lunes, 6 de febrero de 2023

Con la razón en vilo



 Isidre Manils, sin título, 2013


Blasie Pascal dijo que el corazón tiene razones que la razón no entiende. Pero ocurre también que el corazón se niega a entender cualquier razón que la razón tiene. El corazón no razona.

En medio de razones y emociones, los hombres y mujeres que viven en este mundo se afanan por perpetuar la especie y para el aprovisionamiento del pan. Mientras esto hacen, responden a veces a la llamada de quienes apelan a la emoción individual, desatendiendo el interés y la razón colectiva. Casi siempre estos que reclaman un comportamiento emocional de las masas, proponen un mundo de ilusiones que solo el corazón entiende y la razón impugna. 
 
Un colectivo movido por emociones individuales se comporta como el peor de sus miembros, pues la adición de emociones es exaltación, turbación, inquietud, agitación y temor.

Con la razón en vilo, el corazón turba el conocimiento y el individuo acepta proclamas enardecidas y acaloramientos. Quienes las proclaman hacen de ellas un protocolo de comportamiento colectivo y hablan de utopías que la razón no entiende.

Ahí están los ideales románticos y la poesía mística, y no quedan lejos los sermones dogmáticos y las arengas nazis o de cualquier mequetrefe totalitario que, habitualmente, esconde ansias desmesuradas de poder o intereses económicos que la razón sí entiende y el corazón prefiere ignorar.

La angustia y el desgaste se ponen al servicio de un “no sé qué”, pero que la razón “sí sabe qué” y el corazón exaltado prefiere “no saber qué”. Son razones que el corazón no entiende.

Para admitir las utopías iluminadas, para aceptar la trágala se necesitan grandes dosis de fe o un anhelo irracional de justificación de la fe y su trascendencia.

Más que mover las montañas, lo que hace la fe es erosionar. La fe erosiona montañas, desgasta las moles más compactas sin moverlas de sitio. La fe, que es imperio del corazón, sirve para contemplar el panorama sin hacer preguntas, para ir admitiendo la sinrazón sin decir ni pío. La fe inhibe toda capacidad de crítica, como si de una ensoñación se tratara.

Esta es una de las razones del corazón que la razón no entiende. Yo, por mucho que me empeñe, tampoco las alcanzo a comprender como no consigo comprender el amor de los efebos o la música americana.

Todos tenemos nuestros límites.

16 comentarios:

  1. He leído el escrito un par de veces. La primera rápido; no tanto la segunda. Porque el juego de palabras entre razón y corazón, es, creo, acertado.
    Actuar de corazón no es mal actuar, no lo es, pero tiene el problema de actuar de "impulso" y las cosas hay que razonarlas, sopesarlas y medirlas.
    Cuando escucho algo aproximado a: "Tiene un corazón muy grande, hace un voluntariado en...", lo que pienso de inmediato es que lo que tiene es una forma de razonar clara, puesto que un voluntariado es una palabra que da pie a un compromiso al que después no puedes fallar.
    Por otra parte, pienso que la "fe" es aprovechada por personas que razonan, ya ves, y que pueden sacar beneficio de la misma, tanto en lo tocante a la religíón como en la política, porque es indudable que hay políticos que mueven los hilos de su partido como si de talibanes se tratara.

    Gracias.
    Un abrazo
    salut

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    1. Miquel, la prudencia es buena consejera, hay que evitar los arrebatos, esas cosas que les llaman "impulsos del corazón". Naturalmente que hay unos sentimientos que se atribuyen al corazón y que no son desdeñables, pero hay que razonar antes de dejarse llevar por estos impulsos que muchas veces solo son movimientos apresurados de algunas neuronas.
      Abrazos.

