Sitzende Frau mit gebeugtem
Knie (1917)
Egon Schiele
Johannes Brahms (1833-1897)
fue un romántico empedernido, un buen sinfonista que tardó, sin embargo, quince
años en componer su primera sinfonía.
Mientras tanto iba
componiendo música de cámara. Son magníficos sus tríos para piano, violín y
violonchelo.
Creo que Albert Schweitzer
dijo que la música de cámara de Brahms gusta a las mujeres propensas a la
melancolía.
Esto parece confirmarse
cuando Elisabet von Herzogenberg dice que cuando ejecuta el Trío nº 1 lo interpreta
“transida de deliquio”
jamás había escuchado la expresión de “transida de deliquio”, pero suena algo así como a melancolía trascendental.
ResponderEliminarsalut
Miquel, la pianista Elisabet von Herzogenberg se desvanece después de dejar el teclado, queda transida.
EliminarSalud
Qué pocos se acuerdan de Schweitzer, un personaje que merece ser rescatado.
ResponderEliminarEn cuanto a Brahms, cuando escucho sus Danzas húngaras me entra sueño.
No conozco mucho, de este compositor y gran músico: pero si me quedó un grato recuerdo; aunque no era creyente la música religiosa la bordaba.-Se hizo en su momento: un homenaje a un compañero ya fallecido(músico) : en el Paraninfo de la Universidad y entre las obras que se le dedicaron se ofreció un Requiem de este ilustre músico alemán ;una maravilla.-Es que lo bien hecho nunca muere...ademas de ser un deleite para todos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Querida Bertha. J.Brahms compuso Ein Deutsches Requiem -Un Réquiem alemán-
EliminarCreo que Brahms fue un “plasta” genial, que su música es íntimamente siniestra y extraordinariamente sublime y que su romanticismo es profundo.
Esta es la obra más importante de Brahms. Se basa en una selección de textos procedentes de la Biblia luterana y algunos textos apócrifos. El compositor selecciona los textos más severos y taciturnos y sobre ellos compone una partitura con imponentes fugas que paradójicamente dibujan un ambiente íntimo, sublimado y penetrante.
La profundidad y enaltecimiento de la intimidad los apreciamos de forma especial en el solo de soprano del quinto movimiento y en el vals del cuarto movimiento.
Brahms consideró que este Réquiem había de proporcionar bienestar al hombre afligido que vive sobre la tierra, esto era para él más importante que cantar a la inmortalidad de las almas que ya no están en la tierra. Cabe decir que Brahms confesó que no le importaría cambiar el título de la obra y llamarla “Un Réquiem humano” en vez de “Un Réquiem alemán”.
Salud
Es muy probable, jajaja, la entiendo perfectamente. :D
ResponderEliminarQuerida Gemma, nos tendremos que solidarizar con Elisabet von Herzogenberg para acompañarla en su tránsito, aunque coincidamos con Albert Schweitzer.
EliminarUn abrazo