Santa María Novella es un
paradigma de equilibrio geométrico casi sin precedentes, los trazados regulares
de su fachada y de la organización del espacio son precisos y absolutamente
armónicos, obedecen a un rigor matemático
en el que todo cuadra. Quedaba cómo solucionar en fachada la diferencia de
alturas que se produce entre las naves y solucionarlo de forma que no fuera
ficticia o contradictoria, es decir que aquello que se viera en fachada fuera
la expresión de lo que había detrás -esta es la cuestión.
He pasado horas, muchas
horas, ante la fachada de Santa María Novella, con un cuaderno en la mano
dibujando e intentando resolver la unión de las diferentes alturas que encontramos en el alzado, y hacerlo mediante un elemento distinto de las volutas
que diseñó Alberti, he emborronado hojas y más hojas y al final he tenido que concluir
que aquellos elementos arquitectónicos, aquellas volutas que parecen orejas,
tan extraordinarias y raramente usadas anteriormente, eran la solución mejor y
la más expresiva para resolver la entrega del cuerpo central con las naves
laterales, para expresar la verdad del espacio.
Dibujaba en mi cuaderno
buscando la forma precisa y pensé que en literatura ocurre casi lo mismo, y
ocurre en muchas obras canónicas y en escritores de campanillas. Sucede que la
expresión se cae, que lo escrito, en su aspecto formal, no se corresponde
con el sentido de su contenido. En la
arquitectura hay riesgo de ruina, pero en literatura si se produce un desequilibrio puede pasar desapercibido y
esto ocurre con mucha frecuencia.
Es interesantísimo
plantear los problemas de la creación literaria en términos reales, casi
matemáticos, para evitar que la expresión se caiga; escribir con rigor,
buscando la adjetivación precisa y tener mucho cuidado con la armonía y el
ritmo. No olvidemos que la literatura es contenido, pero también es FORMA, y
deben solucionarse los problemas formales. Un escritor que no comprenda esto,
no es más que un escribiente, quizás óptimo para hacer anotaciones en el
registro de la propiedad o para trabajar en una multinacional. Si en la
literatura se desatiende la forma, todo queda reducido a puro dato.
No he pasado tantas como tu , seguro, pero cuando voy a visitar a una de mís tres hermanas que son italianas y una vive allí, siempre me pierdo por santa María ¡
ResponderEliminarUna maravella ,una joia, no hi han paraules.
ResponderEliminarNo és d'extranyar, alló de la síndrome de Stendhal.
Salute.
Mi querido señor Francesc, me gusta mucho su blog. No es la primera vez que se lo digo. Pero es que publica usted unas cosas muy bonitas y aquí aprendo mazo. Gracias.
ResponderEliminarMuchos besos.
Andri
Uno no acaba de saber si este artículo lo redactó un arquitecto con tantísimo amor por las letras o un escritor que se afana en sus desvelos de arquitectura. En cualquier caso, un lugar al que volver periódicamente, para deleitarse con las formas, las figuras, las letras. Señor Francesc, enhorabuena.
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