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  2. La fe mueve las montañas del amor.Estoy escuchando rancheras de un tal Javier Solis.
    Saludos

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    1. Amigo Car res, esto de las montañas del amor me hace pensar. Seguramente hay amores monolíticos como geologías graníticas y otros formados por sedimentos arcillosos más o menos deslizantes. Todo en la vida es ondulante como decía Montaigne.
      Hay rancheras que me gustan mucho, no conozco a ese tal Javier Solís.
      Salud.

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  3. ¡Qué bien lo has dicho! Y cómo se aprovechan esos iluminados o totalitarios populistas de las emociones del pueblo que no razona. Abrazos fuertes.

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    1. Querida Myriam, tenemos que tener mucho cuidado y no dejarnos llevar por una emoción súbita, antes de reaccionar -hablar o actuar- hay que pensárselo todo dos veces o dos veces y media y siempre poner en cuarentena los discursos populistas y los demás también.
      Abrazos mil.

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  4. Creo que la emoción y la razón no son excluyentes, o no deberían de serlo. Tal y como lo planteas, tienes toda la razón jaja ¡nunca mejor dicho! Algunas mentes manipuladoras apelan a los instintos primarios de la masa, que ni ve, ni oye, ni entiende y les envenena con utopías inalcanzables, cuando no les pone delante chivos expiatorios contra los que cargar, culpabilizándolos de todos sus males, este sentir primario animal, es lo que imagino tú deploras tanto y yo tb contigo. Otra cosa es la emoción basada en el sentimiento que apela a la sensibilidad interior de los humanos, este tipo de emoción no tiene nada que ver con todos esos sentires exacerbados basados en odios, frustraciones o desilusiones, nada que ver. De hecho, aunque sé que tampoco te gusta nada lo que algunos llaman inteligencia emocional, esta justamente es la que si desarrollamos nos enseña a aprender a gestionar las emociones. Los que lo consiguen viven en armonía, los que no, en continua insatisfacción. Nos guste o no, como humanos que somo, las emociones van dentro de nosotros, se trata d desarrollar las positivas y canalizar las negativas de manera que no aniden en nosotros. Creo que no podemos renegar de nuestra propia naturaleza, lo que debemos es aprender a gestionarla para sacar la mejor versión de nosotros mismos, justo lo contrario de lo q buscan envenenar a la masa con lo peor, para su exclusiva conveniencia. No sé si me he explicado porque todo esto es muy complejo, lo único que sé es que la razón sin emoción nos convierte en robots y eso tampoco es bueno.

    Muchos besos mi querido y racional FRANCÉSC, tú gestionas perfectamente tus emociones, se nota a la legua, dicho si emoción alguna ; )

    PD
    En cuestión de música, intervienen además de la emoción y la razón, el gusto de cada cual…y ya sabes que ahí, hay tantos como colores ; )

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  5. Querida María, los individuos estamos hechos de carne, hueso, vísceras y alguna sustancia neuronal que nos permite pensar, esto dispara el razonamiento y ahí dentro caben las emociones, faltaría más, -las emociones son una de las formas del pensamiento. Algunos saben que por las emociones flaqueamos y ahí, en este punto débil, meten el dedo y el engaño. Apelan a los sentimientos para convencernos de la bondad de cualquier superstición, ideología o cualquier otra mamarrachada, y así engañan más fácilmente. ¡Atención!, tengamos la razón despierta, relativicemos, que ni aquí ni en Lima hay duros a cuatro pesetas y que las libertades de acción y de pensamiento sólo se ganan asumiendo responsabilidades.
    Tampoco nos engañemos con este dibujito psicológico tan bonito de la “inteligencia emocional”. La inteligencia es sólo una, y concentra emociones, razonamientos, memoria, intuición… todo esto va junto, si se incrementa la partida de la “inteligencia emocional” irá en detrimento del pensamiento racional. Una educación que dé preponderancia a la inteligencia emocional nos hará a todos más emocionados y menos racionales (recordemos que una acémila es un ser no racional).
    Los humanos somos razón y emoción que va funcionando como puede, adaptándonos a lo que tenemos delante de nuestros sentidos. Lo hacemos poco a poco, evitando desequilibrios y procurando la armonía.
    Yo creo, María, que te has explicado muy bien, creo que razón y emoción van juntas y, como tú dices, la carencia de emoción nos convertiría en robots, pero no sé decirte si esto sería mejor o peor, te aseguro que delante de ciertos individuos prefiero tratar con una robota.
    En cuestión de música, ahora, en estos momentos, estoy con el Réquiem alemán, donde razón y emoción se deslizan perfectamente.
    Abrazos

