No me gusta como Sebald Beham trata a la Geometría, ella es la diosa que todo lo mide, la que nos indica cuales son las proporciones del arte y de la naturaleza.
La morbidez de los cuerpos de Beham no es ni suave ni delicada sino más bien malsana. El buril del artista se retozaba con la provocación.
Sebald Beham (1500-1550) era un grabador de miniaturas que andaba casi siempre enfurruñado. Conocía los grabados de Durero pero no quería saber nada de la Geometría, prefería el desequilibrio, los cuerpos con lorzas y las adiposidades.
Sus conciudadanos no lo aceptaban, fue expulsado de su ciudad acusado de hereje, lo cual es irrelevante y no significa nada que tenga que ver con su arte. Las creencias personales de los artistas no son sustancia estética. También Platón quería expulsar a los poetas de la ciudad y ahora podemos encontrar poetas hasta en los semáforos.
Muchas de las imágenes de Sebald Beham presentan unas desproporciones especialmente notables: cabezas grandes, músculos prominentes, pliegues de grasa, etc.
Beham era consciente de su debilidad en cuanto al desconocimiento de las proporciones. Yo creo que esta es la clave de su animadversión por la geometría.
Beham quiso escribir algo sobre las proporciones de los cuerpos, me parece que tomó como modelo el cuerpo del caballo o del centauro sin preguntarse si el ombligo de cuerpo mitológico está en la parte humana o si está en la parte caballar.
Sus libros sobre las proporciones fueron considerados un plagio, algo que a mi entender también es irrelevante y no significa nada, pues todo lo que viene después del capitel dórico es un plagio.
Fue un artista muy prolífico, produjo numerosas placas grabadas a buril, xilografías y aguafuertes.
Hizo grabados con imágenes de la muerte, escenas del Antiguo Testamento, escenas eróticas, ángeles caídos, secreciones lácteas casi imperceptibles...
Beham aborrecía a la diosa que todo lo mide y esto sí que es relevante.
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