domingo, 13 de octubre de 2024

La ninfa del Arno

 

Escenografía para la ópera Benvenuto Cellini de Hector Berlioz. Representación del Semperoper de Dresde 11-7-2024


Hechiza a los visitantes. 

Desde su trono de camelias sumergido en las aguas, la ninfa del Arno contempla la suave ladera de San Miniato al Monte -geometría de mármoles blancos y serpentina verde.

La ninfa del Arno conoce el secreto del corredoio de Vasari, por donde pasaba Cosme y asistía a los oficios. Sabe de las pendencias de Benvenuto Cellini, que aseguraba haber matado con su arcabuz al mismísimo Condestable de Borbón.

La ninfa del Arno canta con voz muy suave. Canta canciones calladas que, aun así, llegaron a los oídos de Stendhal. El francés se mareó y esto a la ninfa le importó muy poco. Le repugna el espectáculo de los mortales. La ninfa considera que el síndrome de Stendhal es una operación de marqueting.

La ninfa sabe, que su río, el Arno, es hijo de Océano y Tetis y sabe que no existe el océano de Florencia donde vive la inexistente Arnina.

La piedra serena siempre está fría. Hace frío en Florencia. 

18 comentarios:

  1. Francesc:
    ¡seguro que no hay nada que se les escape a las ninfas! ¡Menudas son ellas!
    ¿Estos montajes tan parafernálicos pueden desviar la atención de la música?
    Salu2.

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    1. Amigo Dyhego, las ninfas siempre están atentas y, como las musas, casi siempre callan. Su silencio es elocuente.
      Supongo que te refieres a la imagen que he puesto de este artilugio escénico que he puesto, Muchas veces estos artefactos molestan.
      Salud.

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  2. Florencia es uno de los lugares más hermosos que he visitado, la piedra puede ser fría pero enciende el alma. Siempre, cuando veo algo que me emociona (no llego al Síndrome de Stendhal), pienso en las personas que lo hicieron, ¿que les motivaría?, ¿cómo se pago?, ¿que herramientas utilizaron?. Quizas es que soy materialista, pero después de las sensaciones siempre me viene a la cabeza el pragmatismo.
    Un saludo

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    1. Amigo D.F. He estado muchas veces en Florencia y siempre he pasado frío en aquella ciudad que tanto me gusta y donde he visto las mejores obras de arte de la civilización europea.
      Yo también soy un materialista, lo repito muchas veces y verás que en el lateral de mi blog tengo un lema que dice "materialismo, vulgaridad y técnica"
      Salud

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  3. Escribía Shendhal: «Había llegado a ese punto de emoción en el que se encuentran las sensaciones celestes dadas por las Bellas Artes y los sentimientos apasionados. Saliendo de Santa Croce, me latía el corazón, la vida estaba agotada en mí, andaba con miedo a caerme».

    Bueno, quizá sea marqueting eso del "Síndrome", porque dudo que a alguien le haya pasado nunca eso, ni siquiera al propio Stendhal. A mí, desde luego que no, aunque reconozco que la única vez que estuve en Florencia pude llegar a sentir algo similar, y no fue precisamente saliendo de la Santa Croce sino llegando a la vecina capilla Pazzi. O también en la plaza del hospital de los Inocentes o, por supuesto, con Il Cupolone. Y es que Bruneleschi es mucho Bruneleschi.

    También he sentido algún latido cordial extra paseando junto al Arno. Por cierto, no es que me la robaran, no exactamente, es que me olvidé una cámara Olympus en el pretil del río, me despisté un momento (ad)mirando en la distancia el Pont Vecchio y el corredor vasariano y al minuto siguiente ya había volado. Tal vez surgiera rauda de su trono de camelias la ninfa para amargarme la fiesta y castigarme por guiri, quién sabe. Tonto de mí, eso es todo. El caso es que ahora me da miedo volver y encontrarme una ciudad ya demasiado masificada, muy diferente a la que recuerdo. Supongo que tú sueles ir en invierno y las piedras están frías y la ciudad más vacía, porque lo que es en agosto...

