Adrià Wegzryn comiendo calçots
Ha empezado la temporada de los calçots, estas cebolletas tiernas, dulces, jugosas, suaves, deliciosas que se hacen a la brasa, se mojan en una salsa hecha a base de ajos, tomate asado, almendras y avellanas tostadas, aceite, vinagre y ñora.
El calçot con su pringue se engulle sin vergüenza, enfilando el manjar como si fuera la espada que se traga el faquir.
La dosis normal para un comensal sensato, con buen paladar y acostumbrado a utilizar la mente, suele ser de 12 a 15 calçots.
Cada
año se celebran campeonatos de comedores de calçots.
Este año en la Gran Calçotada de Valls el campeón ha sido otra vez, el
barcelonés Adrià Wegzryn que se ha comido 221 calçots, record inferior al de los años pasados. Pensemos que el
campeón de 2010 se comió 3,2 kilogramos en 45 minutos, el campeón de 2011 engulló 350 calçots,
esto son unas
trescientas y pico cebolletas y en 2018, también en 45 minutos, Adrià Wegzryn
se comió 5,8 kg. de calçots, ¡una auténtica proeza!
Ahora estamos en una marca de 211 unidades de cebolleta, ante las más de 300 de los campeonatos anteriores. Está claro que la ingesta de calçots va de baja y esto es preocupante pues, por lo que parece y según dicen los campeones, para engullir tanto calçot
debes hacer un ejercicio mental fuerte
Parece ser que el ejercicio mental va de baja y esto es aún más preocupante.
Te has levantado de buen humor esta mañana,se agradece.Mi record de este año,ha sido cero(por mandato matriarcal),cuando en mis buenos años sin poner mi mente,sólo el estómago, podía llegar a las cuatro docenas.Dejando espacio para las costillas.
ResponderEliminarEn mi pequeño jardín, era el amo y señor de las brasas y la familia e invitados,sabían esperar y comer.Hoy día, no me dejan ni acercarme con la excusa de mi alta presión.
Saludos.
Amigoi Car res, casi siempre me levanto con buen humor, desayuno fuerte y procuro continuar con buen humor.
EliminarEste año no he comido calçots, tampo el año pasado, creo que me tendré que poner en ello. Podría comerme unos 8 o 10, pero sin pasarme.
Salud y buen provecho.
Empiezo por el final.
ResponderEliminarEl ejercicio mental fuerte lo debemos hacer los que intentamos aplicar la lógica, pues entra fuera de ella el ingerir 5 kilos de hierba al estilo hipopótamo en 45 minutos.
Y ahora la segunda parte.
Jamás me han gustado las competiciones. Ni la de comer cebollas alargadas, ni ninguna de las que se ha de poner un reloj o ha de haber una meta para llegar primero.
Y no me gustan porque las competiciones, al final, siempre van contra uno mismo.
PD: Encuentro esto de los calçots, o lo de los caracoles, o lo de comer torrijas o la de ingerir cuanto más pulpo mejor, una auténtica memez.
Aristóteles nos hablaba del término medio. De doce a quince y con su buena salsa. Tampoco extrañaría el acompañamiento de un porrón de vino de Gandesa, que se da muy bien en esa circunstancia.
Salut
Miquel, parece que la bajada del record de comer calçots está en que ha bajado la capacidad de ejercicio mental. Estó debería ser estudiado por un equipo de expertos en psicología de salón.
EliminarLas competiciones de ingerir alimentos deben estar relacionadas con el comportamiento de las bestias hambrientas. Hace años, los legionarios hacían competiciones de comer huevos fritos y al acabar cantaban "Soy el novio de la muerte"
En la mesura y en el término medio como decían Aristóteles y mi admirado Teognis de Megara, allí se encuentra el sentido común y la buena salud.
Abrazos.
Por curiosidad. ¿Qué precio tienen estos calçots? Supongo que si hay fuerte demanda los precios estarán más elevados, ¿no? Sistema es sistema.
ResponderEliminarAmigo Fackel, el precio viene determinado, muy especialmente por la cosecha de la temporada. Evidentemente también por la demanda, que siempre es mucha.
