Espiral con manchas.
Cerámica.
Gaston Memoli
Los muros de la ciudad son húmedos, el aire se ha hecho pesado y en esta noche se vislumbran antorchas lejanas. La muralla de imponentes sillares es impenetrable. A extramuros, el joven guerrero yace muerto, pues el tirano no ha permitido que su cuerpo entrara en la ciudad. Antígona se sobresalta con horror, por segunda vez profiere un grito pavoroso ante el cuerpo inerte de Polinices. Sabe que Creonte espera su sumisión incondicional. El dolor impide pensar a Antígona, ahora solo llora desesperadamente ante el cuerpo sin vida de su hermano querido.
Las aves de la noche dibujan círculos concéntricos.
A pesar de la prohibición decretada por Creonte de enterrar a Polinices, so pena de severos castigos, Antígona pedirá a Ismene que le preste su ayuda para hacerlo, está convencida de que su hermana, desafiando el castigo, accederá, pues, se trata del cuerpo de su hermano.
En esta noche tan negra, Polinices parece el centro del mundo y de la ley. En esta noche tan lóbrega, Antígona desobedece la ley oponiéndose al tirano.
Creonte domina con mano de hierro las leyes de los hombres, pero Antígona, desafiándolas, obedece la ley no escrita, el código eterno de su corazón.
Al amanecer, la que fue báculo de Edipo, la hija del rey ciego, la joven fuerte que ahora llora bajo la noche inmensa, hablará a los sabios. Está decidida a enfrentarse a Creonte. A todos pedirá la complicidad civil para seguir los designios de su corazón y poder, así, dar sepultura a Polinices.
-¿Sabes, Antígona, que te enfrentas a las leyes de la ciudad?
-Quiero a mi hermano.
-El amor de una jovencita no puede resquebrajar la ley.
-Respetaré la ley. Tiraré un puñado de polvo encima de Polinices y cumpliré mi ley.
El alba es más oscura que la noche. El latido de las alas de los buitres retumba en la cabeza de Antígona, las aves carroñeras no se atreven a acercarse al cuerpo del héroe. Sola, Antígona, atiende a la razón sagrada que le fue inculcada por sus progenitores. Larga saga de reyes.
-No te atreverás a enterrar tu hermano
-Lo haré yo sola, frente a todos
-Te juegas la vida. Creonte lo ha dictaminado así y cumplirá la ley
-Yo cumpliré mi ley. Ya lo he dicho.
-Cha,
cha, cha, cha, cha.
-Sí urraca, sí. Muertos, leyes y murallas; antiguas venganzas y maldiciones y una chica joven llorando ante el cadáver de su hermano que ha muerto a espada, asesinado por su otro hermano.
-Sí urraca, sí. Muertos, leyes y murallas; antiguas venganzas y maldiciones y una chica joven llorando ante el cadáver de su hermano que ha muerto a espada, asesinado por su otro hermano.
La espiral de la tragedia la maldición del padre. Al final arrastró varias sagas.Tríste encargo...(honor,amor,orgullo, y, poder)
ResponderEliminarEs para reflexionar un poco acerca del exceso de ambición: el todo por el todo...
Saludos Francesc.
Sí Bertha, un exceso de ambición que conduce a un camino sin salida.
EliminarGracias por tus comentarios.
Salud
qué bien!
ResponderEliminarme gustó 'empila' como decimos acá
salut amic
Gracias Omar, es un fragmento de mi libro "El caminante y la urraca". Celebro que te guste.
EliminarSalud
Es un libro que he tenido que leer dos veces...y tendré que volver a releer ¡¡ salut
ResponderEliminarMiquel, eres un amigo generoso. ¡leerlo dos veces!
EliminarSalud
En esta tragedia, "brillan por su ausencia los destellos del no-lugar", la imposibilidad del túmulo para Polinices, y la lucha dramática de Antígona, son imágenes de fuertes matices, querido Francesc, sensoriales, históricos...un texto magnífico, admirablemente bien espigado en los gestos, como una escena teatral. Y emocionante.
ResponderEliminarSalud
Manuel Marcos
Manuel amigo. El túmulo es la heterotropía, es el no-lugar, en este caso el túmuno no existe y Antígona siente la ausencia y en su corazón se instala el "NO-no.lugar".
EliminarLos clásicos dan motivo a mucha reflexión. El libro "El caminante y la urraca" es una pregunta cosntante sobre el por qué de las fronteras.
Salud
Me ha venido a la memoria, como ráfaga fresca fuese, la Antígona, (teatro leído) en mis tiempos mozos.
ResponderEliminarEntonces, la tragedia nos sublimaba.
Hoy, en el reposo, persiste la obra maestra, imponente.
(Es que las fronteras son lo que son justamente porque siempre las delimitan 'porqués'. Cuando no existan argumentos, desaparecerán divisorias, seguro)
Disfruto en esta blog.
Un abrazo, Francesc
Los clásicos, amiga PiliMªPilar, siempre son vigentes.
EliminarTengo poca esperanza, cuando alguien elimina una frontera empieza creando otra nueva. El límite es una linea aciaga que se han trazado sobre los mapas con tinta de sangre y sobre los terrenos con punta de espada.
Salud
Bellas y profundas palabras que pueden tocar las fibras como si fuesen música... El todo no lo conozco; pero ya lo conoceré...
ResponderEliminarFelicidades miles
Amigo Kuto, la voz indignada de Antígona suena todavía hoy.
EliminarSalud