Escondida bajo la túnica
blanca como un sepulcro
verás, por poco que observes,
el arma afilada del vecino
que, como herramienta de envidia,
se dispone a la carnicería
y por encima de la vestimenta
elegante y cívica, una sonrisa de fariseo
pronunciará palabras falsas
con cortesía de tiña negra.
Entonces, los hermanos de la congregación,
con garras de lobo escurridizo,
te allanarán la senda
y harán bajo tus pies
un pavimento de cristales rotos
que se clavarán en tu destino.
lunes, 13 de diciembre de 2010
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Predicción que a veces no se equivoca lo más mínimo.
ResponderEliminarSaludos
Sí, Isabel, coincido contigo. hay que estar ojo avizor.
ResponderEliminarSalud
muy certero. me recuerda a la rochefoucauld, y a lo de "homo homini lupus est". hay que estar ojo avizor... incluso ante el espejo.
ResponderEliminarun placer y un saludo, sincero.
Está claro, Kynikos, que el hombre es un lobo para el hombre y además siempre dispuesto al acecho.
ResponderEliminarSalud