sábado, 29 de enero de 2011
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Un aforismo muy Nietzscheano. No sé quien dijo que los modales son el lubricante de las relaciones sociales. Decir la verdad, la propia verdad, sin dorar la píldora requiere una gran dosis de libertad intelectual; pocos se atreven en estos tiempos en los que abunda la actitud pusilánime y gregaria.
ResponderEliminarUn saludo.
éS millor dir-la que no dir-la. La veritat sempre pel davant i que diguin o pensin el que vulguin. Faltaria!
ResponderEliminarSí, Amaltea, esto es muy Nietzschiano, la verdad da miedo, el concepto de verdad o, por lo menos, el de la posesión de la verdad, se encuentra en el fondo de todo dogmatismo, la Verdad con mayúscula es la raíz de los fanatismos. De hecho para la provisión del pan y para la perpetuación de la especie, no hace falta recurrir a la verdad.
ResponderEliminarA veces pienso que es mejor los buenos modos que la verdad en sí misma, pues esta nos puede llevar a la desgracia y aquellos a que nos tratemos con amabilidad.
Salud.
Mortadel.la, podem posar la veritat per davant de tot, però al devant només hi pot haver una sola cosa. Primer una, després una altra... primer, segon, tercer. Jo no sé que hem de posar primer: la veritat o la dignitat, o la recerca de la felicitat o de l'amor o la recerca de la bellesa, o hem de posar davant la provisió del pa o l'amor filial, o què. Amb tot això encara podem donar prominència a la veritat?
ResponderEliminarSalut
Per l'odre que un prefereixi, però sempre, la veritat. La mentida la defujo, no ha servit mai per res. La veritat és digna. La mentida no és res.
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