jueves, 19 de diciembre de 2024

Alexander Scriabin

Alexander Scriabin. 

Caricatura realizada por Neale Osborne


Siempre he creído que debemos disociar la obra artística del carácter y de la moral del artista. Encontramos a lo largo de la historia del arte a grandes artistas que en lo personal fueron maniáticos, unos desequilibrados, unos esotéricos y otros, unos auténticos crápulas. Algunos fueron asesinos, otros fueron ladrones o pendencieros que nos han legado una obra magnífica.

En el caso de Alexander Scriabin (1872-1915), conocí su música antes de conocer su biografía. Encontraba su obra pesada, repleta de compases desalentadores, una música que presenta una languidez sin sentido. Había escuchado su interminable serie de Preludios y en ellos sólo encontraba extravagancias que me resultaban desagradables. Escuchando este panorama perturbado no podía comprender al compositor Francisco Guerrero cuando me decía que los preludios de Scriabin le gustaban, a Francisco le interesaba el álgebra y el equilibrio. ¡Qué raro es todo!

Busqué algún aliciente más en Scriabin, pero nada me complacía, definitivamente me dije: no me gusta la música de Alexander Scriabin.

Acudí a su biografía y entonces la cosa se complicó. Scriabin era un esotérico, seguía la teosofía de Madame Blavatsky. Scriabin consideraba que su destino personal era aportar al mundo una luz nueva.

Hacía referencias a Kandinsky. El músico decía que los colores convergen. Parece ser que tenía una percepción sinestésica; puede ser, esto a mí se me escapa, no sé nada ni opino sobre la sinestesia.

Me desagradó la música de Scriabin antes de conocer su personalidad. Yo creo que toda su obra es el reflejo de unas ideas marcadamente supersticiosas y esto se nota en cada compás y, seguramente, esta debe ser la razón de mi rechazo de su música.

Detallo unas opiniones personales sobre algunas obras de Alexander Scriabin.


Poema del éxtasis

Llamado también Poème orgiaque. Hay quien dice que es una música erótica, algunos opinan que es un "deseo lánguido". La obra tiene unos veinte minutos de duración, en el que suenan unos instrumentos de viento madera y las cuerdas de una manera obstinada y con un esfuerzo ascendente la trompeta llama a la "Victoria".

El Poème fue compuesto en 1908. era entonces un tiempo desquiciado, eran años de vértigo como los ha calificado Philipp Blom.

Scriabin pretendía crear un Mysterium, una especie de happening de una semana de duración al pie del Himalaya que afectaría a todos los sentidos y provocaría el fin del mundo en el que todos morirían en un estado de solemne beatitud.

Cuando Rimski-Korsakov escuchó en París el "Poema del éxtasis" comentó en voz alta: Este compositor, cada vez está más cerca del manicomio, ¿no creéis?


Preludios

Son 90 piezas diminutas, dispersas, compuestas a lo largo de veintiséis años (1888-1914). En estos preludios podemos encontrar ensoñaciones, pesadillas, visiones maníacas de febril intensidad, sonoridades vaporosas que se condensan formando unos distintos tipos de neurosis. Cabe recordar que en aquellos "años de vértigo" se hablaba mucho de neurastenia y en su tratamiento se esmeraron sabios como Freud. Algunos llegaron a decir que eso de la neurastenia era cosa de "pijos".

Sinfonía nº 3

Según Scriabin, esta sinfonía sería la primera proclamación de mi nueva doctrina. La subtituló "El poema divino". Esta fue su última sinfonía -es de 1905- después vino un par de poemas sinfónicos: "Il Poema dell'estasi" (1908) y "Prométhée, Le Poème du Feu" (1910).

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