La imagen que he puesto es un dibujo que hice al principio de mi adolescencia, entonces me gustaba el modernismo. Los versos son de Jacint Verdaguer.
Luego vinieron años de matemáticas, me gustaba principalmente el cálculo infinitesimal, el análisis matemático -el Demidovich- y vinieron horas y horas de dibujo de los órdenes clásicos, mucho tiempo dibujando molduras del dórico, del toscano, del jónico y muchas láminas al carboncillo de modelos de estatuas.
Siempre buscando el equilibrio de las formas, la proporción y la composición.
La música jugó un papel importante mientras me cuestionaba la curva y la contra-curva del modernismo. También me cuestioné Verdaguer, el gran poeta del pueblo o ¿de un pueblo?
El "coup de fuet" me parecía un arrebato romántico y Bach y Couperin, iban substituyendo a Liszt, a Chopin y a Berlioz -músico que consideraba horrible y hoy aún me parece más horrible.
Leía Nietzsche y aquello me removía el entendimiento, mientras asistía a las clases de Rubert de Ventós, de mi admiradísimo Eugenio Trías y de Arnau Puig que me lo hacía cuestionar todo.
Leía a los moralistas franceses y los autores de la Ilustración y no podía con los románticos. El modernismo iba decayendo y mi mente se liberaba de la curva y la contra-curva.
Nunca me plateé quien pagaba los delirios nacionalistas del modernismo, nunca, pero las formas evanescentes de aquel estilo tardo romántico me empalagaban.
Continuaba con Tannhäusser y Lohengrin pero me molestaba la trompetería escandalosa y me refugiaba en el silencio del cálculo y en Frederic Mompou.
Las formas clásicas, Dante, el quattrocento, Miguel Ángel, Rafaello, Ingres y Jacques-Louis David y, más tarde, el racionalismo arquitectónico llenaban el espacio y el tiempo y muchos de mis dibujos de inspiración modernista fueron a parar a la papelera. Tengo tendencia a tirar muchos papeles.
https://francesccornado.blogspot.com/2012/03/mis-preferencias-sobre-wagner.html
Pero ese dibujo lo guardaste, quizás entre las hojas de algún libro de texto, que de vez en cuando ojeas y te traen recuerdos de juventud.
ResponderEliminarSaludos
Car res, he tirado muchos dibujos, pero no lo he tirado todo, alguno ha quedado, normalmente me he ido desprendiendo de los más grandes, este, en concreto, había quedado en una cajita de lata.
EliminarSaludos.
Ahora entiendo
ResponderEliminarque seas
arquitecto, el
que es de
ciencias , no
es raro que
lo sea , por
cierto, hablas
francés? , un
saludo.
Amigo Orlando, estudié arquitectura con gran interés, he practicado la profesión como arquitecto autónomo durante muchos años y, a pesar de las grandes responsabilidades, siempre me ha gustado mi trabajo. Pasan los años y después de la práctica profesional, la arquitectura no te abandona nunca.
EliminarNo hablo francés. En el colegio estudié inglés, era uno de los pocos que, en aquel tiempo, habíamos elegido la lengua de Shakespeare.
Los versos que acompañan el dibujo están escritos en el catalán anterior a la normativa actual, son versos escritos por mosén Jacint Verdaguer, era un eclesiástico raro y un gran poeta.
Saludos.
Vamos cambiando, el tiempo, los años, nos hacen ver las cosas de otra forma. Vamos cambiando incluso en la firma, donde todo se hace más esquemático.
ResponderEliminarTambién me gustaba el Modernismo, pero al final me ha acabado empalagando.
Hoy la pureza de líneas, lo simple, lo menos recargado.
Los clásicos siguen siendo los clásicos, por supuesto, pero me dacanto por lo simple y menos dogmático.
También soy de tirar cosas.
Salut
Sí, Miquel, cambian los tiempos y nosotros cambiamos a remolque del paso de los años.
EliminarEl Modernismo tiene un repertorio formal impresionante, parece que vaya a acabarse nunca, pero con tanta curva y contracurva, el espacio parece desvanecerse. Como tú dices, empalaga.
Cuando juzgo el modernismo, procuro hacerlo siempre desde el punto de vista formal y estructural, procuro huir de consideraciones políticas y sociales, yo de esas cosas sé muy poco.
Abrazos