Sólo existen dos puentes que pasan al otro lado. Uno apunta a mediodía y el otro mira a septentrión.
- Urraca, de pico fuerte y patas negras, vuela sobre el mar de pitas.
Los dos puentes son de piedra y no atraviesan ningún río, se tienden sobre un mar de zarzales y de glaciares encendidos. Unen dos tierras contiguas y ubérrimas donde crece la albahaca y las adelfas florecen durante todo el año.
En medio de cada puente está la cabina del fielato.
Para llevar el arte y la razón al otro lado del puente hay que pagar un peaje muy caro.
de "El caminante y la urraca"
miércoles, 8 de septiembre de 2010
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