lunes, 6 de diciembre de 2010
Mutilaciones
Sentiste su frío con el primer llanto,
la presencia del metal que con asepsia
cortaba el vínculo materno y dibujaba
el desastre anatómico inicial.
Preámbulo de posteriores mutilaciones.
Y ahora, a menudo, contemplas, por los caminos del valle,
las risas burlonas de los afiladores
que se mezclan con el roce de la piedra abrasiva.
Cuchillos que te cortan el hilo de oro
que te une a las estrellas danzantes.
Sí,
y cuchillos que amputan extremidades
para que, con justeza,
puedas pasar por el aro
con los muñones recientes.
Sí,
y si es necesario te seccionan la lengua
porque la encuentran más afilada
que el filo de sus herramientas
de envidia y dominio.
Y después de dar tus miembros
al muladar, te calmaran con paliativos,
con paños calientes atenuantes y curar,
eso sí,
las llagas con el fruto del rusco.
Bajo el dolor mirarás el cielo
buscando la zarabanda de las estrellas
y, en los miembros ausentes,
notarás las patas hirientes
de los escarabajos negros
que escarban las cicatrices.
Como el fauno del manantial, el mundo mutilado
es el de tus mutilaciones y mis mutilaciones,
el del jardín desolado
y el de los besos apócrifos.
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Qué prolífica mente, Francesc, y qué lúgubre visión, tanto la tuya como la de la imagen con que te adornas. Espero que, esta vez, yerres, aunque sólo es un deseo sin basamento ni fuste...
ResponderEliminarUn abrazo.
Ojalá, Javier, que errara, pero pasan los días y la fiesta en el corralillo es siempre la misma, dolor y perfeccionamiento de la barbarie.
ResponderEliminarLe echamos, sin embargo, unas pequeñas dosis de buen humor y de ironía como profilácticos para prevenir el infarto.
Salud
Avui he descobert el vostre blog, i el vostre poema m'ha fet pensar:
ResponderEliminar-Quants de nosaltres arribarem sense una ferida, sense una mutilació, a l'última mutilació, a la mutilació definitiva?
Qui camina tota una vida tenint cura de no ferir-se, pot ser que no arrisqui ni una sola engruna de vida i que camini el seu camí amagat com un estruç, sota les seves pròpies ales. Cada ferida ens ajuda a adonar-nos de que el món no és el que ens pensàvem quan érem petits o uns adolescents que somiàvem un món millor. El món, segueix el seu propi camí que en moltes ocasions no és el nostre. El que ens fa mal és aquesta desincronització. Per més que ens vulguem protegir, ja ho crec que en un moment o altre ens arriba el torn i aquells afiladors (per atzar o per devoció i preparats des de sempre)... ens troben.
M. Pilar Martínez
Una fuerza increíble domina tus versos, la misma fuerza destructora que nos taladra el alma y nos amputa los miembros, cuando nos sentamos a contemplar las cicatrices, el mundo sigue girando a nuestro alrededor, y va mutilado como nosotros mismos.
ResponderEliminarQué dolor de muñones traspasados y de risas que avalan a sus mutiladores. El alivio si no es la mirada lejana es difícil o inexistente.
Querido Francesc, tu fuerza es incomensurable, única, tan genuina como el dolor de los miembros seccionados, fantasmas buscándose otra vez.
Increíble, señor Cornadó, mi enhorabuena por su buen hacer literario y su talante humano.
Un abrazo.
M. Pilar, et dono la benvinguda i agraeixo el teu comentari. Anem passant i anem deixan bocins de nosaltres mateixos en cada un dels actes i responsabilitats que ens toca viure, en una mort en petites dosis i cada ferida, com tu dius, fa que coneguem més tot això, a vegades no ens hagués estat millor no coneixer-lo.
ResponderEliminar"E la nave va..."
Salud
Gracias, Elena, tus palabras son exageradas. Celebro que te haya gustado el poema; ahora va la reflexión del afilador que me complazco en dedicártela.
ResponderEliminarSalud