lunes, 29 de enero de 2024

Hipocresía tibia

 Miquel Villà, ‘Collegats’, La Pobla de Segur, 1978.


Cada vicio y cada virtud tiene su correspondiente gradación. Hay grandes vicios y grandes virtudes; cuando son grandes los censuramos, nos repugnan. Cuando el vicio y la virtud son pequeñitos los toleramos e incluso, en muchas ocasiones, los aplaudimos.

Esto ocurre con la hipocresía. Hay una hipocresía tibia que nos ayuda a vivir mejor.

No podemos ir con la verdad por delante, se necesita una cierta dosis de hipocresía para convivir.

Las buenas maneras se fundan casi siempre en la hipocresía tibia. No podemos decirle al vecino que nos encontramos en el ascensor:

tú tienes cara de memo y cada vez estás más gordo, pareces una vaca-burra.

Se lo diríamos de buena gana, pero nunca le diremos una verdad como esta. Si nos callamos parecemos unos antipáticos, si le decimos que hace muy buena cara y que cada vez está más joven, entonces todo es más amable.

Tampoco le diríamos a un tenor que cuando canta, su aliento huele a ajo. ¿Para qué?, el pestazo a ajo semi-digerido no es una sustancia musical ni lírica. Con nuestra verdad, podríamos arruinar su carrera. Pobre tenor ya no cantaría el “dúo de la africana”.

Si vamos con la verdad por delante, los primeros en sufrirlo seremos nosotros mismos, pero también lo sufren los demás.

Sin embargo, algunos –virtuosos ellos–  creen que no hay que ser hipócrita. No se contienen y sueltan cualquier exabrupto convencidos de que su verdad es la que vale.

No me refiero aquí a las mentiras piadosas ni al lenguaje políticamente correcto, estas cuestiones son de otro costal. La mentira piadosa puede servir para consolar y dar esperanza y ánimo al enfermo y el lenguaje políticamente correcto sirve para engañar o para suplir una carencia de ideas.

La hipocresía tibia favorece la concordia y no busca otra cosa que vivir en paz y tranquilidad.


20 comentarios:

  1. Hábitos (virtud y vicio) denominaba a estos, Aristóteles.

    Y si bien estoy de acuerdo que hay verdades que ofenden y que es mejor no pronunciarlas, mi pregunta es: ¿Es necesario pronunciarlas?. O sea, encuentro poco necesario decirle a una persona que cada vez tiene menos pelo, si no es porque esta lo ha preguntado, obviaremos decir que no seríamos tan tajantes, pero sí, que si no hay pregunta de por medio, no sería necesario comentar nada.
    Hay situaciones que se pueden esquivar no hablando de ellas, porque en realidad lo que vamos a decir roza más la impertinencia. Creo.
    Y eso no es ser hipócrita, es ser, cuanto menos, mesurado.
    Por mi parte obvio decir que no se me da el decir a una persona la "encuentro más delgada", siendo cierto, que es a lo que va la mayoría del personal, porque eso quiere decir que antes estaba gruesa, y eso no agrada. Evito cualquier comentario corporal.
    Un abrazo

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    1. Miquel, creo que lo mejor es no ofender. Es más positiva la concordia que la verdad desnuda, que casi siempre es una verdad individual que pretende imponerse.
      Abrazos

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    2. Roza, perdón y no "rosa". Eso es por contestar con el celular, deprisa y sin corregir...

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  2. Tengo una nieta, que cuando tenía unos cinco años, era un peligro .Si nos parábamos en un semáforo, miraba al señor que tenía al lado, con todo descaro e iniciaba una serie de preguntas. El hombre la miraba, tan bonita y bien vestida, le hacía gracia; yo temblaba y deseaba que se pusiera verde, para pasar rápidamente. La niña empezaba por preguntarle el nombre, seguía con la edad(hasta ahí, bien),pero luego entraba en otras ,como por qué era tan bajito o peores. Le tiraba del brazo y pedía perdón ,pero la cara del señor iba cambiando. Un mal trago llevarla al cole.
    Saludos.

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    1. A migo Car res, de niños somos impulsivos y decimos las cosas tal como salen, luego, la educación nos enseña cuáles y cómo deben ser los filtros.
      Salud

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  3. La sinceridad está sobrevalorada porque no es nada aconsejable, como dices, ir con la verdad -subjetiva- de uno por delante. Siempre que lo he intentado, ha acabado en desastre. Nadie quiere saber realmente lo que piensas de verdad; si acaso, una versión confortable y amable, que nos sirve para convivir. Saludos.

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    1. Amigo Joselu, la sinceridad suele ofender, yo creo que esto va contra la concordia. Si todos anduviéramos con "nuestra" verdad por delante acabaríamos a tortas.
      Salud

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  4. En la sociedad actual Hipocresía, Verdad, Piedad o Concordia son términos de geometría variable.
    Un saludo.

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    1. Me temo Daniel, que por ahí hay un gran desconocimiento de la Geometría.
      Veo "odios, venganzas y otros trazados geométricos"
      Salud

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  5. Creo que solemos confundir los conceptos, porque una cosa es la sinceridad, cuando para empezar nos la piden y además de darla, aceptarla igualmente cuando la recibimos, y otra cosa muy diferente es la pura cordialidad, que nos la pidan o no es imprescindible, como bien dices para la convivencia. Sin embargo, sobre todo en el mundo de la política, se impone el lenguaje procaz, acuñado en los realitys que hoy sufrimos en cualquier debate o declaración pública, si no muerdes, no eres nadie en el circo mediático. Me alegra que reivindiques la discreción y sobre todo, ahorrarnos las opiniones desagradables o las ofensas gratuitas cuando lo único que van a generar son discordias innecesarias…no hay más que ver el ambiente que se genera al volante, a la mínima de cambio salen todos los sapos habidos y por haber por la boca, con lo guapos que estamos todos calladitos, sobre todo, si no va a salirnos nada agradable que decir.. así que como siempre, mil gracias, este blog se está convirtiendo en el referente de las buenas maneras, que tanta falta nos hace recuperar : ) Un beso FRANCESC!

