levantar el vientre que arrastrábamos por el suelo,
erguir las orejas, las teníamos grandes y caídas,
levantar la cabeza, huesuda y peluda.
Todo esto lo hicimos con orgullo.
Traspasamos el umbral de las palabras
y entramos con huella firme en el templo
oceánico de la ciencia del bien y del mal.
Esto hicimos:
romper relaciones con los sátiros,
dejar de hablarnos con faunos y centauros
y entrar de lleno en la civilización.
Y lo hicimos porque éramos orgullosos.
A las puertas de la caseta de la razón
acopiamos granitos angulosos
y matamos burros y burras
para arrancarles mandíbulas y quijadas.
Aprendimos a lanzarnos los pedruscos por la cabeza
y con las mandíbulas matamos hermanos.
Todo ello hicimos
bajo el umbral de la puerta de la caseta de la razón.
...y aún no hemos traspasado ese umbral.
ResponderEliminar¿O será que la razón y el ser del humano, es el crimen?
Seamos optimistas: quedan pocos pasos y voluntad de darlos...
...aunque el tiempo empieza también a ser escaso: Además de umbrales, hay ventanas de oportunidad y para una civilización derrochadora no pueden estar abiertas siempre.
(Gran poema, Francesc, que invita a reflexionar)