lunes, 18 de octubre de 2010

CUANDO LA ARQUITECTURA CAMBIA DE IDIOMA


Utilitas, firmitas, venustas

La arquitectura ha sido a lo largo de la historia una herramienta al servicio del poder. Cuando éste, con más o menos ilustración, ha sido sensible a los principios vitruvianos, los resultados obtenidos han sido plausibles porque:

1) la arquitectura ha cumplido la función que tenía encomendada-utilitas-,
2) ha sido sólida y bien construida-firmitas-
3) ha satisfecho los cánones de armonía y proporción-venustas-.

Desgraciadamente, el lema de Vitruvio que define los principios fundamentales de la arquitectura se ha ido trastocando a lo largo de las diferentes épocas históricas.
A veces, la causa de la pérdida de las cualidades fundamentales de la obra arquitectónica ha sido motivada por la mala práctica de los arquitectos y otras veces porque el poder político o económico solicitaba cualquier otra cosa de la arquitectura que nada tenía que ver con la utilidad, la solidez y la belleza.
Ante las perversiones de estos tres principios fundamentales siempre sospecho.

Sospecho primero y me convenzo después que detrás de la perversión se esconde, no sólo una incapacidad profesional o artística del arquitecto, sino algo más grave, el interés inconfesable del poder que se oculta detrás de una gran campaña propagandística destinada a encubrir movimientos especulativos o levanta una cortina de humo que enmascara la soberbia de aquel que ha hecho el encargo.

Sospecho primero y temo después que los utilitas, firmitas, venustas no se conviertan en luxury, show-business, vanity. (Al paso del latín al inglés dadle la significación que queráis)


En efecto, la arquitectura debe ser útil - utilitas -, debe responder perfectamente a la función que tiene encomendada y servir a las necesidades del hombre.

No vale trastocar utilitas por lujo y construir grandes edificios insostenibles, que hacen gala de derroche de energía y dilapidación de materiales. Son monstruos que se lo comen todo y con chulería enseñan su piel lustrosa de muros cortina de vidrio y titanio.

Tampoco se debe sustituir la solidez,-firmitas- por el espectáculo efímero y temporero de una arquitectura de bambalinas que se ha levantado al servicio del negocio inmobiliario o mediático.

Cuando esto ocurre contemplo las fachadas y pienso en la durabilidad y en la vida útil del edificio, cuán caro es mantener este espectáculo, y me entran escalofríos calculando la pecunia que produce el show-business de la arquitectura.

Contemplamos a menudo como se ha pervertido el principio de belleza -venustas- que constituye uno de los fundamentos naturales de la arquitectura. Vemos como a menudo se trastocan las medidas y las proporciones adecuadas por la megalomanía y por la originalidad mal entendida. Se sustituye la belleza de la obra arquitectónica por el engreimiento del arquitecto histrión y por la vanidad de quien hace el encargo, que, el día de la inauguración de la obra, reclama la fotografía junto al arquitecto de campanillas.
Y la originalidad, ¿Qué valor tiene la originalidad?
¿Las audacias geométricas o estructurales sirven para algo?
¿O son sólo una complicación cara, grosera y difícil de construir?

Todo esto es sólo un puro espectáculo que surge detrás del telón pesado de una sociedad opulenta.

6 comentarios:

  1. Una sociedad opulenta, y corrupta e irracional.
    Bueno esto no es del todo verdad, razona y actúa, solo que en su propio beneficio, el de la minoría dominante y reparte algunas migajas entre algunos subalternos (los arquitectos estrella, las empresas auxiliares, etc...). Esta es la esencia del sistema capitalista y su eficacia es asombrosa, como hemos podido apreciar con la burbuja inmobiliaria...
    En fin, la arquitectura no es más que otro terreno cubierto de la misma ciénaga...
    Un saludo

    ResponderEliminar
  2. Hola, Francesc. Passava per aquí i he volgut xafardejar. El trobo interessant el teu bloc, d’aquí que me l’endugui cap a casa si no et fa res.
    M’ha agradat llegit aquest apunt sobre l’arquitectura, del que destaco aquesta petitona frase “la originalidad mal entendida”. Crec que totes les facetes artístiques s’ha de cercar un punt més enllà, una evolució, sempre i quan els fonaments siguin bons. Utilitzar bons materials que perdurin, que sobrevisquin al temps. L’arquitectura, al meu entendre, no en sé massa per no dir gens, ha abusat dels dolents. També ha passat en la pintura on la base, l’ofici, molts cops s’ha obviat en la seva totalitat. El greu error de molts artistes.
    Bé... una opinió més...
    Salutacions cordials,
    Anna Portell
    Mortadel.la Casolana

    ResponderEliminar
  3. Anna, et dono la benvinguda com a seguidora del meu blog.
    Agraeixo moltíssim el teu comentari.

    L'abús en l'arquitectura no ha estat precisament de mals materials, més aviat hi ha hagut un abús de mals tècnics i d'especuladors. Pel que fa a l'originalitat penso que després del capitell dòric, res de nou, tot son adaptacions, posades en escena, etc, això jo no ho critico, car d'Antígones se'n han escrit moltes i quasi totes bones i penso que una bona copia o adaptació digna és molt millor que les creacions vanitoses d'un "modernillo".
    No hi ha cap gremi de "bons arquitectes" com tampoc de "bons metges" o "bons artistes", caldria només fer la feina ben feta sense res més. Qualsevol adjectivació de l'art és, al meu entendre, mala cosa.

    Salut

    ResponderEliminar
  4. Esa ciénaga, amigo Luis.
    Lo dice la milonga, "en el mismo lodo todos revolcaos"

    Salud

    ResponderEliminar
  5. Que te voy a decir, amigo Francesc: Desgraciadamente tienes toda la razón. Pero buscando la parte positiva, creo que tu actitud critica con esa arquitectura rebuscada ayudará a mas de alguno (ojalá sean estudiantes) a pensar y refrescar esos principios que no deberían olvidarse nunca.

    Salud

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Amigo Kuto, a los estudiantes debería repetírseles mil y una veces, cual es el sentido y la razón de la arquitectura, y decirles que el arte de la arquitectura está al servicio del hombre, y del bien común. Y además se debería inculcar a los jóvenes aprendices de arquitecto unas dosis importantes de humildad, no vayan a creerse que pueden volar un palmo por encima de los demás mortales. Que la práctica profesional de arquitectura consiste en la resolución de problemas constructivos, que se han de resolver los problemas de espacio del habitat, solucionar la composición y la estructura de los edificios y que la arquitectura no es un espectáculo de dibujos bonitos.
      Salud

      Eliminar