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    1. Amigo Gran Uribe, siempre me ha parecido que eso del síndrome de Stendhal es una pura operación de marqueting.
      Ciertamente, el cúmulo de sensaciones que provoca la belleza, provoca una alteración, cuando esto ocurre yo creo que es aconsejable tomarse un limoncello o un helado, tomarse un buen rato de calma y ver como todo va pasando de una manera más o menos vulgar.
      Aunque muy buena la iglesia de la Santa Croce, yo también prefiero la Capella Pazzi, el hospital de los Inocentes y desde luego Santa Maria dei Fiore y después de Brunelleschi, me acercaré a San Miniato al Monte y sobre todo, sobre todo, pasaré un buen rato contemplado la escalera más bonita del mundo, la gran maravila de la Laurenziana.
      Parece que hay cámaras fotográficas que vuelan sobre el Arno. Quizá volando, volando, entró en el corredoio.

      Siempre he pasado frío en Florencia y he estado en todas las estaciones del año.
      Salud.

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  4. Transgresor,
    si que es .

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    1. Amigo Orlando supongo que te refieres a la imagen que he puesto. Veo que últimamente los escenógrafos se toman la transgresión como un juego, muchas veces sin contenido.
      Salud

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  5. ¡Quien estuviera a la orilla del Arno! El mundo reducido a ese instante de belleza, en un atardecer florentino de luz rosada

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    1. ¡Ay, Marga, quien estuviera! Florencia, para ir una y otra vez y contemplar el suave cauce del Arno y la sombra leve del Ponte Vecchio sobre las aguas.
      Abrazos.

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  6. Sabe tantas cosas la ninfa que debería preguntarse, también, cómo es que las sabe.

    Saludos,
    J.

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    1. Amigo José A. yo creo que la ninfa del Arno tiene la ciencia infusa, como corresponde a las ninfas y a las musas. Desde su trono de camelias observa la belleza de Florencia y esto ya le infunde toda la sabiduría. La ninfa sabe mirar y así se entera de todo.
      Saludos

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  7. He estado en varias ocasiones, y siempre en el mismo hotelito, al pie del Arno, muy próximo al puente. Es, creo, la ciudad más bella de las bellas.
    PD: Ahora todo se ha hecho imposible y el volver a ir ya ni lo presumo.
    Salut

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    1. Miquel, Florencia es una ciudad para volver.
      La última vez que fui, no hace mucho, todo estaba muy lleno pero se podía pasear con bastante comodidad. Por una extraña razón o casualidad, que un día te contaré, se me facilitó la entrada a los museos con mucha facilidad y con una preferencia especial. Esto también me pasó en Roma.
      Salud.

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  8. El síndrome de Stendhal ha desaparecido, al menos en las grandes capitales con gran monumentalidad cuantitativa y cualitativa. Ya hay numerus clausus para visitar museos por ejemplo y la masa agobia como masa pero impide que nos agobiemos con el arte. Ya hace muchos años ibas a visitar el Louvre y no te dejaban parar ni dos minutos en una sala (aquel allez, allez de los conserjes se me estragó) Así que demos por bueno lo que hayamos visto en el pasado y no nos desasoseguemos con las dificultades para acceder con tranquilidad y tiempo, a lo Stendhal, al presente. Pero es que incluso en lugares que hace treinta años, por ejemplo, o menos, se podía acceder con tranquilidad aquí en España (pienso en Santo Domingo de Silos o en Leyre o cualquier otro lugar que apenas lo conocíamos cuatro) ahora te encuentras mogollón de personal, sobre todo en verano.

    Una anécdota ligera. Yo la única ninfa que conocí junto al Arno (por supuesto a distancia) fue a la actriz Asia Argento porque su padre rodaba una película a las puertas de los Uffizi en la que ella actuaba. Curiosamente el título del filme era "El síndrome de Stendhal". Y casi todas las ninfas hoy día son turistas, pero no tienen encanto. Las ninfas del Arno saben esconderse ante la masa.

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    1. Amigo Fackel, la masificación lo estropea todo, además hay un fomento de la masificación que da asco.
      Salud

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    1. Amigo Pedro, siempre he tenido frío en Florencia, debe ser por los almohadillados de piedra serena de las fachadas de los palacios.
      Saludos

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