Medio
adormilado. Después de comer, el café no ha hecho el efecto excitante que
deseaba. Sentado en el sofá una cabezadita tras otra me conducen a un sueño
plácido.
No
me gusta la siesta, quedarme dormido después de comer me provoca mal humor. Los
brazos de Morfeo me abrazan dulcemente y mis párpados pesan. Enfrente, los
visillos del balcón se mueven suavemente, ondulan ingrávidos. El viento mueve
la tela. Es agradable. Un dulce descanso reparador.
De repente, molesto, un hilo sonoro. Conocido. Delgado. Inquietante. Siento que se aproxima rápidamente. Es un mosquito impertinente. Me excita más que el café. Es más poderoso que los brazos de Morfeo. Me despierta. Irreflexivamente muevo las extremidades para ahuyentar a la bestia. Parece que marcha, que el mosquito se va.
De repente, molesto, un hilo sonoro. Conocido. Delgado. Inquietante. Siento que se aproxima rápidamente. Es un mosquito impertinente. Me excita más que el café. Es más poderoso que los brazos de Morfeo. Me despierta. Irreflexivamente muevo las extremidades para ahuyentar a la bestia. Parece que marcha, que el mosquito se va.
¡Qué
somnoliento descanso! Morfeo dulce. Los párpados pesan otra vez. Vuelve el
sueño.
La
placidez se interrumpe. El sonido agudo y fino se aproxima de nuevo a mi oreja.
¡Zancudo maldito!
Los
visillos se mueven y el viento no es suficiente para alejar al insecto. El
sonido de su aleteo, me inquieta, me produce angustia. (Aristófanes se preguntaba si el zumbido de los mosquitos lo producían con la boca, con las alas o con el ano).
Doy con los pies en el suelo, muevo los brazos, estoy completamente despierto. El sonido es penetrante, se clava con punzante agudeza en mi tímpano. Desagradabilísimo. La única nota que emite la bestia se va y vuelve una y otra vez. Ahora parece que lo ahuyento con el movimiento compulsivo de mis brazos. Se ha detenido. Reposo. Ya no voy a dormirme, definitivamente me he desvelado, el mosquito ha hecho un efecto mucho más excitante que un Bleau Mountain de Jamaica bien cargado.
Ahora, sin sueño, hundido en el sillón siento por unos instantes la calma esperada.
Tengo la suerte que en donde vivo,los vencejos,aviones y golondrinas(cada uno volando en su nivel),hacen su trabajo diario de tarde y al amanecer.No es suficiente y más de un tigre entra,la solución repelentes,no hay otra.
ResponderEliminarSaludos
Tienes suerte, amigo Car res, los mosquitos son insidiosos. Los pajaritos son aliados perfectos.
EliminarSalud
jajajaja...efectivo al 100%.
ResponderEliminarOstras y ahora son más zumbones que antes, no se si es porque son de una nueva raza, con alas más grandes, pero se escuchan a metros vista.
Un abrazote ¡
Miquel el "bleau mountain Jamaica" es una delicia, unos sorbitos de este café ya nos aseguran unos momentos de bienestar, luego viene el maldito mosquito a perturbarnos, ¡uf! es terrible, parece que estemos predestinados a apechugar con las malas noticias y con las bestias que nos chupan la sangre.
EliminarSalud
Me suelen atacar de noche, en la cama, más que a la luz del día. Recuerdo una vez que estábamos en el parador de Albacete, un lugar en el que solíamos pasar unos días cada verano. El caso es que al irnos a dormir observamos que en el techo había algo así como cien mosquitos aparcados, esperando ilusionados el momento oportuno para chuparnos la sangre. Empecé a darles golpazos con una toalla, subido en la cama, hasta que comprendí que era una batalla perdida, sin el más mínimo futuro. Tampoco era cosa de dejar el techo de la habitación plagado de cadáveres. Fue entonces cuando se me ocurrió abrir de par en par la puerta de la terraza y encender su luz, apagando la de la habitación. El éxito fue espectacular, porque empezaron a desfilar en procesión hacia fuera, como helicópteros, y en tres minutos no quedaba ni una dentro. Claro que... de día no se puede utilizar este truco.
ResponderEliminarSaludos.
Fue buena solución abrir la ventana, supongo que los murciélagos se comieron muchos de aquellos mosquitos.
EliminarSaludos
Soy una gran amante del café y he buscado en la red el Jamaican Blue Mountain, interesante, parece ser que es de tueste ligero, el que más me gusta.
ResponderEliminarLo del molesto mosquito es algo con lo que a veces hay que lidiar. Es bastante peor que una mosca ya que sabes que en cualquier momento te da su beso dañino, o unos cuantos si está por la labor. Por lo que leo, su terca amenaza ha sido mucho más excitante que el café y no me extraña, su zumbido es bastante amenazante.
Buena jornada, besos!!
Querida Ana, si tienes la oportunidad, no dejes de tomar un Blue Mountain, es buenísimo. Este café se encuentra con bastante facilidad en las cafeterías.
EliminarLos mosquitos son terribles, su zumbido es insoportable.
Fuerte abrazo.
Pues tengo en cuenta tu recomendación, abrazo!!
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