Reivindico el materialismo más que el espiritualismo,
prefiero el huevo frito antes que la meditación transcendental.
Reclamo la vulgaridad más que la exclusividad
y ser el mejor de los mediocres.
Quiero la técnica en su más alto grado de consciencia
y digo no a la superstición, a la magia y a las creencias.
Sí señor, mejor el chiringuito de playa que las mansiones exclusivas.
ResponderEliminarViva la técnica, la rueda, el fuego, las operaciones quirúrgicas, la cesárea, la calefacción y los transportes mecanizados.
Olé por todo aquello que tocamos, olemos, comemos y vemos, seguro que los espíritus andan peleándose con los fantasmas y no existe el sabor ni el olor de la mistica.
Un descreído
Antonio García García
Pues, si señor.
ResponderEliminarViva el chiringuito de playa mejor que las mansiones exclusivas.
Muy bien por la técnica, el fuego, la rueda, las operaciones qurúrgicas, la cesárea, los transportes y la calefacción. ¡Cuánto les tenemos que agradecer!
Olé, por todo aquello que comemos, olemos y tocamos, mejor que las levitaciones misticas. Por ahí deben andar los espíritus peleando
con los fantasmas.
Un descreído
Antonio García García
Antonio, descreído:
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo.
A tenor de tu nombre y apellidos, lo de la vulgaridad te va al pelo, Antonio García García.
Francesc Cornadó
Material, vulgar y racional...donde hay que apuntarse. Definen una generación.
ResponderEliminarPillar el camino de enmedio, tal como aconsejaba Teognis de Mégara a su discípulo.
ResponderEliminarEn definitiva, comer, beber, no pretender el palacio de invierno, ni místicas ni fundamentalismos religiosos, políticos, ambientales.
Poner la técnica al alcance general de toda la sociedad (algunos dirían socializar la técnica)
totalmente de acuerdo
ResponderEliminarCòssima y Dani