martes, 2 de noviembre de 2010
Accidentes
En la construcción de las murallas se producen accidentes laborales que se contabilizan y consignan en una lista forense macabra.
Cuando fueron esclavos quienes levantaron las murallas, también se producían accidentes mortales que no se consignaban en ninguna parte. El cuerpo ensangrentado del albañil se mezclaba con la argamasa y la noticia del percance apenas llegaba a los oídos del capataz.
Los muros, en su construcción, ya contenían sangre. Era el presagio de las muertes que las almenas habrán de contemplar con el paso del tiempo.
-Tcha, tcha, tcha, tcha.
-Nada nuevo bajo el sol y nada nuevo a la sombra de los muros. Todo esto viene de lejos. Pemandro fundó la ciudad de Tanagra sin muralla alguna que la rodeara. Sin protección, la ciudad fue atacada por Aquiles que raptó a la madre de Pemandro y a su nieto. Pemandro consiguió huir y pasada la contienda decidió fortificar la ciudad. Los trabajos de construcción de las murallas se hicieron precipitadamente, con nervios y presión sobre los canteros y albañiles que levantaban el muro. Protestaban los obreros por la precariedad de los andamiajes, por las interminables jornadas de trabajo y por los castigos que los capataces infringían sobre quien se rezagara en su tarea. Pemandro dirigía la obra con mano de hierro, mejor dicho, con el látigo en la mano. Polícrito, un hábil cantero venido de Etolia insultó a Pemandro y maldijo su estirpe. Pemandro encendido por la ira soltó el látigo y cogiendo una gran piedra la lanzó sobre Polícrito, erró, sin embargo el tiro y alcanzó a su propio hijo Leucipio y lo mató. El cuerpo de Leucipio fue enterrado en los cimientos de las murallas de Tanagra.
Además de los cuerpos de los accidentados, las murallas contienen también los cuerpos de los asesinados.
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