miércoles, 10 de octubre de 2012

Santa Maria Novella

Iglesia de Santa Maria Novella. Florencia. Arquitecto Leon Battista Alberti

Santa María Novella es un paradigma de equilibrio geométrico casi sin precedentes, los trazados regulares de su fachada y de la organización del espacio son precisos y absolutamente armónicos,  obedecen a un rigor matemático en el que todo cuadra. Quedaba cómo solucionar en fachada la diferencia de alturas que se produce entre las naves y solucionarlo de forma que no fuera ficticia o contradictoria, es decir que aquello que se viera en fachada fuera la expresión de lo que había detrás -esta es la cuestión.

He pasado horas, muchas horas, ante la fachada de Santa María Novella, con un cuaderno en la mano dibujando e intentando resolver la unión de las diferentes alturas que encontramos en el alzado, y hacerlo mediante un elemento distinto de las volutas que diseñó Alberti, he emborronado hojas y más hojas y al final he tenido que concluir que aquellos elementos arquitectónicos, aquellas volutas que parecen orejas, tan extraordinarias y raramente usadas anteriormente, eran la solución mejor y la más expresiva para resolver la entrega del cuerpo central con las naves laterales, para expresar la verdad del espacio.

Dibujaba en mi cuaderno buscando la forma precisa y pensé que en literatura ocurre casi lo mismo, y ocurre en muchas obras canónicas y en escritores de campanillas. Sucede que la expresión se cae, que lo escrito, en su aspecto formal, no se corresponde con  el sentido de su contenido. En la arquitectura hay riesgo de ruina, pero en literatura si se produce  un desequilibrio puede pasar desapercibido y esto ocurre con mucha frecuencia.

Es interesantísimo plantear los problemas de la creación literaria en términos reales, casi matemáticos, para evitar que la expresión se caiga; escribir con rigor, buscando la adjetivación precisa y tener mucho cuidado con la armonía y el ritmo. No olvidemos que la literatura es contenido, pero también es FORMA, y deben solucionarse los problemas formales. Un escritor que no comprenda esto, no es más que un escribiente, quizás óptimo para hacer anotaciones en el registro de la propiedad o para trabajar en una multinacional. Si en la literatura se desatiende la forma, todo queda reducido a puro dato.

4 comentarios:

  1. No he pasado tantas como tu , seguro, pero cuando voy a visitar a una de mís tres hermanas que son italianas y una vive allí, siempre me pierdo por santa María ¡

    ResponderEliminar
  2. Una maravella ,una joia, no hi han paraules.
    No és d'extranyar, alló de la síndrome de Stendhal.
    Salute.

    ResponderEliminar
  3. Mi querido señor Francesc, me gusta mucho su blog. No es la primera vez que se lo digo. Pero es que publica usted unas cosas muy bonitas y aquí aprendo mazo. Gracias.

    Muchos besos.

    Andri

    ResponderEliminar
  4. Uno no acaba de saber si este artículo lo redactó un arquitecto con tantísimo amor por las letras o un escritor que se afana en sus desvelos de arquitectura. En cualquier caso, un lugar al que volver periódicamente, para deleitarse con las formas, las figuras, las letras. Señor Francesc, enhorabuena.

    ResponderEliminar