen tener el reloj en hora.
ResponderEliminarUn saludo
Amigo Temujin, tú lo dices, "el tiempo y las circunstancias son otras". El péndulo ha oscilado muchas veces y la visión y la ética de cada momento es otra. Juzgar el pasado con la moral del presente es un error conceptual y te lo dice uno que opina que todo juicio es un "quítate tú para ponerme yo" y que no me atrevo a juzgar ni el vuelo de un mosquito que pasa por delante de mis narices.
EliminarSaludos
Hola, compañer@ de blog.
ResponderEliminarMe gusta tu página, por lo que la enlazo a mi blog.
Si lo deseas haz lo mismo con el mío, así ambos recibiremos más visitas de nuestros mutuos lectores.
Un cordial saludo.
Maite Sánchez Romero
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Estimada Maite he visitado tu blog, me ha gustado. Iré siguiendo tus escritos. Creo que nos une un interés común por las buenas letras.
EliminarSalud