EliminarCreo que un kilo de calçots sin elaborar cuesta, más o menos 5 Euros.
Lo que suelen comer los aficionados a estas cebolletas es la típica calçotada que se compone, según el restaurante pueblerino de lo siguiente:
Calçots (sin límites) a la brasa de sarmientos y acompañados con salsa romesco, carne de cordero, longaniza y butifarra negra, todo a la brasa acompañada con alcachofas, patatas asada y alubias; de postre crema catalana caramelizada y naranja; pan, agua y vino a discreción y cava Brut Nature, café o Infusión. Todo esto ronda por los 45 a 50 Euros.
Hace tiempo que no he ido a una comilona de este tipo.
Saludos
Las consecuencias intestinales de participar en ese concurso deben ser épicas aún teniendo buena salud. Supongo que se cogerán un par de días libres después del evento para "procesar" semejante condumio.
ResponderEliminarEncuentro absurdo llevarlo a esos límites.
Estoy deseando recuperar una cierta movilidad razonable para ir a una cava de Sant Sadurní, a participar en la que cada año hacemos en familia por tradición. Lo que dice Miquel, acompañados de un Gandesa o un Priorato, y una buena compañía y conversación.
Un abrazo.
Amigo Rodericus, supongo que el atracón de cebolletas con su salsa trae sus consecuencias, hay estómagos que aguantan mucho, no hay más que ver el consumo desmedido de hamburguesas y de comida basura.
EliminarAbrazos
Mas que a ingerir calçots con su correspondiente salsa, a lo que temo más es a los churretones que caen desde la barbilla hasta el babero, una vista que me resulta más bien desagradable cuando los ingiere otro tipo que tenga enfrente, entre grandes risotadas. Ese espectáculo tiene algo que me desagrada.
ResponderEliminarPor no hablar de las consecuencias de los copiosos menús con que suelen complementar el asunto los restaurantes y masías dedicadas a ese "tiberi". En efecto, se suele acompañar con"mongetes amb botifarra", cordero a la brasa con alioli, crema catalana y para acabar de ayudar a digerir el asunto, una aromática copita de ratafia con unos carquinyolis. Y si se tercia, un puro (ahora creo que ya no, por lo de las restricciones al tabaco).
Nunca me gustó esa fiesta, aunque sí los calçots, que en casa los sustituyo por modestas cebolletas al horno y una salsa específica para el asunto, que suelo comprar en el supermercado de la esquina.
Un saludo, Francesc, y "bon profit".
Amigo GranUribe, esto de las calçotadas es una actividad comercial, metida entre otras actividades del calendario festivo-gastronómico que se suceden una tras otra: después de las navidades y reyes y antes de carnaval ponemos la calçotada que después vendrá Semana Santa y vacaciones de verano y así, progresando poco a poco.
EliminarLa calçotada es un espectáculo rural muy ordinario, con un menú indigesto que atiborra al más comedido. Hace años que no asisto a una calçotada y, de momento, no tengo ganas de pringarme con salsa de calçots.
Salud
A mi me deja admirada o aterrada ( más bien, lo segundo; ) las barabridades que llegan a hacer algunos por ser " el campeón" de lo que sea. No importa si es de comer, de beber o de descorchar botellas con los dientes jaja el caso es hacer alguna barbaridad. Dicho esto, jamás he provado un calçots, por la pinta parecen puerros delgaditos, si algún día pruebo uno, ya te contaré cuantos puedo comer yo jaja sin preparación mental, que si me preparo mentalmente y empiezo a pensar que tiene pinta de lombriz grande no como ni uno jajaja
ResponderEliminarMuchos besos, mi querido FRANCESC!
Querida María, si no has probado los calçots ya te adelanto que no te has perdido nada bueno, son unas cebolletas bastante insípidas que para “divertirlas” tienen que pringarlas abundantemente con una salsa que luego te embadurna la barbilla y cae sobre el pecho. Por esta razón, se comen protegiéndote con un babero que ya te lo sirven en el propio restaurante. El espectáculo se acompaña con risotadas y es de una ordinariez exagerada que no exige otra preparación que la de hacer gala de una idiotez inconmensurable.
EliminarBesos .