lunes, 8 de noviembre de 2010
Cortes
Te has tenido que tragar más de una palabra,
como te obligan a hacerlo a menudo,
es un aceite amargo o un membrillo verde de mala digestión
que deja señales evidentes en la lengua.
No has podido gritar ni escupir su hiel
y te has mordido el labio, gesticulando.
Los dientes son interjecciones que marcan los labios
que se resienten del mordisco y llegan a agrietarse.
Con la lengua señalada y con el labio cortado
se te altera el libre flujo de las palabras
y tienes que tragar más y más palabras, hasta callar.
Llegará el día en que para protestar levantarás océanos
[de silencio
y para evitar las grietas sangrantes en las axilas
será necesario que los levantes con un cuchillo en la mano.
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Cuanta rabia a cada letra, toda contenida, apretada y despues ese final que me desahoga...
ResponderEliminarespectacular.
Sirocos. El fracaso de los ideales románticos -el amor y la belleza- nos ha dejado la rabia, aspiramos al fin un desahogo creativo.
ResponderEliminarSalud
Esta rabia es hermosa porque al fin se deja ver en las marcas de la piel y del alma que clama como loca.
ResponderEliminarNo sé si la contención será una virtud, pero a veces deseariamos no ser virtuosos. Que bello eso de "Llegará el día en que para protestar levantarás océanos de silencio". Maravilloso verso. Saludos.
ResponderEliminarPaco, a la vista del conformismo militante auguro que jamás levantaremos los océanos del silencio.
ResponderEliminarSalud