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  6. Francesc, tenemos un problema. Hoy ya se sabe que nuestras decisiones dependen más de las emociones que de la razón, entendiendo esta como un proceso reflexivo y crítico. Resulta que un olor, un color, una melodía, nos empuja a realizar actos que creemos libres, pero que no lo son y eso lo aprovecha lo que ahora se denomina neuromárqueting. Somos menos libres y razonables de lo que nos gustaría, y bien lo saben en las campañas políticas y en el uso del lenguaje, donde la manipulación hace de las suyas. Nos queda mucha evolución por delante, en el caso de que sobrevivamos a este mundo desquiciado.
    Abrazos

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    1. Marga, como nos descuidemos, las emociones nos encadenaran, sí, sí, estaremos todos muy emocionados pero incapaces de poner un poquito de razón sobre las decisiones que tomemos.
      Reclamamos una revolución ilustrada, naturalmente renovada, no se trata de una vuelta a los principios de la Ilustración, aquello pasó, pero creo que debemos afrontar la realidad con la racionalidad que hemos podido aprender de aquellos y con lo que el método científico y el criticismo nos han proporcionado.
      Abrazos mil.

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  7. Mira, Francesc, ahora mismo estoy escuchando a una "progresista". Presto atención a como modula su discurso, pues no da una respuesta, sino que hace una arenga. Ahí veo como manipula a los suyos. Las respuestas han de ser sopesadas, pausadas, que den tiempo a la reflexión contraria, con un todo de voz anti-lerrouxista, para entendernos. Esta señora habla comiéndose las palabras, no dejando pensar al "rival", acentuando los finales para darles más encono, y lo que se me ha dado por llamar "esdrujuleando los contenidos", que es ni más ni menos, que entonar las frases aseverándolas, dándoles magnitud de certeza y decirlas como si de una verdad irrefutable se tratara, dejando al contendiente por mentiroso.
    Todo esto viene al caso porque acabo de leer a Marga y lo del neuromárqueting.
    Le doy toda la razón.
    Salut ¡

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    1. Amic Miquel, escuchar a estos charlatanes es perder el tiempo y ponerse de mal humor. Hacen profesión del engaño, sólo se preocupan de la parrafada que tienen que soltar para embaucarnos. Yo también comparto la opinión de Marga.
      Un fuerte abrazo

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  8. Y un problema que se convierte en arma peligrosa: cuando la emoción se viste de razón que se impone.

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    1. Amigo Pedro, la emoción está sobrevalorada y lo peor es que lo esté desde las instituciones. Cuando la emoción ocupa espacios de la razón, el problema está servido.

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  9. La Razón iluminó el mundo el Espíritu lo mueve. Ambos son necesarios no excluyentes. Otra cosa son los predicadores que a falta de Razón y de Espíritu solo buscan el aplauso fácil. El corazón solo es un pedazo de carne, una bomba que no alberga más que un poderoso músculo alimentado por el Espíritu o lo que sea lo que le dio el impulso primigenio.
    Nunca me gustaron las multitudes, ni los predicadores.
    Un saludo.

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    1. Está claro que razón y emoción no son excluyentes, pero yo desconfío cuando se da una especial preponderancia a la última en detrimento de la primera y esto es lo que está pasando.
      Las multitudes son algo peligroso su comportamiento suele ser irracional.
      Saludos.

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