martes, 28 de marzo de 2023

Fronteras de doble muro

 

Imagen 2, Anselm Kiefer

 

 

Los constructores más avezados creyeron que la frontera de doble muro era más segura que las que tenían un único paño. 


Algunos límites fronterizos se han construido con muros dobles, dejando un espacio entre ellos. En el muro de Berlín este espacio era de anchura variable. Entre los dos muros, apareció una fauna que no fue amenazada por ningún depredador animal o humano, ya fuera vigilante o centinela.


En el corredor que quedaba entre los dos paños del muro de Berlín, proliferaron unos conejos de color gris cloaca, de largas orejas y algo torpes.


- Tcha-tcha-tcha-tcha-tcha.

 

- ¿Tienes envidia, urraca de plumas tornasoladas, de estos conejos, cuya libertad y seguridad está entre dos muros?

 

De El caminante y la urraca.

19 comentarios:

  1. Curioso,que la tierra de nadie,sea la idonea para el desarrollo de la vida,pero no deja de ser una cárcel.
    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Amigo Car res, en aquel corredor, los conejos color cloaca vivían muy tranquilos, nadie les incordiaba.
      Saludos

      Eliminar
  2. Es muy interesante, y se me da de que hay un mensaje en el interior del corredor. Quizá, allí, entre dos muros, el conejo buscaba la paz que no se daba en ninguno de los dos lados exteriores al muro.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Miquel, los conejos color cloaca vivían tranquilos, quizá el mensaje sea este, vivir ajeno a las insidias y peleas de los que están en un lado o en el otro.
      Salud

      Eliminar
    2. Libertad limitadas por las fronteras de los muros y sin embargo, la vida.

      Un abrazo, Francesc.

      Eliminar
    3. Francesc Cornadó Estradé28 de marzo de 2023, 17:28

      Sí, Myriam, entre muros y aquellos conejos corrían que daba gusto.
      Abrazos

      Eliminar
  3. Sin embargo, esa fauna está condenada precisamente por los muros que le dan aparente seguridad.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Francesc Cornadó Estradé28 de marzo de 2023, 17:31

      Amigo Pedro, aquellos conejos de color cloaca se reproducían sin que nadie intentara cazarlos, estaban tranquilos.
      Saludos

      Eliminar
  4. No se que es mejor, supongo que depende de cada quien. ¿ES mejor vivir entre muros sin conocer lo que hay al otro lado? o ¿es preferible conocer lo que hay al otro lado de la pared?.
    En mi caso yo apostaría por la segunda opción. Pero aquí nadie tiene la razón y todos la poseen.
    Un saludo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Amigo Daniel, el ser humano es curioso por naturaleza, hace como los gatos, siempre quiere saber lo que hay al otro lado.
      Yo también prefiero conocer lo que hay más allá de los muros o de los límites fronterizos, es apertura de miras.
      Saludos

      Eliminar
    2. Amigo Daniel, el ser humano es curioso por naturaleza, hace como los gatos, siempre quiere saber lo que hay al otro lado.
      Yo también prefiero conocer lo que hay más allá de los muros o de los límites fronterizos, es apertura de miras.
      Saludos

      Eliminar
  5. Es complicado vivir aislado, de hecho no sé cómo se puede vivir así, por más seguro que resulte, los peligros tb son un aliciente en la vida, sobre todo después de sortearlos, te refuerza la autoestima y la seguridad interior, si vives emparedado entre dos muros, tu horizonte se reduce a las dos paredes, ni amenaceres, ni crepúsculos... nada, vaya asco de vida ; )

    No obstante como metáfora de nuevo me quito el sombrero ¿ cómo se te ocurren estas cosas? es más ¿ de verdad existen esos conejos? ; )

    Muchos besos! la de cosas que se aprenden contigo ; )

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Francesc Cornadó Estradé28 de marzo de 2023, 18:10

      Amiga María, en algún sitio había leído lo de la existencia de esta colonia de gatos de color cloaca, hace unos años estuve en Berlín y una alemana que le gustaba echarse salchichas en la sopa, me confirmó lo de aquella existencia de roedores. Eran conejos y por lo que parece no tenían problema de supervivencia entre muros. Los humanos, por lo menos algunos, no somos conejos, nos agobian los muros y sería impensable que pudiéramos corretear entre dos muros, más bien, lo que ocurriría es que nos liaríamos a tortas.
      Abrazos mil.

      Eliminar
  6. Formado por dos paredes de hormigón de entre 3,5 y 5 metros de altura separadas por un espacio que recibió el nombre, poco prometedor, de «franja de la muerte». De la muerte para todos menos para los conejos, que aunque estaban equidistantes, cuando lo derribaron salieron huyendo todos curiosamente hacia la parte occidental. No eran tontos. Y ahí están sus "herederos", por los parques.
    Túneles, globos, coches BMW Isseta, alcantarillas, aviones, de todo se utilizó para intentar atravesar aquello. Y los conejos, ahí en medio, tan felices, sin nadie que los molestara.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Francesc Cornadó Estradé29 de marzo de 2023, 10:19

      Aquellos conejos de color gris cloaca, vivían allí tan felices, entre dos muros.
      Luego, cuando se derribó el muro, al salir de su zona de confort, supongo que fueron protegidos por los animalistas.
      Saludos

      Eliminar
  7. Falta de depredadores, y alimento asegurado, hierba como para aburrir al ser una zona sin tránsito alguno.
    Es curioso ver como la naturaleza recupera los lugares abandonados, en la zona de exclusión de Chernóbil sucede otro tanto con la fauna.

    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Amigo Rodrigo, los conejos estaban entre los dos muros, vivían felices, tenían el alimento asegurado y se reproducían que era un contento.
      La naturaleza se recupera como los rabos de las lagartijas.
      Saludos.

      Eliminar
  8. Donde el ser humano no gobierna, la naturaleza florece. Como esos conejos de pelaje gris en comunión con el color del cemento. Cuántos alemanes orientales habrían deseado convertirse en conejos para huir del totalitarismo comunista.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Esto que dices, Marga, pudimos comprobarlo en tiempos de confinamiento por causa de la pandemia del Covid. Las calles de la ciudad se vieron invadidas por cotorras, gaviotas, palomas, nunca se habían visto tantas, los parques públicos, las estaciones y túneles del metro se llenaron de ratas y los jabalíes de la sierra de Collserola bajaban a las calles de la ciudad para alimentarse de las basuras de los contenedores. Todo bicho viviente quiere ir donde mejor pueda proveerse de alimento, Los de este querían marchar al oeste y los conejos allí en medio, tan tranquilos, reproduciéndose como corresponde a la especie "conejil".
      Abrazos

      Eliminar