El
límite de los olivos es preciso y rotundo, al otro lado guisan con manteca y este
lado utilizamos el aceite de oliva.
A
este lado, con trampas y engaños, vamos evolucionando tan mal como lo hacen los
del otro lado.
Estos
árboles de troncos retorcidos, que parecen condensar la mala baba cósmica, me
ocultan el mundo de la mantequilla, aquel que convinimos en llamar “bárbaro”,
un mundo cercano donde se escuchan las Partitas de Johann Sebastian Bach y en el que la
ética se hizo sinfonía.
A
este lado están mis poetas, la 'terribilità' del Buonarroti y la perfección de
Dodecaneso. Aquí encuentro la única evolución que puedo comprender, la que empezó
en las aguas de sal exaltada.
A orillas de este mar tan nuestro entono el mea culpa, a sabiendas que más allá del
límite de los olivos hay unas porcelanas delicadas y unos calígrafos que
utilizan pinceles de distintos grosores.
A
este lado levanto la copa intacta de Horacio y con Dante puedo llegar a
imaginar una alta fantasía donde el amor mueve el sol y las otras estrellas.
Más
allá, me espera la princesa de Tarabulus, que desde la torre del castillo agita
su pañuelo y me saluda, mientras yo, aquí, siento el mármol frío de la Victoria
de Samotracia.
Ay bendito, cómo se expanden esas metáforas!
ResponderEliminarAl corazón de la flor llega el pico del zumbador...y con su lengua sorbe el néctar que ella posee en su interior.
Qué es hacer el amor,j sino un poema que de una orilla se dirige a otra...
Paciente, la victoria llega cuando tiene que llegar.
Saludo
Ay bendito, cómo se expanden esas metáforas!
ResponderEliminarAl corazón de la flor llega el pico del zumbador...y con su lengua sorbe el néctar que ella posee en su interior.
Qué es hacer el amor, sino un poema que de una orilla se dirige a otra...
Paciente, la victoria llega cuando tiene que llegar.
Saludo
Querida Andri, muy buena metáfora, te felicito.
EliminarNo podríamos entender el mundo sin la dualidad.
Saludos
Todas las culturas tienen su aporte. La de la manteca con su racionalidad y la del aceite de oliva con su improvisación. No dejamos por eso, de ser latinos. El Mediterráneo llega con sus sales más lejos de los que nos pensamos.
ResponderEliminarUn abrazo
Sí, Miquel, de todos debemos aprender, son culturas diferentes y ninguna está por encima de otra. Aceite, manteca o lo que convenga.
EliminarHay tópicos en el Mediterráneo y en las tierras del norte, nos cuelgan el sambenito de la irracionalidad mediterránea y no puedo sino que ruborizarme, la luz de este mar antiguo ha iluminado obras tan racionales como las de Miguel Ángel, Leonardo, Dante o Leopardi, Velázquez o Falla. Tampoco son tan apolíneos nuestros vecinos del norte, por aquellas tierras frías nació el romanticismo arrebatado de Schumann o Liszt. En fin, en todas partes cuecen habas ya sea con aceite o con mantequilla.
Salud, salud y salud.
Nosotros somos los otros de aquellos.
ResponderEliminarSí, amigo mío, las fronteras son lineas trazadas con la espada. Algunos aún se empeñan en mantener esta irracionalidad de las líneas fronterizas.
EliminarAbrazos
Me maravilla tu exposición de fondo sesudo, con forma poética.
ResponderEliminarTe recomiendo "El mundo clásico. La epopeya de Grecia y Roma", de Robien Lane Fox. Todavía nos queda mucho por leer, es decir, por articular interpretaciones en nuestro magín frente a la barbarie más bárbara: la ignorancia y la intolerancia.
Por cierto, malos tiempos para el aceite de oliva español. Los aranceles del siniestro presidente USA producen caídas en las exportaciones. Claro que acaso descubrimos el aceite portugués o el tunecino y nos maravillamos por las trampas de la vida económica.
Salud de lunes, fuerza.
Gracias, Fackel, celebro que te haya gustado.
EliminarEn efecto, nos queda mucho por leer. Sobre el mundo clásico encontramos una bibliografía muy extensa, he leído algunos ensayos verdaderamente notables. Es conveniente acudir a aquellos textos, indispensables para zafarnos de tanta zafiedad mediática.
En el norte de África se producen buenos aceites, un comerciante importador y exportador de aceites me comentó que le mejor aceite que había probado era uno de un valle de Argelia del que no recuerdo el nombre.
Saludos
Comparto el brindis con Horacio y Dante. Soñar nos ayuda a evadirnos de esta ingrata realidad que nos envuelve últimamente con tintes un tanto oscuros...
ResponderEliminarUn abrazo
Amigo Luis Antonio, en este blog, ya hace algunos años propuse levantar la copa y brindar con Horacio, propuse un brindis virtual. Creo que deberíamos repetirlo.
Eliminarhttp://francesccornado.blogspot.com/2010/10/brindis.html
Saludos