Vuelven a salir las hojas
en los robles de siempre.
Aquellas marchitas de otoño
dejaron la rama limpia
para que brotara el follaje de primavera
y cuando pase el solsticio,
la elegía otoñal pintará las hojas de color amarillo,
gusanos y hongos desharán la corteza
y todo tendrá que cambiar para que encinas y tilos
dibujen de nuevo el paisaje conocido.
Hoy y ayer, el bosque es el mismo.
Nada cambia, sólo la mirada
que atisba entre las ramas
un futuro que se acorta
y deja atrás un pasado
que poco a poco se alarga.
El tiempo no yace en el bosque,
el tiempo vive en la mirada,
y el inexorable paso de las estaciones
sólo dejará un calco de hojas.
---original en catalán---
Bosc
Tornen a sortir les fulles
als roures de sempre.
Aquelles marcides de tardor
deixaren la branca neta
perquè lluqués el fullam de primavera
i quan passi el solstici,
l’elegia tardoral pintarà les fulles de color groc,
cucs i fongs desfaran l’escorça
i tot haurà de canviar perquè alzines i til•lers
dibuixin de nou el paisatge conegut.
Avui i ahir, el bosc és el mateix.
Res canvia, només l’esguard
que albira entre les branques
un futur que s’escurça
i deixa enrere un passat
que a poc a poc s’allarga.
El temps no jeu en el bosc,
el temps viu en l’ullada
i l’inexorable pas de les estacions
només deixarà un calc de fulles.
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...no quedará ni rastro... ...mejor así
ResponderEliminarEs mejor que no quede ni rastro. Total?
ResponderEliminarBesos
Es curioso como la inclinación del eje del planeta, puede provocar esta preciosa reflexión sobre el transcurso del tiempo.
ResponderEliminarEse eufónico "res canvia, només l'esguard", o un más atenuado,pero cíclico "panta rhei", empieza casi a ser una utopía en nuestro deteriorado paisaje.
(Ojalá cada vez haya más hojas en los árboles y menos en las papeleras)
Ranstom, te doy la bienvenida como seguidor de mi blog.
ResponderEliminarEl paso del tiempo, aunque éste sea sólo una apreciación sensible, resulta que al final deteriora.
Salud
La mirada, menos mal que nuestros ojos se engañan de vez en cuando y no se dan cuenta del ocaso.
ResponderEliminarYo no sé, Carla, si nuestros ojos nos engañan o somos nosotros quienes queremos vivir en e3l engaño.
ResponderEliminarTodo cambia y al final casi todo permanece igual.
Salud
Francesc Cornadó