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    1. María, busco la convivencia, quiero que todo vaya bien, vivir en paz o como dice aquella chirigota: "haiga cultura y prosperidá".
      La discreción es indispensable, no hace falte que se proclamen las intimidades y las idioteces personales a los cuatro vientos.
      Me gustan mucho las imágenes paleocristianas, en ellas siempre aparecen los rostros con la boquita pequeña.
      Las buenas maneras son una muestra de cultura y concordia.
      Abrazos mil.

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  6. Sin duda, en algunos casos me he econtrado que era un exceso de vanidad y en otros simplemente la falta de suficientes tablas por ingenuidad o inexpreriencia. Aunque también el cabreo en ciertas situaciones anula ese filtro de hipocresía creando serios estragos. Saludos.

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    1. Amigo Xan, el tiempo nos enseña a preservarnos contra vanidosos, otra cosa es la tolerancia de una cierta hipocresía tibia, podemos admitirla porque sabemos que son como una especie de bálsamo para sobrevivir entre la animalidad.
      Saludos.

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  7. Vaya por delante que detesto a esa gente que se las da de sincera, "yo es que soy muy directo", "es que me gusta la franqueza", "yo no miento nunca", todo eso. Me parece bien cuando se solicita, pero si no es así, me incomoda y pone de mal humor. Si, por ejemplo, yo le enseño un escrito o un dibujo o algo así a alguien que no conozco mucho, prefiero que sea delicado conmigo, a no ser que yo le pida "la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad". Y aún así.

    Sigamos. Se presta a comentar muchas cosas esto de la "hipocresía tibia". Me conformaré con dos, las primeras que me vienen a la cabeza.

    1) Regalar es muy dificil. Hace falta una sensibilidad especial, que no debo de tener, porque me cuesta mucho escoger regalito y acertar. No me gusta nada. La gente suele regalar al tun tun, por regalar, porque toca y... pasa lo que pasa. En Nochebuena se reúne mucha gente en Ibiza, con obligación de regalarse cosas de todos a todos y eso para mí supone un auténtico martirio. Está establecido así y yo no pinto nada allí como para suprimir esa ceremonia. Como nunca aciertan conmigo y no me suele interesar ni gustar ni irme bien casi nada (¡peligro con los objetos para "decorar" la casa!) tengo que practicar eso que tú llamas "hipocresía tibia", unas fórmulas de perfil bajo necesarias para no quedar como un patán grosero y desagradecido. "Me será muy útil", "soy muy aficionado a la lectura y a ampliar mi biblioteca", "lo escucharé con atención", "qué bien, quería habérmelo comprado hace unos días", "le buscaré un lugar preferente en mi casa", "me viene que ni pintado", "¿por qué te has molestado?", "me entusiasma", en fin, una serie de mentiras necesarias, que uno suelta y también le gusta que le suelten al regalo que uno hace.

    2) Me incomoda y nunca sé qué cara poner (ya me pasaba antes del Covid, ojo) cuando una persona se me acerca mucho más de la cuenta para hablarme, llegando hasta pocos centímetros de distancia, y eso aunque su aliento no huela a ajo. He de ir dando breves pasitos hacia atrás mientras la otra persona los da para adelante, trazando ambos una especie de baile. Algunos y algunas, además, son muy tocones, les gusta mucho depositar su mano en tu brazo sin que tú tengas ganas de que se produzca ese contacto. Debo de ser un poco zulú, no sé. El caso es que no me es fácil salir educadamente de esas situaciones sin poner cara de "pomes agres", pero hay que hacerlo y lo hago lo mejor que puedo.

    En fin, hay muchos más casos en que aplico y me gusta que me apliquen esa "hipocresía tibia".

    Un abrazo.

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    1. Amigo Gran Uribe, creo que es necesario desconfiar de los que se proclaman "grandes virtuosos" y desconfiar, también, de todas las "verdades" que se escriben con mayúscula.
      Seguramente aplicar unas dosis de tibieza inteligente ayuda bastante a caminar entre idioteces grandilocuentes.

      En cuanto a lo que comentas sobre la proximidad de los cuerpos, te diré que me repugna el roce y el contacto físico, el roce hace la llaga. Creo que una sonrisa a distancia es lo más civilizado.
      Salud.

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  8. En la vida, como en todo, no son buenos los maximalismos. Hay que convivir: primero con uno mismo y luego con los otros. A este tipo de hipocresía deberíamos llamarlo sociabilidad.

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    1. Amigo Pedro, convivir consigo mismo puede ser tan arriesgado que corremos el peligro de retirarnos el saludo a nosotros mismos.
      Los maximalismos tienen consecuencias máximas.
      Salud

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  9. Me gusta más el concepto de "conato de sinceridad" que el de "hipocresía tibia"....
    Saludos y salud

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    1. Amigo Luis Antonio, no está mal eso de "conato de sinceridad", creo, sin embargo, que suena como de algo que llega de sopetón.
      Saludos

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