Escenografía. Josep Mestres Cabanes (1898-1990)
El paganismo nórdico que vemos representado en las óperas
de Richard Wagner es, a mi modo de ver, un pretexto romántico.
Sobre una mitología de unos dioses que tenían el corazón
de bronce y empuñaban un martillo, Wagner compone una música extraordinaria.
Digo, sin embargo, que antes me gustaba mucho la obra de Richard Wagner y ahora
cada vez me gusta menos, aunque reconozco que aquel músico teutón fue un genio.
No voy a juzgar al personaje, dejo aparte sus
extravagancias, obsesiones y consideraciones políticas e ideológicas, escucho a
menudo alguna de sus óperas (me gustan Tannhausser y Siegfried, más que Parsifal
y Tristán e Isolda) y me centro en ese paganismo nórdico imaginado que
encandilaba a la burguesía del Modernisme
y también, al pequeño burgués medianamente acomodado.
Aquel paraíso de robles, el Læraðr, el Valhala y las
valquirias, son una disposición del espíritu, propia de los habitantes de los
países fríos, que sentados delante del hogar encendido dan vueltas a su imaginación y convierten
aquella disposición en una ilusión. Pura fantasía que los artistas románticos
supieron plasmar en sus obras.
Aquí, en las tierras pobres, donde crece el olivo, a
orillas de este mar nuestro tan clásico y tan luminoso es difícil imaginar las
brumas de los bosques y de los cuerpos que transportan un corazón de bronce.
Aquí la música es menos estridente, como las sicilianas a media voz o incluso puede ser callada y con tonos menores. Los cuerpos se perfeccionan en los mármoles y los poemas se hacen al caminar. Diríamos que preferimos una “mala vida” confortable sin estridencias psicológicas.
Como bien describes, todo encaja. A países fríos, músicas fuertes y filósofos pétreos.
ResponderEliminarA países de temperaturas más dóciles, las músicas y la filosofía es más templada, menos... ¿Se puede decir dogmática?
Salut
sí, Miquel, me gusta mucho esto que dices referido a los filósofos pétreos. Añadamos también lo de las comidas avinagradas propias de los países nórdicos.
EliminarSalud
De ahí que
Eliminarla iglesia les
incluyera
cuernos en
sus cascos,
los
verdaderos
no los llevaban,
y no eran tan
anchos .
Sí, Orlando, además los cuernos también los usaban como instrumento musical o de llamada.
EliminarSí, Orlando, además los cuernos también los usaban como instrumento musical o de llamada.
EliminarOtra cosa , vox
ResponderEliminarquiere terminar
con las regiones,
alguien sabe
explicar cómo
sería España
entonces?
Los partidos hablan mucho, unos quieren terminar con todo y lo único que pretenden es acumular privilegios y hacernos la vida imposible.
EliminarSaludos
No sé el porqué, pero en cuanto oigo su música, me viene a la mente los campos de exterminio.
ResponderEliminarYa ni léo, ni escucho música clásica,los boleros es lo mio,dulces y empalagosos ,me recuerdan mis años juveniles en la Pergola de Barcelona.
Saludos
Amigo Car res, siempre intento desligar la obra de arte del comportamiento o ideología del artista. Wagner, como persona, no es santo de mi devoción, pero ante el comienzo de Lohengrin me rindo a su arte y considero que Tannhäuser y la Tetralogía son monumentos del arte occidental. Sin embargo, debo decir que ahora la música de Wagner me gusta menos que antes, los tiempos cambian y nosotros cambiamos con ellos.
EliminarSaludos
No soy muy de ópera, pero me suele gustar escuchar las barrocas del tipo "La serva padrona" de Pergolesi, las oberturas de Haendel y alguna de Mozart, sobre todo "La flauta mágica". Ahí me quedo. Luego, Verdi. No he ido nunca al Liceo y, por tanto, no he podido comprobar "in situ" el wagnerismo que me parece que hay por estos pagos. Tampoco he escuchado en disco ninguna de sus óperas, aunque sí algunos de sus preludios y oberturas, como el de la obra que citas (Lohengrin), que me gusta mucho, con esa especie de melodía infinita. ¡Ah!, detesto "La cabalgata de las valkirias", que me pone muy nervioso y me recuerda a una película sobre la guerra de Vietnam: "Apocalipsis Now", con el épico vuelo del escuadrón de helicópteros orquestado por esa música (a los vietnamitas de la película, también les crispaba, porque los americanos se la ponían a todo volumen con unos potentes altavoces insertos en el fuselaje de los helicópteros, para sacarlos de quicio).
ResponderEliminarSaludos.
Amigo GranUribe, en mi adolescencia ya me aficioné a la ópera. Excepto en dos años de confinamiento por la pandemia he seguido todas las temporadas del Liceu. Me gusta la ópera, la emoción de la voz humana y el espectáculo lírico. Me molestan muchas representaciones en las que la escenografía o la vanidad del escenógrafo se superpone a la partitura original, en muchos casos llegando a modificar el argumento y algunos pasajes musicales. Este es el caso de la “Incoronazione di Popea” de Monteverdi que actualmente se está representando en el Liceu.
EliminarYo creo que el número de wagnerianos en Barcelona se ha reducido.
Saludos.