Günter Brus
La
provocación en el arte es una actitud subordinada.
La
acción del artista provocador sólo adquiere sentido cuando irrita al
espectador. El artista se convierte en un subalterno y su arte pierde autonomía
estética. Su creación se sustenta en el estímulo fanfarrón, en la incitación
agresiva, en la ofensa casi siempre gratuita exenta de toda sustancia estética.
El
arte de la provocación está más cerca del espectáculo brabucón que de la
reflexión formal. No sirve para nada, ni siquiera para provocar, pues su
hostigamiento, contemplado con inteligencia, no es más que una frivolidad
pueril o un entretenimiento en tiempos de ostentación.
La
virulencia provocativa que encontramos en el caso del Wiener Aktionsgruppe con
artistas como Günter Brus, Hermann Nitsch, Otto Muehl, y Rudolph Schwarkogler, presentan
unas performances dramáticas y revulsivas con un gran contenido de violencia y
crítica política En sus acciones utilizan sangre, animales muertos,
excrementos, mutilaciones y sacrificios, provocando situaciones de rechazo por
parte del espectador y llegando a situaciones límite donde se cuestiona el
sentido de la creación “artística” y la consideración de si el arte es
espectáculo, es provocación o es una artimaña para hostigar o, en último
término, enajenar. A las acciones de los Wiener Aktionsgruppe añadamos otras
provocaciones de “arte extremo” como, por ejemplo, Zhu Yu que presentó una
performance en la que se comía un supuesto feto humano que previamente había
sido cocinado. O los experimentos químicos de plastinación o endurecimiento de
cadáveres humanos que realiza Von Hagens.
¿Sirve
para algo todo esto?
No
creo que toda esta provocación sea siquiera algo revolucionario. Considero que
es más revolucionaria la lectura de Madame Bovary de Flaubert o la audición de
La Consagración de la Primavera de Stravinski que el espectáculo de un
masoquista que se clava un clavo en la mano delante de un público embobado.
No seré yo quien vaya a ver una performance de este tipo de espectáculos, que creo, de eso se trata.
ResponderEliminarArte es algo que te hace estremecer de bello, no algo que te enerva por patético.
Un abrazo
Ir a ver estas performances es ir a sufrir.
EliminarSalud
Pero todo arte,por muy provocativo,no deja de tener su base natural de referencia. Los animales, cuando paren,de inmediato se comen su propia placenta,para no dejar rastro de olor a los depredadores.
ResponderEliminarSaludos
Sí, Car res, todo arte tiene referencias en lo natural. Por lo que parece la provocación y las ganas de fastidiar al espectador también deben tener una base natural, basta con ver la agresión de la naturaleza en forma de tsunamis, terremotos, volcanes, huracanes y demás lindezas.
EliminarCreo que la placenta también es utilizada por la industria de la cosmética.
Salud
Lo que se
ResponderEliminardice , una
cámara de
los horrores .
Amigo Orlando, yo evito entrar en una cámara de estas.
EliminarSaludos
Como no conocía a ninguno de esos autores que citas, he preguntado a Google. Las imágenes que me muestra no me resultan agradables, salvo una del príncipe Carlos ("el orejas"), ahora Carlos III, y una de un trasero con paraguas adjunto, ambas dos de Otto Muehl. La verdad es que difícilmente iría a ver una exposición de esos "autores".
ResponderEliminarMe quedo con transgresiones más livianas, como el plátano enganchado a la pared con cinta americana, de Maurizio Cattelan, vendido por 250000 € (el plátano se lo acabó zampando otro "artista"), o las 80 latas de "mierda de artista", de Piero Manconi, que se vendió cada una por 275000 € (no se las zampó nadie). Con esos precios me acabó volviendo transgresor hasta yo.
Saludos.
Gran Uribe, los artistas del Aktionsgruppe, practicaron la provocación a "lo bestia", su objetivo era chulear y ofender al espectador. Esta actitud tiene un fondo de complejo de superioridad, ellos se sitúan por encima para fanfarronear.
EliminarOtra cosa es la transgresión como las que has citado de Cattelan o de Manconi, que parecen seguir la estela de los dadaístas. Los de Aktionsgroppe de Viena van contra el público, los de la transgresión cuestionan el concepto del objeto artístico.
Salud.
Anna Babra
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo mi querido FRANCESC, de hecho a veces me asombra el predicamento que tienen todas estas manifestaciones…iba a decir artísticas, pero me niego a llamarle a esto arte, tal cual comentas pura provocación… si acaso manifestación expresivas .. le llega llamarle eso. Imagino que pretenden concienciar, pero no creo que sea necesario rallar el mal gusto, a veces la obscenidad o lo grotesco para remover conciencias, a veces creo que solo consiguen remover el estómago de los que lo ven : )
ResponderEliminarUn beso grande… no sé cómo se me han pasado estas entradas .. subo : )
Querida María, estos artistas se empeñan en molestarnos, ¿Qué les habré hecho para que me molesten?, te aseguro que no les debo nada.
EliminarMuchas veces su pretendida concienciación no es otra cosa que un supremacismo, es querer decir a los demás que lo suyo es superior a todo lo demás, y entonces recurren a la animalidad y a la mala educación.
Abrazos mil.