Deben degustarse a la sombra de una sombrilla de colores claros. Mejor en horas soleadas, servidos con vajilla blanca en mesa de madera. El aroma del mejillón debe llegar al olfato de forma muy suave, por lo que deberemos situarnos al sesgo de tramontana. Las vistas del comensal deben ser extensas, por ejemplo mirando al mar, nunca nuestra visión debe quedar interrumpida por grandes masas (montañas, edificios, etc.). Con el mejillón se toleran los vinos suaves y las vistas a pinares añejos.
2) Huevo frito
El aceite debe ser de poca acidez, mejor de aceituna arbequina, la que a buena hora llegó de Palestina. Los bordes de la clara deben quedar levemente churruscaditos.
Se acompañará el huevo con pan tierno pero nunca recién salido del horno. No importa degustar el huevo frito tras unos cristales empañados y regado con un gracioso Chavignol, imaginando al otro lado de la ventana la mirada adormecida de Marlene.
3) Filete de anchoa
Debe presentarse dispuesto sobre una rebanada de pan con tomate. La anchoa debe proceder de una salazón caramelizada, sometida a la presión adecuada durante el tiempo mínimo de tres solsticios.
El vino que acompañe la anchoa debe ser joven.
La mesa tendrá mantel con dibujos geométricos no demasiado grandes (pequeños cuadros, listas estrechas poco contrastadas, cenefas sencillas, nunca arabescos)
4) Jamón
Un levísimo cambio de temperatura, un vientecillo a destiempo, un cambio a veces imperceptible de la humedad del aire, o el rumor de las golondrinas afectan al proceso de curado del jamón. Es vianda sensible como el corazón de una doncella, como Ofelia o como Laura.
El grosor de la loncha de jamón no será inferior al de la oreja de un gato ni superior al de una cortina de terciopelo.
Con el jamón, livianas rebanas de pan con aceite y un champagne cuvée, puede ser un Laurent Perrier.
5) Jardín botánico
Su mejor ubicación es mirando al mar, con suaves desniveles.
Las cinco mencionadas y alguna otra destilación de la sensibilidad humana.
P.S.
En referencia a los alimentos y con el fin de no caer en exclusividades o en sofisticadas delicatessen he limitado la mención de marcas y añadas.
Agraït pel seu amable comentari, i per unes reflexions que comparteixo plenament.
ResponderEliminarEls seus apunts gastronòmics estan escrits amb molta elegància, el felicito. Jo no sabria expressar-me, literàriament, en altra llengua que la catalana.
Segademots
Mmmmm...¿otra destilación? ¿Que tal de postre brevas de Cuello de Dama Negra? ya se sabe:
ResponderEliminar«por San Juan brevas y por San Pedro, las más buenas»
Un abrazo
Amic Segademots, procuro expressar-me com puc, en català (que és la llengua que més estimo, la meva, amb la que penso i en la que em lamento) o en castellà (que és una llengua estranya per a mí però en la que m'entenen molts amics). Totes dues, com el francés, el romanés o l'italià no deixen de ser un llatí mal parlat.
ResponderEliminarFaig referència a l'article "parlar i pensar" que vaig penjar un dia al meu blog.
Salut
Francesc Cornadó
Todo un placer leer esta entrada. Los manjares, la elección de los lugares, en fin, todo. Como dicen en portugués, otro "llatí mal parlat", de comer e chorar por mais.
ResponderEliminarSalud
Original, sublime....se mastica palabra a palabra, de fácil digestión y mejor reposo.
ResponderEliminarAlgún día me tienes que invitar a comer...je.
Un abrazo, amigo.